El domingo pasado se produjeron dos hechos. El resultado de la elección de legisladores provinciales, en la provincia de Buenos Aires, y el consecuente discurso del presidente de la Nación.
Que Fuerza Patria haya aventajado a La Libertad Avanza por 13,6 puntos porcentuales fue una novedad. Calificación importante porque las novedades o, si se prefiere, las sorpresas, son las que modifican las decisiones, tanto públicas como privadas.
El otro hecho, una vez conocidos los guarismos, fue el discurso pronunciado por Javier Gerardo Milei. El Presidente, a eso de las 22 y de manera nítida, dijo dos cosas: que desde el punto de vista político él y su equipo habían metido la pata de manera grosera, y que el rumbo económico no se modifica.
Todo esto, en medio de un enloquecedor ritmo radial y televisivo, donde se sumaron pases de facturas, explicaciones de lo más diversas, descalificaciones absolutas, así como recomendaciones de acción inmediata, como la de oxigenar ya mismo al gabinete nacional, echar a personas muy próximas al Presidente, conjeturas sobre quién presidirá la Argentina a partir de 2027, etcétera.
En mis análisis privilegio la perspectiva de los procesos decisorios. ¿Qué tiene que hacer el Presidente en estas circunstancias? Lo que anunció el domingo pasado: repensar su accionar político con vistas a la elección legislativa nacional del próximo 26 de octubre. ¿Qué no debe hacer? Efectuar declaraciones, aclaraciones, etcétera, que para lo único que podrían servir es para darle más materia prima a los medios de comunicación.
En el plano económico, “los mercados” exigen atención inmediata. El lunes pasado vendieron los desesperados, desobedeciendo la máxima de Alfred Marshall, según la cual hay que poner la cabeza fría al servicio del corazón caliente. Es lógico que, a la luz del resultado del domingo pasado, el Poder Ejecutivo Nacional tenga que seguir utilizando la lógica de los bomberos. Con todos los contratiempos que ello implica.
Más de medio siglo de experiencia, frente a casos como el que estamos viviendo desde el domingo pasado, me llevan a tomar distancia, particularmente de los diagnósticos extremos. La vida se juega día a día, no elección a elección, año a año, o cosas por el estilo. Concéntrese en los hechos, ignore las conjeturas y préstele atención a su realidad, que en la enorme mayoría de los casos, con eso tenemos suficiente.