Empresarios de la maquinaria agrícola reclamaron una mesa de diálogo para discutir políticas

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A pocos meses de las elecciones legislativas y en medio de un escenario de estabilidad macroeconómica que el oficialismo busca consolidar, la industria de la maquinaria agrícola planteó con fuerza un reclamo: la necesidad de abrir una mesa de diálogo con el Gobierno para discutir políticas de Estado que permitan el desarrollo de un sector estratégico para la economía argentina.

Mientras por primera vez en la Argentina se lleva adelante la octava edición de la cumbre internacional de maquinaria agrícola Agrievolution Summit 2025, Enrique Bertini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), fue contundente al respecto.

“El Gobierno está muy bien enfocado en la macro, que es importantísima, pero no es suficiente. La industria no tiene una mesa donde sentarse hoy a discutir políticas de Estado que permitan justamente desarrollar la industria”, dijo a LA NACION. Cafma organiza el evento con el impulso de Expoagro.

Para Bertini, «el mercado atraviesa una situación dispar» y «lo que sí está muy complicado es el primer eslabón, que son los agropartistas”Gza. Expoagro

Según explicó, el mercado atraviesa una situación dispar. “El sector está a mitad de tabla en cantidad de comercialización, algunas empresas un poquito más, otras un poquito menos, según el producto que tengan. Pero lo que sí está muy complicado es el primer eslabón, que son los agropartistas”, detalló.

El dirigente aclaró que el escenario más crítico se da en los proveedores de agrocomponentes. “Si bien tenemos una luz amarilla en la maquinaria usada, es mucho más sencillo y fácil de entregar agrocomponentes nuevos, es más rápido y es más fácil y no se pueden detectar de la misma forma que la maquinaria usada. Así que, para todo fabricante de maquinaria agrícola, si no baja el costo comprando importado más barato, no puede estar competitivo. Lamentablemente, es el sector más perjudicado del momento”, afirmó.

Bertini insistió en que es fundamental que la política reconozca el valor de la industria como una columna del desarrollo. “El primer problema es que no estamos siendo considerados como un pilar. Este Gobierno cree que el problema de la economía es entre privados, y el desarrollo de la industria tiene que ver mucho con el Estado”, dijo.

En ese sentido, remarcó: “El precio de mi máquina en la puerta de mi fábrica tiene intervención de un socio importante que es el Estado sobre todo en la parte impositiva y en la laboral. Hay un montón de condimentos donde el Estado es parte del problema y lo tiene que atender”.

Más allá de las diferencias, Bertini se mostró optimista con lo que resta del año. “Lo que queda es esperanza: si llueve bien y si seguimos con estabilidad y trabajando en el exterior, podemos aprovechar el contexto. El dólar y el euro nos favorecen con el cambio. Como buen industrial de la Argentina, no bajamos los brazos”, aseguró.

El primer problema es que no estamos siendo considerados como un pilar. Este Gobierno cree que el problema de la economía es entre privados, y el desarrollo de la industria tiene que ver mucho con el Estado

Enrique Bertini, presidente de Cafma

En la misma línea, Leandro Brito Peret, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros Equipamientos Agrícolas e Industriales (AFAT), hizo un análisis del mercado. “Si uno ve el Excel, los primeros seis meses del año son equiparables a los primeros seis meses de 2023, que fue el segundo en importancia de los últimos cinco. Ahora, cuando desagregás, ese primer semestre fue tan malo como 2024”, apuntó.

Según explicó, la mejora inicial estuvo asociada a Expoagro, pero luego el mercado se paró. “Ese pico se dio con el efecto Expoagro y después vino el freno de mano, con las tasas de Agroactiva. Financieramente hablando son buenas tasas, pero todos esperaban tasas del 15% y vinieron del 24%. Luego llegó la confirmación del Gobierno de que volvían al esquema de retenciones, lo que bajó las perspectivas de rentabilidad del productor”, relató.

Brito Peret: «Ahora las tasas siguen subiendo y agosto estuvo dentro de valores normales, por lo cual mantenemos la perspectiva de equiparar, con suerte, 2023, que no fue un tan mal año”

Esa combinación de factores, afirmó, generó un parate. “Hasta el 30 de junio tuvieron mejor rentabilidad y una perspectiva positiva. Pero cuando se confirmó que volvían al esquema anterior, hubo un freno. Ahora las tasas siguen subiendo y agosto estuvo dentro de valores normales, por lo cual mantenemos la perspectiva de equiparar, con suerte, 2023, que no fue un tan mal año”, señaló.

Brito Peret recordó que 2022 fue excepcional. “Ese año fue el mejor de los últimos cinco. El 2023 fue el segundo, muy parecido a 2021. El 2024 fue malo. Hoy estamos lejos de lo que el país tendría que estar vendiendo”, advirtió.

En cuanto a la antigüedad del parque de la maquinaria, insistió: “El 80% de las cosechadoras tienen más de 10 años y los tractores más de 15. Habría que volver a los volúmenes de 2017, cuando se vendieron 8000 tractores. Hoy estamos en 5000”.

La presión fiscal es uno de los grandes problemas del sector. “El costo mayor que tiene un fabricante de maquinaria agrícola, a puerta de fábrica, es una estructura impositiva de alrededor del 32%. En el resto de los países es del 15%. Cuando llega al concesionario, se suma un 48% de impuestos”, aseguró.

“Casi el 50% del valor de la máquina son impuestos. Las necesidades del sector son claras: crédito competitivo para bienes de capital, mejora de la rentabilidad del productor y baja de retenciones», dijo Brito Peret

Ese esquema, sostuvo, es inviable. “Casi el 50% del valor de la máquina son impuestos. Las necesidades del sector son claras: crédito competitivo para bienes de capital, mejora de la rentabilidad del productor y baja de retenciones. Desde el lado del fabricante, lo urgente es reducir la estructura fiscal y laboral”, remarcó.

El directivo de AFAT agregó que los costos ocultos de la logística también encarecen los precios. “Los seguros que paga un camión en la Argentina son muy superiores a los de Estados Unidos porque las rutas están en mal estado. Eso encarece todo: seguros, cubiertas, mantenimiento. Es una cadena de costos invisibles que hace que el costo argentino esté elevado por años de desinversión”, explicó.

Sobre el precio de las máquinas, destacó que la eliminación del impuesto PAIS ayudó, pero de manera gradual. “Cuando se saca el impuesto, no es inmediato que baje el costo. A lo largo del tiempo se fue acomodando y hoy ya no hay rastro de ese tributo en los valores”, aclaró.

Respecto de la maquinaria usada importada, aseguró que todavía falta tiempo para medir el impacto y que se necesita esperar uno o dos ciclos de ventas al menos. “Creemos que puede afectar más a las cosechadoras, que son las de mayor valor. En tractores y pulverizadoras, por ahora, el impacto no es significativo”, detalló.

La competencia de los equipos de origen chino también apareció en el radar, aunque de manera incipiente. “Hoy todavía no impacta en volumen de ventas, pero existe. La realidad es que hay que ver cómo encara el productor este negocio. Son máquinas de otra calidad y con un servicio que no está a la altura del nacional”, advirtió.

Brito Peret consideró que, a pesar de los desafíos, el sector mantiene expectativas. “Estamos estudiando el mediano plazo para ver cómo impactan estos cambios. Lo urgente sigue siendo resolver los problemas estructurales: impuestos, costos laborales, infraestructura y financiamiento”, concluyó.