Un punto de partida, dominado por el “tema del momento” y los escenarios A, B, C y D. Eso es lo que planteó un grupo de asesores financieros sobre las posibles ventanas que asoman en el futuro de la economía después de las elecciones. Cada una de ellas contempla diferentes resultados para el Gobierno.
Parten desde una foto del presente. El movimiento del dólar durante julio y las posteriores decisiones en agosto. Su cara más visible es la suba de tasas en un contexto preelectoral.
Los asesores financieros de Criteria hablaron de un escenario de “corto plazo” condicionado por las elecciones bonaerenses de septiembre y las legislativas nacionales de octubre, y un nuevo comienzo después de los comicios. Sus características dependerán del resultado de las urnas. El director de Asset Management de esta organización, Nicolás Max, indicó que “40% a nivel nacional” sería un buen número para el oficialismo.
“El Gobierno no está dispuesto a entregar tipo de cambio e inflación”, comentó el head of research de Criteria, Gustavo Araujo, a propósito de la suba de tasas y medidas para absorber liquidez o pesos sobrantes que podrían ejercer presión sobre el dólar. El economista se preguntó: “¿Hasta cuándo puede sufrir la economía real?”. Y se respondió: “Hay lugar hasta las elecciones”.
Esta idea coincide con lo que expresó Ricardo Arriazu la semana pasada, al sostener que el Gobierno tiene como “prioridad número uno que no se le escape el tipo de cambio, digan lo que digan”.
Entonces, la descripción de la foto del presente tiene como “tema del momento” a la tasa de interés, que entró en escena después de la suba del dólar en julio, cuando llegó a cotizar a $1380. En ese contexto, las tasas comenzaron a escalar y superaron el 60% nominal anual, lo que implica una tasa efectiva superior al 4% mensual, mientras la inflación se mantiene por debajo del 2% mensual.
La evolución del valor de la tasa en base a un cupón cero que elaboró Criteria muestra que en agosto llegó a 65% en la categoría de 30 días. Esto superó lo registrado durante marzo y abril, antes de que el Gobierno anunciara el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), según su análisis. El gráfico también refleja cierta volatilidad, definida por Araujo como “la representación matemática de lo desconocido”.
Uno de los efectos inmediatos de la suba de tasas fue revertir el aumento del dólar en julio. Su cotización volvió a valores de entre $1310 y $1330. “Un dólar tocando la banda de arriba no es un game over, pero sí un game complicado”, indicó en relación con la tesis de una economía expectante por el resultado electoral.
La contracara, según Araujo, es que “tasas más altas enfrían el crédito y afectan el consumo de bienes durables”, lo que implica una ralentización de la actividad económica. Ese escenario fue descripto como “no sostenible a largo plazo”.
En el universo de las empresas conviven dos miradas. El economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, consideró que “la suba de tasas encarece costos de financiamiento para las empresas”.
En cambio, el economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Matías Bolis Wilson, habló de un efecto “momentáneo” que no afectará de forma significativa la actividad si no se prolonga demasiado.
Este punto de partida abre escenarios A, B, C y D, según los asesores financieros de Criteria.
El escenario A plantea buenos resultados electorales para La Libertad Avanza. “Ganar o no perder por mucho en las de septiembre (bonaerenses)”, explicó Max, quien además sostuvo que en octubre el número debería llegar al 40% nacional. Ese resultado electoral permitiría al Gobierno lograr el tercio de la Cámara de Diputados que le permitiría blindar la política de gasto público. En este caso, sería esperable “un reordenamiento” de la economía con reformas estructurales (impositiva), acceso al mercado voluntario de deuda que le quite presión a las reservas del Banco Central y plantearon la posibilidad de reformular el esquema de bandas cambiarias en sintonía con el éxito económico esperado.
El escenario B contempla un triunfo del Gobierno, pero sin demasiada contundencia. Implicaría la continuidad del esquema anterior a la suba de tasas, sumado a las condiciones del programa con el FMI.
El escenario C plantea un resultado electoral desfavorable para el Gobierno. Max lo calificó como “sumamente negativo” porque convertiría las dudas en “certezas negativas” al transmitir el mensaje de que “vuelve el populismo” y condicionaría la segunda mitad del mandato de Milei.
El escenario D refleja un mal resultado en septiembre y uno bueno en octubre. Para esta situación, Max proyectó que “las tasas no van a ser altas, sino altísimas” entre septiembre y octubre. Sin embargo, tras la eventual victoria en las nacionales, “las cosas volverían a su causa”, lo que derivaría, en buena medida, en el escenario A.