La noticia que inquieta al mercado inmobiliario llegó desde dos frentes: dos bancos pausaron las líneas de sus préstamos durante los últimos días.
El Banco Ciudad tiene pausadas sus líneas y el Banco del Chubut la tuvo pausada durante más de 10 días.
Ambas entidades fueron consultadas por LA NACION y aseguraron que se trata de una revisión de productos, pero la situación de cada una, según la información de las fuentes consultadas, sería diferente.
Por una parte, el Banco Ciudad precisó que “las carpetas ya ingresadas continuarán su trámite, pero no se aceptarán nuevas hasta que no se reactiven las líneas” y aseguró que en las próximas semanas desembolsarán 600 préstamos ya solicitados.
Mientras que por el lado del Banco del Chubut en una primera consulta de LA NACION confirmaron la pausa y luego notificaron que la línea pausada fue reactivada. Sin embargo,en la página web de la entidad provincial todavía no figura habilitada.
“El banco continúa con los créditos hipotecarios y no está en carpeta suspenderlos ni ponerlos en pausa”, afirmó el presidente de la entidad bancaria chubutense, Paulino Caballero.
La medida pone en alerta un escenario que ya venía en tensión: las tasas hipotecarias subieron en los últimas meses, varios bancos endurecieron las condiciones de acceso al crédito y un dólar que en 50 días subió casi $200.
En ese contexto, especialistas advierten que la suspensión temporal de líneas por parte de entidades públicas o regionales es una señal de alerta, y que responde sobre todo a la falta de liquidez a largo plazo del sistema financiero y la capacidad del sector para sostener hipotecas a plazos de hasta 20 o 30 años.
Las condiciones previas mostraban una oferta competitiva que ahora queda en pausa:
Fuentes del mercado y analistas coinciden en que la decisión responde a un problema de fondeo a largo plazo: los bancos necesitan recursos estables y a largo plazo para financiar hipotecas. En ausencia de mercados desarrollados para securitizar esas carteras, es decir, vender el riesgo a inversores, las entidades quedan con la alternativa de aumentar tasas para desincentivar la demanda o, cuando la presión es mayor, frenar la oferta y demorar trámites. Esa tensión de liquidez empuja movimientos como los conocidos ahora.
Además, la reciente suba del dólar y un período preelectoral incrementa la incertidumbre.
El endurecimiento no es homogéneo, algunos bancos subieron tasas de manera marcada: el Banco Macro ya tiene una TNA cercana al 15% para sus líneas hipotecarias; Banco Galicia la llevó a 11,5%; pero son muchos los bancos que ya tienen tasas cercanas y mayores al 10%. Estos saltos hacen que la cuota suba y que muchas personas queden fuera de la posibilidad de acceder.
Pero también, la última noticia que se conoció y que complicó aún más la situación fue que el Banco Nación incrementó requisitos que no tienen que ver con las tasas, sino que elevó el scoring de sus clientes. Es decir que, ahora se requiere un perfil crediticio casi perfecto para entrar en la carrera por un crédito.
En el sector inmobiliario aseguran que muchas operaciones en curso se vieron interrumpidas porque hubo bancos que cambiaron las reglas a mitad del partido: “De golpe te dicen que subieron el scoring u algún otro requisito y quedaste afuera”, aseguró un broker.
El crédito hipotecario explica hoy cerca del 20% de las operaciones de compraventa, por lo que: “Se va a ralentizar mucho la otorgación de créditos hipotecarios y eso tiene un efecto multiplicador en las demás operaciones por el mismo efecto de encadenamiento del mercado”, dijo Fabián Achával, de la inmobiliaria homónima, y agregó que hay que esperar que se tranquilice esta turbulencia, “igual todo va a depender de lo que pase con las elecciones”.
En la misma línea, Federico González Rouco, economista de la consultora Empiria, reconoció que “la perspectiva del escenario que se viene es distinta con o sin crédito. El mercado se estructuró para tener financiación, por lo que si no hay crédito, deberá reestructurarse de vuelta o esperar que el año que viene se reacomode todo y vuelva el financiamiento hipotecario“.
De esta manera, la decisión de las entidades de revisar y pausar sus líneas hipotecarias es, más que un ajuste de producto, una fotografía del problema actual del sistema: sin fondeo a largo plazo ni mercados secundarios y con un contexto político-económico volátil, ofrecer hipotecas a 20 o 30 años se vuelve riesgoso. Para los compradores significa un sueño cada vez más difícil de conseguir; para las inmobiliarias, una parte de la demanda que estará en pausa.
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