Claudia Sheinbaum encabezó el lunes por la noche su primer acto del grito de independencia de México, que es quizás uno de los eventos patrios más concurridos y cargados de simbolismo político en el país.
El acto rememora la madrugada en que el prócer más central de la historia del país, Miguel Hidalgo y Costilla, subió al campanario de una iglesia y llamó a los pobladores a levantarse en armas en contra de los españoles.
Es la primera vez que una mujer lo dirige en la historia —lo que significa más de 200 años— y la presidenta, una científica, lo utilizó de manera expresa para remarcar la impronta que busca instalar durante su administración. Las palabras, la vestimenta y los silencios son todos orquestados para enviar un mensaje.
Su discurso se centró en dar protagonismo a los grupos más marginados y castigados de la historia mexicana: mujeres, indígenas y migrantes.
Además de los convencionales, en su arenga incluyó a varias de las mujeres próceres de la historia de México —Leona Vicario, Josefa Ortiz Téllez-Girón, Gertrudis Bocanegra— así como “las heroínas anónimas”, “las mujeres indígenas” y “las hermanas y hermanos migrantes”.
Este discurso atravesó los mayores retos que esta administración enfrenta: la violencia, la pobreza, la desigualdad y la tensa relación con el gobierno de Donald Trump.
El Zócalo de la Ciudad de México se llenó por completo. Antes de que el evento se consumara, tanto seguidores como opositores consultados por LA NACION lo vaticinaban. Según cifras oficiales, hubo una asistencia de alrededor de 280.000 personas, que es la capacidad de aquella plaza. Sin embargo, esto no necesariamente es un indicador de la temperatura política, ya que, al menos en las últimas cuatro administraciones, durante los respectivos primeros actos de independencia, esta plaza estaba repleta.
A pesar de esto, según la analista política argentina radicada en México Celeste Tossolini, el acto ayer reafirmó la gravitación política que Sheinbaum ha construido durante su primer año de mandato. Sin duda alguna ella es una de las personas más poderosas y una de las figuras más populares en la historia del país.
Pocas veces un presidente había concentrado tanto poder en los ejecutivos provinciales y en el Congreso. Morena, el partido oficialista, controla 24 de las 32 provincias, al menos 279 escaños de 500 en diputados y 66 de 128 en senadores.
Además, una reciente encuesta elaborada por la consultora Enkoll estimó que un 79% de los consultados aprueba su gestión, mientras que un 18% la desaprueba. Esto, a pesar de la polémica reforma judicial que dictó la elección de 2681 cargos de jueces y magistrados nacionales y locales, y las críticas tanto de la izquierda como de la derecha política, y de la difícil tarea de mitigar la violencia impulsada por el crimen organizado. Una que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador acumuló 206.724 homicidios, según cifras oficiales.
Las voces críticas al gobierno ponen en cuestión el peso del poder de Sheinbaum frente a la figura de su predecesor y referente político, López Obrador, que dejó el cargo en octubre del año pasado. Desde la oposición, y para ciudadanos de distinto color político consultados, la sombra del expresidente sigue opacándola. Sin embargo, para Tossolini hay cuatro momentos que marcaron la construcción de un poder que se separa de la figura del expresidente.
“La primera demostración de gran poder fue la cantidad de votos en la elección. Supera incluso a Andrés Manuel López Obrador”, retrató la analista. Durante las elecciones de 2018 López Obrador obtuvo el 53,2% de los votos, mientras que Sheinbaum acumuló 59,8% en 2024. A esto, la analista política le suma un punto clave en la construcción de poder de la presidenta: la desaparición de su predecesor de la vida pública.
“AMLO apareció solo una vez desde que terminó su mandato y fue para votar por los jueces”, describió Tossolini. A diferencia del caso argentino, en el que el traspaso del poder ha generado internas dentro del peronismo, para la analista esta estrategia ayudó a consolidar a la figura de Sheinbaum y apaciguó las tensiones internas dentro de Morena.
“En una entrevista le preguntan a AMLO cuál era la diferencia entre él y la doctora. Él dijo que ella sabe inglés. Esto te da una pauta muy importante. AMLO es muy populista y muy del pueblo, viajó muy poco fuera de México. Claudia ya ha viajado mucho a Brasil, a Centroamérica, a Estados Unidos… y la política exterior es fundamental para ella”, añadió.
Uno de los momentos que más significación ha tenido para mostrar el estilo político de la presidenta de México ha sido la relación con Donald Trump. “Todos pensaban que iba a ser la variable que derrumbaría el poder, pero ahora, Claudia logró tener menores aranceles que Brasil”, explicó Tossolini. Sin embargo, esta es solo una fotografía. Un análisis publicado a principios del mes por The New York Times pone a la presidenta en una posición compleja ante la presión de la Casa Blanca para intensificar su política contra el crimen organizado. Si bien Sheinbaum ha logrado correr exitosamente de la dinámica de sometimiento o confrontación a la que Trump acostumbra entablar, la situación pone tensiones en la frontera y en la soberanía del país. Y lo más grave es que la violencia no da luces de menguar, al menos en este momento.
“Desde que encarcelaron al Mayo Zambada [Capo narco del Cártel de Sinaloa] y lo enviaron a Estados Unidos, Sinaloa está en llamas, así también Guerrero y Chiapas, esta última no tenía la dinámica de violencia que se ve en el país”, retrató Pamela Pineda, historiadora de la Universidad Nacional Autónoma de México. Si bien no hay estadísticas comparables durante 2025, el año pasado se vivió un repunte de la violencia en el país, después de tres años de descenso. El año pasado se registraron 25,6 muertes violentas cada 100.000 habitantes por año, mientras que en 2023 fueron 24, aunque el máximo histórico, en 2018, fue de 29, según datos oficiales.
Tossolini explicó que la estrategia de Sheinbaum ha sido más confrontativa que la de su predecesor. “Está basado en cuatro ejes: atención a las causas como la pobreza, consolidación de la Guardia Nacional bajo la órbita de Defensa, fortalecimiento de la inteligencia y de las instituciones”, detalló. Aún es difícil determinar la efectividad de su plan, aunque surgen dudas desde la sociedad de que logre resolverlo. Cabe señalar que según la encuesta de popularidad de Enkoll, el 46% de las personas consultadas ven a la inseguridad como el principal reto de esta administración.
El último momento que destacó Tossolini fue la reforma electoral, una que con un 13% de participación fue una decepción. “Sin embargo, el Gobierno rápidamente usa una narrativa que dice que participó más gente de la que votó por la oposición. Y se propone un candidato a la corte a una persona de los pueblos originarios”, comentó la analista, que se refiere a Hugo Aguilar Ortiz, presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Este proceso fue cuestionado internacionalmente por el riesgo que supone para los poderes republicanos, y para las voces críticas en el país, el triunfo de Aguilar Ortíz parece más una victoria en términos de construcción política. Tossolini reconoció que es un experimento que podría “salir mal”, pero que la base judicial previa necesitaba un cambio. Para ella, estos cuatro sucesos confluyeron en la consolidación del poder de Sheinbaum, uno que ayer quedó en evidencia durante el acto de independencia de México en el que por primera vez una científica dio “el grito” en el balcón presidencial.