
ROMA.- Aunque tiene su estilo y se pone la muceta roja -algo que hizo que los sectores más conservadores intentaran adueñarse de su figura, contrastándola con su predecesor-, el papa León XIV volvió a demostrar este jueves que sigue la huella del papa Francisco.
En su primer encuentro con Movimientos Populares -que viajaron a Roma para su Quinto Encuentro Internacional y para su peregrinación jubilar-, les manifestó con fuerza el mismo respaldo. Les aseguró que son “el antídoto” contra la indiferencia, volvió a llamarlos “poetas sociales” y reiteró que las tres T, “tierra, techo y trabajo” son “derechos sagrados”.
“Hace más de diez años, aquí en el Vaticano, el papa Francisco les dijo que habían venido a plantar una bandera. ¿Qué es lo que proclamaba? ‘Tierra, techo y trabajo’. Era una ‘cosa nueva’ para la Iglesia, ¡y era algo bueno! Haciéndome eco de los pedidos de Francisco, hoy reafirmo: la tierra, el techo y el trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar.Quiero que me oigan, que me escuchen decir: ‘¡Estoy con ustedes! ¡Estoy con ustedes!’, aseguró, desatando un mar de aplausos y euforia en el Aula Pablo VI, colmada por un colectivo que logró ser visibilizado y entrar al Vaticano gracias al papa Francisco.
En su discurso León, el primer papa estadounidense, pero también peruano -ya que fue allí misionero y obispo-, denunció el aumento de la injusticia social, así como los “daños colaterales” causados por las nuevas tecnologías, el cambio climático, el trato inhumano a los migrantes y la proliferación de drogas.
Ante 1500 personas de 30 países -representantes de pobres organizados, cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, trabajadores de barrios y villas-, León evocó su paso por Perú, donde pudo conocer esa realidad y “una Iglesia que acompaña a las personas en sus dolores, en sus alegrías, en sus luchas y en sus esperanzas”. “Esto constituye un antídoto contra la indiferencia estructural que se está propagando y que ignora el drama de los pueblos despojados, robados, saqueados y condenados a la pobreza”, advirtió.
Siguiendo el legado de Francisco, León recordó la importancia de las periferias y que “mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema”, señaló.
En el auditorio lo escuchaba una delegación de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), con Alejandro Gramajo, su secretario, Sergio Sánchez, cartonero amigo de Francisco, Norma Morales y Johana Duarte, secretarias; el obispo Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y el padre Carlos “Charly” Olivero, coordinador de la red de comunidades organizadas y de la pastoral social de adicciones.
Estuvo ausente con aviso el abogado Juan Grabois (candidato a diputado por Fuerza Patria en las inminentes elecciones legislativas) que, después de diez años, decidió dejar de ser el coordinador de estos encuentros y pasarle el testimonio al sacerdote italiano Mattia Ferrari, que se dedica al rescate de migrantes. Grabois, de todos modos, sigue siendo miembro del Dicasterio para el Desarrollo Humano e Integral, el “ministerio social” del Vaticano que encabeza el cardenal checo-canadiense Michael Czerny, que por supuesto estuvo en la audiencia.
León evocó al papa León XIII -por quien eligió su nombre-, que escribió la encíclica Rerum Novarum a finales del siglo XIX, durante la revolución industrial, poniendo el foco principal “en la situación de los pobres y oprimidos de la época”.Entonces puntualizó que si bien en ese documento no aparecen las palabras “desempleo” o “exclusión” -ya que en aquella época los problemas se referían más bien a la mejora de las condiciones laborales-, “hoy en día, la exclusión se ha convertido en el nuevo rostro de la injusticia social”,lamentó. “La brecha entre una pequeña minoría, el 1% de la población, y la gran mayoría se ha ampliado de manera dramática”, criticó.
“Al igual que mi predecesor Francisco, creo que los caminos justos parten desde abajo y desde la periferia hacia el centro”, también dijo, al resaltar, finalmente, que las “numerosas y creativas iniciativas” de los movimientos populares “pueden transformarse en nuevas políticas públicas y derechos sociales”.“Su búsqueda es legítima y necesaria”, concluyó.
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