CIUDAD DE MÉXICO.- La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, descartó el lunes cambios en sus políticas de seguridad tras el asesinato de un alcalde en el violento estado de Michoacán, que puso en tela de juicio las acciones del gobierno nacional para enfrentar a los grupos criminales que controlan vastas regiones del país.
Ante la conmoción generada por el ataque letal contra el político Carlos Manzo, alcalde de la ciudad occidental de Uruapan, Sheinbaum salió a defender sus políticas asegurando que ha logrado reducir los homicidios y acusó a sus adversarios de actuar como “buitres” y “carroñeros” ante el asesinato del presidente municipal.
“Hay quien pide, como ocurrió con la guerra contra el narco, la militarización y la guerra. Eso no funcionó”, dijo la mandataria al descartar cambios en su estrategia y afirmó que se seguirá apostando por el refuerzo de la presencia de las fuerzas de seguridad en Michoacán y otros estados, fortaleciendo las labores de inteligencia e investigación y la atención a las causas que generan la violencia.
El alcalde, de 40 años, murió la noche del sábado en un hospital de Uruapan tras recibir varios impactos de bala en una plaza de la ciudad en medio de decenas de personas que participaban en las celebraciones del Día de Muertos. En el lugar también fue asesinado el agresor.
Manzo gobernaba Uruapan desde septiembre de 2024 y patrullaba las calles del municipio con chaleco antibalas. Denunciaba constantemente, en entrevistas y en sus redes sociales, la violencia del narcotráfico en su región. En mayo pasado se reforzó su seguridad con personal de la policía municipal y 14 efectivos de la Guardia Nacional.
Meses antes del ataque mortal, Manzo había criticado duramente las políticas de seguridad del gobernador oficialista de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, y había acusado a la policía estatal de no actuar para detener a los distintos grupos criminales que operan en ese estado, entre ellos el poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación y la Familia Michoacana, que fueron designados en febrero por Washington como “organizaciones terroristas”.

El domingo, centenares de manifestantes protestaron por las principales calles de Uruapan para exigir justicia y garantías de seguridad, y provocaron destrozos en el Palacio de Gobierno.
Al intentar acercarse a los deudos durante el funeral de Manzo, el gobernador Ramírez Bedolla fue recibido con gritos e insultos e incluso abofeteado al presentar sus condolencias a la familia.
Sobre el caso de Manzo, la presidenta aseguró que “no habrá impunidad” y que se realizarán las investigaciones para dar con los responsables materiales e intelectuales y se actuará con “toda la fuerza del Estado”.
Por su parte, el secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, informó que el tirador, quien no ha sido identificado aún, aprovechó la vulnerabilidad del evento público para dispararle siete veces a Manzo con un arma que, según las investigaciones, está vinculada a dos enfrentamientos armados entre grupos delictivos rivales que operan en Michoacán.
Sheinbaum aprovechó buena parte de su conferencia matutina para criticar las políticas de seguridad de los gobiernos de los expresidentes Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) y sostuvo que la “guerra contra el narco, eso no funcionó, al contrario fue lo que generó esta violencia que apenas estamos disminuyendo”.
En alusión a la propuesta que realizó la víspera el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, de una mayor cooperación en seguridad, la presidenta dijo que “México es un país libre y soberano” y agregó que “aceptamos ayuda en información, en inteligencia, pero la intervención no”.
Sheinbaum recordó que su gobierno llegó a un acuerdo en materia de seguridad con Estados Unidos para compartir información e indicó que si se requiere el apoyo en esa materia se solicitará.
El domingo, cientos de personas se dieron cita en Uruapan para el funeral del alcalde, quien fue despedido entre música de mariachi y aplausos.
Más tarde, varios habitantes marcharon gritando “¡Justicia!” y “¡Uruapan se levantó!”. Otros manifestantes cargaban pancartas que decían “México está de luto”.
En Morelia, capital de Michoacán, decenas de personas protestaron y acusaron la inacción del gobernador Ramírez Bedolla.

“¡Carlos no murió! ¡Bedolla lo mató!”, gritaron varios de ellos mientras marchaban en el centro histórico de la ciudad.
Algunos ingresaron al palacio de gobierno del estado en esa misma ciudad, donde causaron destrozos.
Michoacán es uno de los estados más violentos de México y es escenario de la lucha que mantienen varios cárteles y grupos delictivos por el control del territorio para la distribución de drogas y la comisión de otros delitos.

Aunque las autoridades estatales aseguran que en el primer semestre de este año disminuyeron 17% los homicidios en Michoacán, en comparación con igual período del 2024, los recientes asesinatos del alcalde de Tacámbaro, Salvador Bastidas, del periodista Mauricio Cruz Solís y del líder de los productores de limón del municipio de Apatzingán, Bernardo Bravo, generan una percepción diferente.
Bravo había denunciado en reiteradas ocasiones extorsiones a su gremio. Días antes de su asesinato había pedido seguridad para que jornaleros y productores trabajaran con tranquilidad.
Agencias AP, AFP y ANSA