MAR DEL PLATA.- En el gran campeonato mundial de la competitividad, hoy la Argentina se encuentra casi al final de la tabla. Con metáforas futboleras, que caracterizan a la edición 61° del Coloquio de IDEA, el economista Esteban Domecq señaló que pese a la estabilización macroeconómica de los últimos dos años, los empresarios juegan frente a otros países del mundo con una mochila “cargada de piedras” tributarias, laborales y de burocracia.
Al subirse al escenario del Hotel Sheraton de Mar del Plata, en un salón repleto de políticos, especialistas y ejecutivos de las industrias más variadas, Domecq reconoció que desde diciembre de 2023 se empezó a transitar el camino de una estabilización macroeconómica que es “muy compleja”. El ancla del programa económico es el superávit fiscal y, consecuentemente, la baja de la inflación. Casi una rareza para la Argentina.
“En IDEA se define la competitividad como la capacidad de proveer bienes y servicios de buena calidad, al menor costo, posibilitando la participación en los mercados. Calidad, costo, calidad, costo. ¿Qué está pasando con estos dos componentes, que explican por qué la Argentina sigue mal? En todas las tablas, la Argentina está con resultados poco satisfactorios. Si esto fuese un campeonato de fútbol, ni siquiera estaríamos peleando por el podio, no estaríamos en la mitad de tabla. Estamos peleando por no descender“, dijo Domecq, presidente de Invecq Consultora Económica y docente en la Ucema.
El diagnóstico se apoya en datos concretos. En el último ranking de competitividad global del Instituto para el Desarrollo Empresarial (IMD), la Argentina mejoró en un año solo cuatro posiciones. Actualmente, ocupa el puesto 62 sobre 67 países. Venezuela es el último de la tabla.
“Cuando un empresario tiene que salir a competir con el resto del mundo, cuando intenta ganar un mercado, ese empresario va con una mochila que está llena de piedras. Algunas son la inflación, el riesgo país, los ciclos recesivos. Otras piedras son más importantes, como las impositivas, las laborales. Otras son menores, pero que en la sumatoria terminan siendo pesadas”, agregó.
Para el economista, los cuatro grandes detractores de la competitividad en la Argentina son la estabilidad macroeconómica, el bloque impositivo, la legislación laboral y las instituciones. Justamente, fueron algunos de los pedidos que hicieron los empresarios en la apertura del Coloquio, al presentar una suerte de hoja de ruta para los políticos.
¿Qué factores definen la competitividad de las empresas puertas para adentro? Según el resultado de una encuesta respondida por los propios empresarios, entra en juego la gestión eficiente de costos y productividad, la capacidad de innovación, de gestión de cambios y digitalización, la vocación competitiva y la inversión en capital humano.
“Claramente, en el marcador de la competitividad, la Argentina arranca en desventaja. Pero creo que este es un partido largo. Voy a armar un equipo de fútbol cinco con estabilidad macro, el principio ordenador innegociable, que le dice chau a la inflación. Equilibrio fiscal, ciclo de crecimiento económico, con el diagnóstico correcto y las reformas necesarias para que descomprima el costo argentino. Hay que sacar las piedras de la mochila. Y salgan a jugar ustedes. La responsabilidad de los empresarios de apuntalar bien lo que falta. Este partido se puede dar vuelta. Hay que trabajar mucho, depende de todos”, cerró.
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