CARACAS.- El presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció este lunes la presencia de ocho barcos militares estadounidenses con 1200 misiles apuntando hacia su país y advirtió que Caracas se prepara para una “lucha armada” frente a lo que calificó como una amenaza “criminal y sangrienta” de Estados Unidos, cuyo gobierno sostiene que el despliegue en el Caribe forma parte de una operación antinarcóticos.
“Venezuela está enfrentando la más grande amenaza que se haya visto en nuestro continente en los últimos 100 años”, aseguró durante un encuentro con la prensa internacional en Caracas, en el que calificó la presencia militar como “una amenaza extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal, sangrienta”.
“Nosotros estamos en un periodo especial de máxima preparación. Y en cualquier circunstancia vamos a garantizar el funcionamiento del país. Nos toque o no nos toque”, dijo Maduro a los periodistas. “Si Venezuela fuera agredida, pasaría inmediatamente al período de lucha armada en defensa del territorio nacional y de la historia y del pueblo de Venezuela”, añadió y reafirmó que su país “jamás va a ceder frente a chantajes ni amenazas de ningún signo”.
Además, le advirtió al presidente Donald Trump que el secretario de Estado, Marco Rubio, un férreo crítico de su gobierno, “quiere manchar sus manos de sangre, con sangre suramericana, caribeña, con sangre venezolana”.
Por su parte, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, rechazó este lunes las acusaciones de Guyana sobre un presunto ataque a una embarcación con material electoral en el río Cuyuní, en la disputada región del Esequibo, y aseguró que las autoridades de Georgetown buscan fomentar un “frente de guerra”.
“Ayer vimos un comunicado del gobierno de Guyana anunciando un nuevo acontecimiento en el alto río Cuyuní, uno nuevo, ya son varios, señalando que las fuerzas de defensa guyanesas fueron atacadas desde costas venezolanas, intentan crear un frente de guerra (…) esto no es más que un ‘fake’”, afirmó Padrino López. El funcionario calificó la acusación como un intento de generar conflicto y un pronunciamiento “vasallo del imperialismo norteamericano”.
Guyana había denunciado que disparos provenientes de Venezuela alcanzaron una lancha patrulla que transportaba personal militar y policial para escoltar a funcionarios electorales, sin que se registraran heridos ni daños materiales. En un comunicado, el gobierno guyanés indicó que la patrulla respondió al fuego de inmediato y logró poner al equipo de escolta fuera de peligro. La tensión ocurre en una zona rica en petróleo y minerales, donde ambos países mantienen un diferendo centenario sobre la soberanía.
En medio de estas tensiones, el presidente guyanés Irfaan Ali expresó su apoyo al despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, que incluye buques de guerra y un submarino de propulsión nuclear. “Apoyaremos todo lo que elimine cualquier amenaza a nuestra seguridad, no solo en términos de soberanía. Debemos unirnos para combatir la delincuencia transnacional y el narcotráfico”, declaró Ali tras votar en las elecciones presidenciales y legislativas que se celebran este lunes.
Sin embargo, expertos señalan que la mayor parte del narcotráfico marítimo llega a Estados Unidos a través del Pacífico y que no está claro cómo la presencia estadounidense en el Atlántico interrumpiría esas operaciones.
La presencia estadounidense fue interpretada por Caracas como una amenaza directa y ha motivado la convocatoria de una milicia voluntaria que podría reunir hasta 4,5 millones de personas. El gobierno venezolano anunció también el despliegue de 15.000 soldados a la frontera occidental con Colombia.
Algunos gobiernos regionales, incluidos los miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y Cuba, rechazaron el despliegue militar estadounidense, considerándolo un acto peligroso contra la soberanía regional.
En el marco de la misma ofensiva, la administración Trump subió a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro al señalarlo de presuntos nexos con cárteles del narcotráfico. “Lamentamos profundamente el pronunciamiento estéril, inútil, vasallo de estos gobiernos que se han prestado a la narrativa del imperialismo norteamericano leyendo un comunicado redactado desde Washington”, declaró Padrino López.
En este contexto se desarrollan este lunes las elecciones presidenciales y legislativas en Guyana. Más de 750.000 votantes están habilitados para elegir al presidente y al parlamento, en un país donde más del 95% del territorio está cubierto por selva tropical, lo que complica la logística electoral. Los principales candidatos son el actual presidente Irfaan Ali (PPP/C, centroizquierda), que busca la reelección; Aubrey Norton (APNU, izquierda), su principal opositor; y el multimillonario Azruddin Mohamed, fundador del partido WIN (“We Invest in the Nation”) y conocido como el “Trump guyanés”.
Las campañas se centran en promesas de desarrollo económico, mejora de salarios, fortalecimiento de la educación y la salud, financiados con la riqueza petrolera que cuadriplicó el presupuesto estatal en cinco años. La producción de crudo de Guyana alcanzó 650.000 barriles diarios, con proyecciones de superar el millón para 2030, situando al país como la economía de mayor crecimiento de América Latina en 2024.
La disputa sobre el Esequibo sigue siendo un tema crítico durante las elecciones. Los recientes incidentes con disparos y la creciente presencia militar estadounidense en la región del Caribe aumentan la complejidad del contexto político y geopolítico. La administración de Ali deberá gestionar no solo la riqueza petrolera sino también mantener la estabilidad en la frontera con Venezuela.
Frente a este escenario, la Cancillería colombiana convocó este lunes a los 33 países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a una reunión virtual de emergencia para abordar la presencia de buques estadounidenses en el Caribe.
La convocatoria se realiza en el marco de la Presidencia Pro Témpore de Colombia y busca generar un espacio de diálogo abierto y constructivo, basado en el respeto a la soberanía de los Estados y los principios del derecho internacional. Según Bogotá, la reunión pretende contribuir al entendimiento regional y la búsqueda de soluciones concertadas, en línea con el espíritu de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Tanto Colombia como Venezuela enfatizan la necesidad de cooperación para combatir grupos armados ilegales en la frontera común, mientras la comunidad internacional es convocada a observar la situación para garantizar que se respeten los principios de soberanía y paz en la región.
Agencias AFP, AP y ANSA
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