CÓRDOBA.- “Es paradójico que el presidente Milei, habiendo hecho su campaña hablando de ‘dolarización’ -que implica el grado máximo de libertad para el movimiento de capitales y apertura financiera-, haya permitido que el manejo monetario, financiero y cambiario siguiera valiéndose de los controles e intervenciones casuísticas y discrecionales que durante 21 años -de 2002 a 2023, excepto durante 2016 y 2017- condujeron a la alta inflación y a la desorganización completa de la economía. Esto es lo que debería cambiar».
Así arranca el exministro Domingo Cavallo su análisis económico mensual publicado hoy. Después de plantear que las reformas estructurales son necesarias insistió en que llevarán tiempo, en cambio, subrayó que “la que no puede demorarse, so pena de que se reintroduzca la inflación, o se entre en una larga recesión, es la reforma monetaria, financiera y cambiaria que asegure convertibilidad del peso y permita funcionar, sin sobresaltos regulatorios, a un sistema de intermediación financiera y mercado local de capitales con tasas reales de interés que no superen la tasa de crecimiento de la economía».
En su última publicación en su página oficial, el exministro fue más duro en la evaluación de las medidas tomadas por la administración libertaria. Apoyó, como lo viene haciendo, la reducción del déficit y la necesidad de avanzar en las reformas impositiva y laboral, pero sostuvo que el mayor problema es que “no está definido cuál es el sistema monetario, financiero y cambiario del país».
En un tramo afirmó que, a pesar de las “extravagantes tasas de interés de mercado y la insistente prédica del Gobierno” de que el precio del dólar tendría que estar cerca del piso de la banda, “la tendencia del tipo de cambio es acercarse al techo de la banda y la expectativa del mercado es que superará al techo a fines de 2025. Todo esto con el Banco Central vendiendo cobertura cambiaria en el mercado de futuros».
Cavallo, tomando parte del discurso oficialista, señaló que el “empeoramiento” de los últimos meses “no puede atribuirse solamente al riesgo ‘kuka’ ni a las embestidas de la oposición en el Congreso, sino también a imprevisiones e improvisaciones del equipo económico».
A partir de ese punto indicó que las “imprevisiones” vienen desde el diseño mismo de la estrategia de desinflación. “No digo ‘plan de estabilización’ porque no lo hubo, y era imposible lanzarlo de manera creíble si previamente no se acumulaban suficientes reservas propias como para respaldar los pasivos en pesos del Banco Central”, aclaró, y agregó que la principal imprevisión fue “no utilizar el año 2024 para acumular reservas propias a través de un superávit de balanza de pagos y la emisión de pesos para comprar esas reservas como única forma de crear liquidez en pesos».
Agregó después que las improvisaciones “más dañinas ocurrieron desde el reemplazo de las Leliq por las LEFI, el pretendido reemplazo de las LEFI por letras del Tesoro y el uso y abuso de los encajes bancarios para obligar a los bancos a financiar al Tesoro a costa de la contracción drástica del crédito bancario al sector privado y un aumento extravagante de las tasas reales de interés”.
Para Cavallo, las disposiciones más importantes que debería contener la nueva legislación monetaria, financiera y cambiaria son prohibir la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal de la Nación, de las provincias y de los municipios; permitir sólo la emisión monetaria para compra de reservas y para operaciones de mercado abierto en mercados secundarios de títulos públicos, y declarar la libre convertibilidad del peso y prohibir los controles de cambio.
También permitir la intermediación financiera en dólares -y cualquier otra moneda convertible- en las mismas condiciones aplicables al peso convertible; establecer que los bancos podrán recibir depósitos en cualquier moneda convertible y podrán prestar esos fondos guardando un encaje que establecerá el Banco Central y que el financiamiento al sector privado originado en los depósitos pueda ser para saldos de tarjetas de crédito, préstamos personales, hipotecas y préstamos a empresas pequeñas y medianas.
En lo que hace a financiamiento para inversión, o capital de trabajo de grandes empresas, entiende que se deberá proveer a través de instrumentos del mercado de capitales, induciendo a que los depositantes a plazo fijo de gran magnitud opten por cuota partes de fondos de inversión administrados por los mismos bancos.
Sobre el Banco Central indicó que, además de manejar los encajes bancarios, “podrá llevar a cabo operaciones de mercado abierto en los mercados secundarios, tanto con títulos en pesos como con títulos en dólares», y agregó que estas “serán las herramientas de política monetaria con la que podrá controlar la expansión del crédito en pesos y en dólares”.
“El tipo de cambio se debería determinar libremente en el mercado. El Banco Central podría intervenir para comprar reservas según un plan preanunciado y, en circunstancias excepcionales, vender reservas. Sin embargo, las ventas de reservas deberían ser únicamente un complemento a las acciones estabilizadoras del tipo de cambio, basadas en el manejo de los encajes bancarios, preferentemente marginales, y las operaciones de mercado abierto», definió el exministro.