La historia del automovilismo que pudo ser apenas un recuerdo, pero se convirtió en un ícono moderno de la Fórmula 1

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Ubicado en la bucólica localidad de Spielberg, en la región austriaca de Estiria, el actual Red Bull Ring guarda bajo su asfalto más de seis décadas de transformación automovilística. Lo que hoy se considera uno de los grandes coliseos europeos de la Fórmula 1 nació con una identidad modesta y, en cierta forma, accidental.

El circuito tuvo su origen en 1958, en el perímetro del aeródromo de Zeltweg, donde se organizó por primera vez una carrera utilizando el asfalto de las pistas de aterrizaje militar. Sin tribunas ni boxes y con apenas unos cientos de espectadores que se sentaban en la hierba, ese circuito improvisado fue la semilla de una pasión nacional.

Fue en 1964 cuando Austria tuvo su primera fecha oficial de F1, aunque la experiencia no fue auspiciosa. La pista era tan abrasiva que destruyó los autos más sofisticados de la parrilla. Eso provocó que Zeltweg quedara inmediatamente fuera del calendario y comenzara la búsqueda de una alternativa más moderna y competitiva.

La respuesta llegó en 1969, con la inauguración del Österreichring, un trazado espectacular y veloz enclavado entre montañas, célebre por sus curvas amplias y su imponente cambio de alturas. Durante los años 70 y principios de los 80, el circuito fue sinónimo de riesgo y destreza. La exigencia técnica y física que imponía, sumada a su entorno alpino, hizo que Austria se consolidara como una de las citas más esperadas del campeonato.

El Campeonato Mundial de Fórmula 1 de la FIA visto en el Red Bull Ring en Spielberg, Austria, el 30 de junio de 2024JOERG MITTER

Sin embargo, la belleza natural no fue suficiente para garantizar su permanencia. En 1987, las quejas por la falta de medidas de seguridad, combinadas con un accidente múltiple en la largada, forzaron la salida del circuito del calendario oficial. El silencio volvió a cubrir las laderas verdes de Spielberg.

La historia del automovilismo en Austria podría haberse congelado allí, como una postal sepia de una época romántica. Pero una marca disruptiva, nacida en ese mismo país, se propuso reanimarla. En 1996, el trazado fue rediseñado por el renombrado arquitecto Hermann Tilke y rebautizado como A1-Ring. Más corto, más técnico y con zonas de escape modernas, el nuevo circuito buscaba reconciliar el espíritu montañés con la F1 contemporánea.

Durante un lustro (1997–2003), el A1-Ring formó parte del calendario oficial, hasta que volvió a caer en el olvido. Las instalaciones empezaron a deteriorarse y, en 2004, el trazado fue clausurado. Pero Dietrich Mateschitz, el visionario detrás de Red Bull, no estaba dispuesto a dejar morir ese legado. En 2010 adquirió el predio, lo renovó por completo, lo renombró Red Bull Ring y lo convirtió en el corazón simbólico de su imperio automotor.

La reinauguración del circuito en 2011 no sólo recuperó el Gran Premio de Austria sino que colocó al Red Bull Ring como un nodo neurálgico del automovilismo internacional. Desde entonces, no solo alberga la Fórmula 1, sino también competencias de MotoGP, DTM y eventos que van desde carreras históricas hasta pruebas de desarrollo de nuevas tecnologías.

Este circuito tiene un ADN de montaña y espíritu rebeldeMichael Jurtin / Red Bull Ring

Con una extensión de 4,318 km, diez curvas (cuatro a la izquierda y seis a la derecha) y rectas que invitan a velocidades superiores a los 300 km/h, el circuito ofrece una experiencia intensa tanto para pilotos como para espectadores. La tribuna natural de colinas verdes, que en julio se cubre de rojo por los fans de Ferrari y de azul por los de Red Bull, convierte cada edición del GP en una celebración deportiva.

A nivel técnico, el Red Bull Ring se caracteriza por ser uno de los circuitos con menor carga aerodinámica del calendario. Las frenadas bruscas, las aceleraciones a fondo y el clima cambiante de Estiria lo transforman en un verdadero laboratorio para ingenieros y una prueba de temple para los pilotos.

Además, en tiempos recientes, su ubicación estratégica en Europa central lo volvió una pieza clave del calendario: fue uno de los primeros trazados en reabrir sus puertas en plena pandemia de COVID-19, albergando incluso dos Grandes Premios consecutivos en 2020.

La impronta de Red Bull como cantera de pilotos es inseparable del circuito. Desde Sebastian Vettel hasta Max Verstappen, pasando por Daniel Ricciardo, Pierre Gasly y ahora Yuki Tsunoda, el Red Bull Ring fue testigo de los primeros grandes pasos de varios talentos. Esa misma plataforma hoy se proyecta también sobre jóvenes promesas de otras banderas.

Uno de los nombres que empieza a sonar con fuerza en ese contexto es el del argentino Franco Colapinto. En 2023 protagonizó una destacada actuación durante el fin de semana de la F2 en Austria, mostrando un rendimiento sólido que lo colocó en el radar de los analistas de la categoría. Su capacidad para adaptarse al perfil del trazado, con zonas de alta exigencia como la curva 3 (Remus) o la 9 (Rindt), fue uno de los aspectos más elogiados.

En entrevistas posteriores, el argentino reconoció el impacto que le produce correr en un circuito con tanta historia. “Se siente como un lugar donde pasaron cosas grandes, donde podés imaginarte en un auto de F1”, dijo. Y no es una percepción aislada: varios ex pilotos, desde David Coulthard hasta Nico Rosberg, han señalado que Spielberg tiene esa mística que escapa a lo puramente técnico.

El Gran Premio de Austria se disputará el domingo 29 de junio de 2025

La cercanía con el paddock de la Fórmula 1 y el hecho de compartir fines de semana con los grandes nombres del automovilismo mundial le permite a Colapinto absorber no sólo la presión del alto nivel, sino también los códigos y rituales del gran circo. Cada vuelta en Spielberg es, para él, una página más en su proceso de escritura hacia la F1.

La historia del circuito del Gran Premio de Austria es la de una resurrección permanente. Desde su nacimiento entre hangares hasta su reinvención como templo Red Bull, el trazado ha sabido adaptarse a las exigencias del deporte sin perder su alma. En un mundo donde la tecnología avanza más rápido que los autos, Spielberg se mantiene como un refugio de tradición, velocidad y pasión.

Carlos Reutemann corrió en el Österreichring durante toda su etapa en la F1, acumulando varias actuaciones destacadas. Su mejor resultado fue un segundo puesto en 1974 con Brabham. Fue uno de los pilotos que mejor se adaptó a la fluidez y velocidad del trazado de entonces, aunque nunca pudo concretar una victoria en Austria. Para pilotos en formación como Franco Colapinto, representa también una promesa: la de que en algún momento, bajo el mismo cielo austríaco, su nombre pueda formar parte de la historia grande del automovilismo.