El repartidor, el plomero, el paseador de perros y cualquier cuentapropista no profesional ganan bastante menos, pero le dedican al trabajo las mismas horas que el dueño de una empresa. El empleado en negro tuvo que agregarle a los cinco días de la semana la mañana del sábado y acaso algo más. El estatal le restó dedicación a su oficina pública, pero tiene ahora una ocupación adicional en el sector privado. El mercado laboral sigue rígido, con los convenios colectivos de 1975: lo que no ajusta por salario lo hace por tiempo trabajado.
Son las conclusiones de un trabajo de la consultora Idesa, que conduce Jorge Colina y que compara cifras de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec entre el primer trimestre de 2018 y el primero de este año, último dato disponible. No hay dudas de que hubo cambio de hábitos. En términos generales, la desocupación no es tan grave como los 90. Pero se ajusta por salarios, carga horaria o calidad laboral según el caso: avanzan el pluriempleo y la precariedad. Hoy, casi uno de cada diez ocupados tiene dos o más trabajos. En números absolutos, según un relevamiento del economista Matías Rajnerman, de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia, desde 2017 se agregaron a ese universo unas 470.000 personas.
Detenerse en cada rubro permite sacar conclusiones interesantes. Por lo pronto, entre quienes son dueños de empresa. Los “patrones”, como los llama el informe de Idesa, pasaron este año a ser los que más horas le dedican al trabajo, con 50 por semana. Es decir, diez más que las necesarias para cumplir una jornada laboral de 8 horas diarias de lunes a viernes. Le restaron al descanso. En 2018 les alcanzaba con 42,53 horas semanales. Aumentar la carga fue el precio para que no los carcomiera la inflación. Según Idesa, durante el gobierno de Milei -entre el cuarto trimestre de 2023 y el primero de 2025-, los ingresos de este sector subieron 308% frente a un IPC del 175% en el mismo lapso.
Los dueños de empresa superan ya por poco en dedicación incluso a los cuentapropistas no profesionales -el jardinero, el repartidor, el plomero-, que eran hace cinco años, por mucha diferencia, los que más trabajaban en el mercado, con 44,37 horas. Aunque no tanto como “los patrones”, este segmento de monotributistas también subió su carga horaria, que elevó ahora a 49,9 por semana, y también le ganó a la inflación con Milei: sus ingresos subieron 239% frente al 175% del IPC. “Esos dos sectores son los que se rompen el lomo”, concluye Colina.
Vale la pena detenerse en el caso de los empleados públicos, que es inverso. En la era de la motosierra y la licuadora, los que sobrevivieron al despido -que según el Centro de Economía Política Argentina afectó a 54.176 agentes en junio pasado si incluyen las empresas del Estado-, le restaron horas a su puesto de trabajo. Lo hacían 33,41 por semana, es decir, algo así como 6 horas y media diarias, pero ahora le dedican 28,8 semanales. Es decir, menos de 6 horas por día. Son, es cierto, un sector que apenas pudo empatarle a la inflación durante la administración libertaria: sus ingresos crecieron 178% frente a un IPC del 175%. Parte de aquella energía puede haber ido a otras actividades: de acuerdo con el relevamiento de Idesa, la cantidad de estatales que tienen dos o más trabajos, que era en 2018 del 14% de la plantilla, subió ahora al 19%. Son el segmento de mayor pluriempleo junto con el servicio doméstico registrado, histórico en la especialidad multitasking, que subió en el mismo lapso del 18% al 41%. Es la salida que los empleados de casas particulares encontraron para completar ingresos que, durante el gobierno de Milei, crecieron 224%, también por arriba de la inflación.
La situación que menos se modificó es la de los asalariados privados registrados. Los ingresos de esos empleados subieron en promedio 224% en la era Milei, por arriba del 175% de IPC, incluso restándole unos minutos a la semana laboral: lo hacían en 2018 durante 39,84 horas y pasaron a 39,1 en el primer trimestre de este año. Los que tienen dos o más trabajos subieron en ese sector del 6 al 8%. Es algo menos que el promedio general de todos los ocupados, que según Rajnerman superan el 9%. En total, son casi 1,3 millones de personas con pluriempleo. Se sumaron 140.000 en el gobierno de Milei. Los empleados en negro, eternamente castigados, también pudieron mejorar el ingreso con este gobierno (+236%), pero tuvieron que agregar esfuerzo: trabajaban 39 horas por semana en el final de la gestión de Alberto Fernández, menos incluso que las 42,44 que le dedicaban a la actividad en 2018, y ahora subieron la carga a 45,1. Es decir, le agregaron la mañana del sábado. Seguramente no por vocación: era eso o que el bolsillo no alcance.