ROMA.- Los activistas de la Global Sumud Flotilla que fueron interceptados por el Ejército de Israel en aguas internacionales cuando intentaban llegar a la Franja Gaza denunciaron al regresar a sus países que recibieron abusos y humillaciones a manos de los guardias israelíes. El ministerio israelí de Relaciones Exteriores, en tanto, dijo que son “alegaciones ridículas y sin fundamento”.
Aproximadamente 450 activistas fueron detenidos cuando las fuerzas israelíes interceptaron a la flota de 42 barcos que buscaba romper el bloqueo naval de Israel a Gaza y entregar una cantidad simbólica de ayuda al territorio que enfrenta una crisis de hambre. Los detenidos -entre los que se encontraba la activista climática sueca Greta Thunberg– fueron llevados a Israel entre el miércoles y el viernes; algunos pudieron regresar y muchos todavía permanecen en prisión.
El periodista italiano Saverio Tommasi dijo que los soldados israelíes retuvieron medicamentos y trataron a los prisioneros “como monos”. “Esto se llama tortura; una negación de los derechos humanos, incluso los más básicos”, afirmó a su regreso al aeropuerto Fiumicino de Roma el sábado por la noche y añadió: “Se llevaron las medicinas de todos: personas con enfermedades cardíacas, asma, incluso un hombre de 86 años… Le quitaron su inhalador”.
Entre los detenidos también se encontraban el nieto de Nelson Mandela, Mandla Mandela, y varios legisladores europeos. Tommasi dijo que Thunberg fue señalada por las fuerzas israelíes después de ser arrestada.
“También vimos a Greta Thunberg en el puerto, en ese caso con los brazos atados y una bandera israelí junto a ella, solo una burla”, comentó y subrayó: “Digamos que la burla fue parte de la violencia verbal y psicológica que siempre llevaron a cabo, para degradar, ridiculizar y reírse en situaciones donde no hay nada de qué reírse”.
Otro periodista italiano, Lorenzo Da Agostino, dijo que fueron despertados repetidamente durante las dos noches que pasaron detenidos. También fueron “intimidados por perros y soldados” que apuntaban con las miras láser de sus armas a los prisioneros para asustarlos. “Sentí que estaba siendo retenido por una organización terrorista”, expresó al llegar al aeropuerto de Estambul, en donde también denunció que todas sus pertenencias y dinero habían sido “robados por los israelíes”.
En esta misma línea, el activista Paolo De Montis describió haber estado “hacinado en una furgoneta carcelaria” durante horas “con las manos atadas”. “Estrés constante y humillación”, describió la situación y detalló: “No se te permitía mirarlos a la cara, siempre tenías que mantener la cabeza baja y, cuando levanté la vista, un hombre… Vino y me sacudió y me dio una palmada en la parte trasera de la cabeza”.
Por su parte, en un comunicado, el ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, dijo que estaba “orgulloso” de la forma en que el personal se comportó en la prisión de Ketziot, una instalación en el desierto del Negev en donde fueron enviados los activistas de la flotilla.
“Estoy orgulloso de que tratemos a los ‘activistas de la flotilla’ como partidarios del terrorismo. Cualquiera que apoye el terrorismo es un terrorista y merece las condiciones de los terroristas”, afirmó y redobló: “Si alguno de ellos pensó que vendría aquí y recibiría una alfombra roja y trompetas, se equivocó. Deberían sentir bien las condiciones en la prisión de Ketziot y pensarlo dos veces antes de acercarse a Israel de nuevo”.
Mientras tanto, el Ministerio israelí de Exteriores dijo que las afirmaciones de maltrato eran “mentiras descaradas”. En un comunicado publicado en la cuenta oficial de la red social X, el ministerio dijo que todos los derechos legales de los detenidos habían sido “plenamente respetados”, y agregó que Thunberg no se había quejado ante las autoridades israelíes de las “acusaciones ridículas y sin fundamento, porque nunca ocurrieron”.
“Curiosamente, la propia Greta y otros detenidos se negaron a acelerar su deportación e insistieron en prolongar su estancia bajo custodia”, marcó.
Sin embargo, la detención de la flotilla y sus activistas generó manifestaciones a gran escala en ciudades de todo el mundo. La misma ocurrió mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, negociaba una nueva iniciativa de paz en Gaza, que incluía un alto el fuego propuesto y una orden a Israel para que dejara de bombardear la Franja.
Agencias AP y Europa Press