La emblemática catedral de Notre Dame se convirtió en escenario de un especial y poco frecuente suceso: uno de los carpinteros que participó de su reconstrucción obtuvo un permiso especial y se casó allí con su pareja. Luego de que el histórico monumento de París reabriera las puertas de sus torres al público en septiembre de este año tras el incendio que lo devastó hace seis años, la catedral no está habilitada para el uso de los habitantes.
Según consignó el medio local Le Parisien, Martin Lorentz, carpintero que participó en el proyecto de restauración del ícono francés, consiguió una inusual autorización y la ceremonia fue consagrada por el arzobispo de París, el monseñor Laurent Ulrich.
El evento, que tuvo lugar el pasado sábado 25 de octubre en la catedral que vio pasar a reyes y otros emperadores a lo largo de su historia, contó con la participación de alrededor de 500 invitados, principalmente artesanos que también trabajaron en la restauración del edificio.
“Jade y Martin, bienvenidos a esta catedral. Martin, la conocés bien. La conocen desde arriba, ahora están abajo”, les dio la bienvenida el monseñor Olivier Ribadeau Dumas, rector y arcipreste de Notre Dame. “El día más hermoso de nuestra vida. Quiero compartir mi amor, nuestro amor, con todo el mundo, con todos los que lo necesiten. Solo quiero decir que este es el mejor día de mi vida. No creo que pueda decir nada más”, dijo, por otro lado, Lorentz después de la boda.
El carpintero recién casado es uno entre los aproximadamente 2000 trabajadores y 250 empresas que, desde toda Francia, trabajaron para restaurar la catedral desde el gran incendio en cinco años y medio. Sus compañeros estuvieron presentes en la boda, formaron una guardia de honor para él y alzaron sus hachas al salir los novios.
El trabajo de Lorentz durante la restauración consistió básicamente en cortar con un hacha las vigas de la estructura: todas estas piezas de madera tuvieron que ser manejadas con dimensiones precisas y utilizando técnicas ancestrales que datan de hace 800 años.
A partir de septiembre de este año volvió a ser posible para el público subir a lo alto de las torres de Notre Dame, que fueron totalmente restauradas tras el incendio que devastó la catedral. El recorrido por las torres, inaugurado por el presidente Emmanuel Macron, marcó la reapertura definitiva de todos los espacios de la Gran Dama de París tras el devastador incendio del 15 de abril de 2019.
La reapertura generó gran expectación, con más de ocho millones de visitantes desde diciembre pasado y convirtiéndola así en el monumento más visitado de Francia. “La reapertura de las torres de Notre Dame de París y la inauguración del nuevo recorrido turístico son un momento impactante y profundamente conmovedor, y motivo de gran alegría”, afirmó Marie Lavandier, presidenta del Centro de Monumentos Nacionales (CMN), responsable del diseño del nuevo recorrido.
El recorrido de unos 45 minutos ofrece una experiencia en las zonas normalmente más inaccesibles de Notre Dame. Para subir a las torres se requiere buena condición física y no es recomendable para personas con problemas cardíacos, personas con vértigo, mujeres embarazadas ni niños pequeños. El recorrido, sin ascensor ni baños, consta de 424 escalones y pasajes especialmente estrechos (de hasta 45 centímetros).
En Francia, la reapertura de las torres de Notre Dame fue muy esperada. Ahora, conseguir entradas para subir a las torres es más complicado que visitar la catedral en sí, porque se fijó un límite de 400.000 visitantes al año, mientras que cada día entran en el edificio gótico unas 30.000 personas. Debido a la alta demanda, las reservas solo se pueden realizar de forma online.