La suba de las tasas de interés también alcanzó a los préstamos personales. En un contexto de tasas volátiles que arrancó con el desarme de las Letras de Liquidez Fiscal (LEFI) en julio, en esta última semana los bancos encarecieron los créditos de cara a las familias. Hoy, endeudarse implica tener que devolver más del triple que la inflación, situación que enciende las alertas en momentos donde la mora bancaria va en aumento.
La tasa de interés de préstamos personales alcanzó este lunes una tasa nominal anual del 79,39%, de acuerdo con el promedio de las operaciones concretadas, según el relevamiento diario que hace el Banco Central (BCRA) sobre las entidades financieras. A modo de comparación, el viernes pasado se ubicaba en 74,07%, más de cinco puntos porcentuales menos.
Si se suman el capital, los intereses e impuestos, el costo financiero efectivo total (es decir, lo que el usuario realmente tendrá que pagarle al banco) alcanza cifras que van desde el 149% hasta el 261%, dependiendo de la entidad financiera. Del otro lado, la inflación proyectada para este año es del 27,3%, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM).
“Los préstamos personales tienen una tasa real muy positiva y, en vistas de la inflación futura, no es conveniente. Pero en un préstamo no solo hay que tener en cuenta la inflación, sino también el rendimiento que tenés con esa plata. Por ejemplo, si se me rompe la heladera, el costo de no tenerla es mucho más grande. Sin embargo, creo que la tendencia al crecimiento de los créditos va a seguir al alza en el mediano plazo, más allá de este corto período de tasas más altas que tal vez nos enfríe un poquito el crecimiento. No hay que olvidarse que la Argentina tiene el nivel de préstamo sobre PBI por el subsuelo, de los más bajos de la región y del mundo”, analizó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
En los últimos 15 meses, la cartera de préstamos a la familia más que se duplicó en términos reales, incluso a pesar de que la tasa no acompañó el descenso que tuvo la inflación. Desde mayo de 2024, la tasa nominal rondó entre el 59% y el 72%. Pese a ello, los argentinos siguieron endeudándose y en julio pasado esta línea alcanzó un saldo que llegó a $17 billones, un alza real del 2,3% frente a junio y del 143,4% en comparación con el mismo mes del año anterior.
Sin embargo, también creció la mora bancaria. Según el último informe del BCRA, con datos a fin de junio, la irregularidad en el pago de las créditos personales ya llega al 6,4%. A comienzos de este año la cifra era del 3,4% y del 4,1% doce meses atrás.
“La mora no es preocupante, viene de un piso muy bajo. Subió, es cierto. Pero no a niveles preocupantes”, contaron en confianza desde una entidad financiera. La mora de todo el sector privado es del 2,9% y, si bien es el sexto mes consecutivo en ascenso, sigue por debajo del promedio histórico en la Argentina.
“El entorno volátil hace que las tasas suban. Esto impactó en los préstamos en general. En personales, puntualmente, afectó poco por ahora”, remarcó otra entidad. Por el momento, la mora tampoco los preocupa, aunque agregan que es un tema que se sigue de cerca.
“La incertidumbre monetaria generada ciertamente no es gratuita: las tasas de interés posiblemente se ubiquen bastante por encima de lo que hubiese sido necesario para estimular la demanda de pesos y contener la demanda de dólares. Estas tasas reales bastante positivas restringirán el crédito, aumentará la mora y mantendrá el dinamismo económico anestesiado», advirtieron desde la consultora económica LCG.
Para Barbero, la mora es un tema a seguir de cerca, aunque también el aumento viene aparejado por la expansión del crédito en estos últimos meses. El analista indicó que a la hora de tomar un préstamo se tiene que armar un presupuesto realista de todos los gastos que tengan los miembros del hogar, para contemplar realmente cuánto de los ingresos quedan libres para pagar la cuota y el interés bancario.
“Si pueden pagar la cuota del préstamo con ese monto que les queda libre, se tiene un préstamo que podrá afrontar. Si no, está pateando solamente un problema hacia adelante. Si no te alcanza para cancelar el préstamo, a fin de mes se va a tener que pedir uno mayor y el problema irá creciendo. Se forma una bola de nieve y cada vez la dificultad es mayor. En ese caso, hay que parar la pelota y sentarse con el acreedor financiero para tratar de llegar a un cambio en la política de refinanciación”, concluyó.