JERUSALÉN.- Irán ridiculizó en su día al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, comparándolo con el niño que gritó “¡lobo!” por sus constantes advertencias públicas sobre el programa nuclear de Teherán y sus repetidas amenazas de cerrarlo, de una forma u otra.
“Solo se puede engañar a algunas personas tantas veces”, dijo el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, en 2018, después de que Netanyahu acusara una vez más a Irán de planear la fabricación de armas nucleares.
Este viernes, tras dos décadas de dar continuamente la voz de alarma e instar a otros líderes mundiales a actuar, Netanyahu finalmente decidió actuar por su cuenta y autorizó un ataque aéreo israelí destinado, según Israel, a impedir que Irán obtenga armas de destrucción masiva.
En un discurso a la nación, Netanyahu, como ha hecho tantas veces antes, evocó los horrores del Holocausto nazi en la Segunda Guerra Mundial para explicar su decisión.
“Hace casi un siglo, frente a los nazis, una generación de líderes no actuó a tiempo”, dijo Netanyahu, y añadió que la política de apaciguamiento del dictador nazi Adolf Hitler había provocado la muerte de seis millones de judíos, “un tercio de mi pueblo”.
“Después de esa guerra, el pueblo judío y el Estado judío juraron que nunca más. Pues bien, nunca más es hoy. Israel ha demostrado que hemos aprendido las lecciones de la historia”.
Irán afirma que su programa de energía nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos, aunque el jueves la Agencia Internacional de Energía Atómica declaró que el país había incumplido sus obligaciones de no proliferación por primera vez en casi 20 años.
Netanyahu, antiguo miembro de una unidad de fuerzas especiales de élite responsable de algunos de los rescates de rehenes más audaces de Israel, ha dominado la política del país durante décadas, convirtiéndose en el primer ministro con más años en el cargo al ganar un sexto mandato sin precedentes en 2022.
Sermones
A lo largo de sus años en el cargo, rara vez ha perdido la oportunidad de sermonear a los líderes extranjeros sobre los peligros que representa Irán, mostrando caricaturas de una bomba atómica en las Naciones Unidas, mientras insinuaba constantemente que estaba dispuesto a atacar.
En anteriores mandatos, los analistas militares afirmaban que su margen de maniobra con Irán estaba limitado por el temor a que un ataque desencadenara una represalia inmediata por parte de los aliados regionales de Teherán, Hamas en Gaza y Hezbollah en el Líbano, que sería difícil de contener.
Pero los últimos dos años han trastocado Medio Oriente, con Israel golpeando a Hamas después del ataque sorpresa masivo contra el país en octubre de 2023, y luego desmantelando gran parte de Hezbollah en solo unos días en 2024.
Israel también se ha enfrentado abiertamente a Teherán desde 2024, lanzando salvas de cohetes en el interior de Irán el año pasado, lo que le dio a Netanyahu confianza en el poder de su alcance militar.
Fuentes militares israelíes afirmaron que los ataques inutilizaron cuatro de los sistemas de defensa aérea de fabricación rusa de Irán, incluido uno situado cerca de Natanz, una importante instalación nuclear iraní que fue objeto de ataques, según la televisión iraní.
“Irán está más expuesto que nunca a ataques contra sus instalaciones nucleares. Tenemos la oportunidad de alcanzar nuestro objetivo más importante: frustrar y eliminar la amenaza existencial”, declaró en noviembre el ministro de Defensa, Israel Katz.
Pero, para gran consternación de Netanyahu, el recién investido Donald Trump lo tomó por sorpresa durante una visita a la Casa Blanca en abril, cuando anunció que Estados Unidos e Irán estaban a punto de iniciar conversaciones directas sobre el tema nuclear.
Netanyahu se ha enfrentado a sucesivos presidentes estadounidenses por la cuestión de Irán, sobre todo a Barack Obama, que aprobó un acuerdo con Teherán en 2015 por el que se imponían importantes restricciones al programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones.
Trump se retiró del acuerdo en 2018, y Netanyahu esperaba que mantuviera una postura inflexible contra Irán cuando volviera al cargo este año.
La hora decisiva
Al anunciar las conversaciones, la Casa Blanca fijó un plazo de dos meses para que Irán firmara un acuerdo. Aunque se había fijado una nueva ronda de reuniones para este fin de semana, el plazo no oficial expiró el jueves y Netanyahu aprovechó la oportunidad.
Un funcionario israelí declaró a la cadena estatal Kan que Israel se había coordinado con Washington antes de los ataques y sugirió que las recientes informaciones periodísticas sobre una ruptura entre Trump y Netanyahu en relación con Irán habían sido una estratagema para dar a los dirigentes de Teherán una falsa sensación de seguridad.
Trump, que tras el inicio de los ataques afirmó que Irán no puede tener una bomba nuclear, pero que quiere que las conversaciones continúen, había elogiado anteriormente al derechista Netanyahu como un gran amigo. Otros líderes han tenido dificultades con él. En 2011, el entoces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, le dijo a Obama, sobre Netanyahu: “No lo soporto más, es un mentiroso”.
El hombre que en su día fue conocido como “el rey Bibi” por sus seguidores ha atravesado unos años difíciles y, a sus 75 años, se le acaba el tiempo para asegurar su legado.
Su imagen de halcón se vio gravemente empañada por el ataque de Hamas en 2023, y las encuestas muestran que la mayoría de los israelíes le culpan de las fallas de seguridad que permitieron el ataque más mortífero desde la fundación de la nación hace más de 75 años.
Posteriormente, ha sido acusado por la Corte Penal Internacional de posibles crímenes de guerra relacionados con la invasión israelí de Gaza, que lleva 20 meses en marcha y redujo a escombros gran parte del territorio palestino. Él rechaza los cargos que se le imputan.
Las encuestas muestran que la mayoría de los israelíes cree que la guerra en Gaza se ha prolongado demasiado, y que Netanyahu está alargando el conflicto para mantenerse en el poder y evitar unas elecciones que, según los sondeos, perdería.
A pesar de que la guerra avanza en múltiples frentes, el premier ha tenido que subir al estrado en su propio y prolongado juicio por corrupción, en el que niega haber cometido ningún delito, lo que ha dañado todavía más su reputación en su país. Sin embargo, espera que una campaña militar exitosa contra el archienemigo de Israel le asegure un lugar en los libros de historia que tanto le gusta leer.
“Las generaciones futuras recordarán que nuestra generación se mantuvo firme, actuó a tiempo y aseguró nuestro futuro común. Que Dios bendiga a Israel. Que Dios bendiga a las fuerzas de la civilización en todas partes”, dijo en su discurso de este viernes.