Varios factores anticipan futuras presiones sobre el dólar

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El tipo de cambio encontró cierta estabilidad en las últimas semanas, tras la suba de más de 13% que experimentó en julio. En lo que va de agosto, logró bajar casi 5%, luego de que el equipo económico aplicara una política monetaria más restrictiva que derivó en un fuerte aumento de las tasas de interés. Por caso, el tipo de cambio minorista del Banco Nación actualmente cotiza a $1315, 4,4% por debajo del pico de $1380 que tocó a principios de mes.

Pese a esta relativa calma, en el sector financiero hablan de una “tensa calma”, por la magnitud de los recursos a los que debieron recurrir el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, para contener al dólar.

El jueves pasado, en el streaming oficialista Carajo, el equipo económico adelantó que las tasas de interés se mantendrán elevadas hasta las elecciones y que el Tesoro dejará de comprar dólares en el mercado —como venía haciendo para engrosar reservas— con el objetivo de quitar presión sobre el tipo de cambio.

“Caputo ya dijo el jueves [pasado] que quiere que las tasas altas se mantengan hasta las elecciones y hará lo imposible para conseguirlo, aun pagando un costo”, señaló hoy el economista Fernando Marull en un informe a clientes.

En la City porteña, sin embargo, advierten que la presión dolarizadora persistirá en los próximos meses y que, incluso, el tipo de cambio podría volver a acercarse al techo de la banda después de las elecciones de octubre, cuando estaría en torno a $1500. Actualmente, el mayorista se ubica en torno a $1300, por encima del valor medio de la banda cambiaria.

“Hoy no hay dudas de lo falaz que fue cualquier argumento que afirmaba que el dólar debía caer a $1000, el piso de la banda, basado en la supuesta ‘escasez de pesos’. El tipo de cambio real (TCR) estaba en mínimos históricos y, si el déficit de cuenta corriente en el primer trimestre de 2025 no fue más alto —similar al de 2017—, fue en gran parte gracias a Vaca Muerta, que permite sostener un dólar atrasado en niveles que, de otro modo, serían insostenibles”, señalaron Javier Okseniuk y Melisa Sala, de la consultora LCG.

El presidente del BCRA, Santiago Bausili, y el ministro de Economía, Luis Caputo, en un programa de streaming oficialista

Los analistas identifican al menos cuatro factores que anticipan mayores tensiones en el mercado cambiario hacia adelante. El primero es la menor oferta de divisas del segundo semestre, ya que la mayor liquidación del agro se concentra en la primera parte del año. A eso se sumó este año el ingreso extraordinario de US$12.000 millones por el primer desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI), que no estarán en los próximos meses.

Si bien el sector petrolero está aportando más dólares que en 2024 gracias a las exportaciones, la caída del 13% en el precio del barril (a US$66) recortó las proyecciones iniciales de ingresos. Pasó de un superávit comercial energético de US$7000 millones a US$6000 millones, apenas 10% más que el año pasado (US$5400 millones), a pesar de que la producción creció más de 20% interanual.

El segundo factor es la mayor dolarización de carteras que, como ocurre en todos los años impares, se intensifica a medida que se acercan las elecciones legislativas. Sin cepo cambiario para los ahorristas, se espera que este año la demanda supere a la de procesos electorales anteriores.

Un tercer punto son las necesidades de financiamiento del Tesoro para afrontar vencimientos de deuda, en un contexto en el que el crédito internacional sigue cerrado con un riesgo país por encima de los 700 puntos básicos. El Tesoro tiene depósitos por poco más de US$2700 millones, pero enfrenta vencimientos por US$4300 millones en enero de 2026, lo que podría convertirlo en un demandante neto de divisas en los próximos meses.

La caída del precio del petróleo también afectará la balanza comercial energética, que se estima cerrará 2025 con un superávit de US$6000 millones, un 10% más que el año pasado (US$5400 millones), a pesar de que la producción interanual creció más de 20%; a comienzos de año, se proyectaba un saldo comercial positivo más cercano a los US$7000 millonesgentileza YPF

“En este escenario, no puede descartarse que el tipo de cambio se acerque al límite superior de la banda, lo que obligaría a nuevas medidas para contenerlo, especialmente en la previa electoral. Superado el proceso, tampoco habría que descartar un cambio en el esquema cambiario, ya que todo régimen debe entenderse como transitorio hasta alcanzar una inflación baja”, agregó LCG.

La consultora también advirtió que la parte superior de la banda cambiaria incluso puede quedar atrasada si la inflación se mantiene en torno al 2% mensual, dado que el techo y el piso de la banda se ajustan apenas al 1% mensual.

Por último, la recuperación de las importaciones también presiona sobre el dólar: en el primer semestre crecieron 36% interanual, frente a un aumento del 11% en las exportaciones. La experiencia argentina muestra que, cuando el tipo de cambio se percibe “barato”, la presión compradora tiende a aumentar.

“Con el tipo de cambio en estos niveles, se espera también que haya anticipos de importaciones. Las personas humanas se cubren comprando dólares para atesoramiento, mientras que las empresas, dólares para bienes: cuando hay expectativas de aceleración cambiaria pos electoral, la demanda de importaciones se acelera, porque los bienes son una forma de cubrirse”, explicó Matías Rajnerman, jefe de Macroeconomía del Banco Provincia.