BARCELONA.- Los fuertes vientos en el Mediterráneo obligaron a la Flotilla Global Sumud, que había partido el domingo de Barcelona rumbo a Gaza con ayuda humanitaria y más de 300 activistas internacionales, a regresar al puerto catalán pocas horas después de zarpar.
Entre los participantes se encontraban figuras de renombre como la activista ambiental sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, junto con delegaciones de 44 países. La expedición había despertado gran expectativa, con miles de simpatizantes propalestinos que se reunieron en los muelles del antiguo puerto barcelonés para despedir a la flota bajo un sol abrasador.
“Debido a las peligrosas condiciones meteorológicas, realizamos una prueba de mar y regresamos a puerto para dejar pasar la tormenta”, señalaron los organizadores en un comunicado emitido el lunes. “Esto retrasó nuestra salida para evitar complicaciones a las embarcaciones más pequeñas. Dados los vientos de más de 30 nudos y la imprevisibilidad del Mediterráneo, hemos tomado esta decisión para priorizar la seguridad y el bienestar de todos los participantes y garantizar el éxito de nuestra misión”. Según confirmaron, la flota se enfrentó a rachas de más de 56 kilómetros por hora, lo que ponía en riesgo la estabilidad de los barcos menores.
La Flotilla Global Sumud, integrada por unas 20 embarcaciones, se presenta como el mayor intento hasta la fecha de romper por mar el bloqueo impuesto por Israel sobre la Franja de Gaza. El objetivo es transportar ayuda humanitaria y denunciar lo que califican como un “asedio inhumano” contra la población palestina. La idea es que, tras zarpar de Barcelona, las naves se unan en el Mediterráneo con otras que partirán de Túnez, Sicilia, Génova y Grecia, hasta conformar un convoy de unas 50 embarcaciones con más de 500 participantes, entre activistas, políticos y voluntarios. Entre ellos viajan dos argentinos: el capitán Jorge González, con amplia experiencia en navegación transatlántica, y la diputada Celeste Fierro, referente del MST–FIT Unidad, quien se sumó a la misión en respaldo a la causa palestina.
El 4 de septiembre habían previsto encontrarse en aguas internacionales y avanzar hacia las costas de Gaza, con la expectativa de llegar a mediados de mes. Por ahora, los planes están en suspenso.
El regreso forzoso coincidió con advertencias de la agencia meteorológica española, Aemet, que había pronosticado lluvias y tormentas severas en Cataluña y otras regiones durante el fin de semana. Aún no está claro cuándo volverá a zarpar la flotilla desde Barcelona, aunque los organizadores confían en reanudar la travesía en las próximas horas si mejoran las condiciones del mar.
La misión tiene lugar en un momento especialmente delicado. Israel ha intensificado sus operaciones militares en la ciudad de Gaza, limitando el ingreso de alimentos y medicinas, lo que ha llevado a expertos internacionales a alertar sobre un escenario de hambruna. Según datos difundidos este mes, medio millón de personas en toda la franja enfrentan niveles “catastróficos” de hambre, y casi 340 palestinos —incluidos 124 niños— han muerto ya por desnutrición. La guerra, que se prolonga desde hace casi 23 meses, ha dejado más de 63.000 muertos.
El gobierno israelí, por su parte, sigue con atención el avance de la flotilla. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, presentó un plan para aplicar medidas mucho más duras contra quienes intenten romper el bloqueo. Propuso que los activistas arrestados permanezcan bajo detención prolongada en cárceles como Ketziot y Damon —donde se retiene a prisioneros considerados de seguridad— y sin privilegios como televisión, radio o alimentos especiales. “No permitiremos que quienes apoyan el terrorismo vivan con comodidad”, declaró al Jerusalem Post.
Ben-Gvir también planteó confiscar todas las embarcaciones de la flotilla y reutilizarlas para las fuerzas de seguridad israelíes. “Debemos crear un elemento disuasorio claro. Cualquiera que decida colaborar con Hamás y apoyar el terrorismo se enfrentará a una respuesta firme e inflexible”, advirtió, convencido de que, tras semanas en condiciones de reclusión severa, los participantes reconsiderarán futuros intentos.
El debate en Israel sobre cómo responder a la flotilla se entrelaza con discusiones internas más amplias. Según la Radio del Ejército, en la última reunión de gabinete los ministros de extrema derecha Bezalel Smotrich y Ben-Gvir volvieron a insistir en la anexión de Cisjordania. Ambos sostienen que Israel cuenta con la “aprobación tácita” de la administración Trump para una anexión limitada en el valle del Jordán. El plan, ya barajado en 2020 por Benjamín Netanyahu pero entonces bloqueado por Jared Kushner, hoy resurge en paralelo a la aprobación de nuevas construcciones en la disputada zona E1, donde se proyectan 3400 viviendas. La comunidad internacional lleva años advirtiendo que este proyecto dividiría Cisjordania en dos, aislándola de Jerusalén Oriental y poniendo en riesgo la posibilidad de un Estado palestino.
Mientras tanto, en Barcelona, la expectativa se mantiene. Los organizadores insisten en que la travesía no se ha cancelado, sino que solo se ha pospuesto para garantizar la seguridad de todos. La presencia de figuras internacionales como Thunberg y el apoyo de personalidades como la actriz Susan Sarandon o el actor Liam Cunningham han dado gran visibilidad a la misión. La incógnita es si lograrán zarpar nuevamente y hasta qué punto Israel permitirá que la flota se acerque a las costas de Gaza.
Agencias AP, ANSA y Reuters
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