Ayer, durante la primera jornada del XXXIII Congreso Aapresid, especialistas disertaron sobre las tendencias en manejo, con definiciones específicas. En el caso de los cultivos de servicio y del maíz tardío, fechas, consumo de agua, fertilización y rendimiento fueron los principales ejes abordados. Organizado por Expoagro, el evento se desarrollará hasta mañana y convoca a productores, técnicos y empresas del sector para analizar la innovación, la sustentabilidad y los principales desafíos que enfrenta hoy la agricultura argentina.
En detalle, expertos de las redes temáticas de la entidad tuvieron su espacio para compartir resultados de ensayos en todo el país y los ejes rectores a tener en cuenta para tomar decisiones de manejo de los principales cultivos, entre ellos, los cultivos de servicio y el maíz tardío.
En el panel “Cultivando servicios, qué nos muestra el trabajo en red”, el investigador del Conicet y profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA, Gervasio Piñeiro, expuso las principales conclusiones que arrojó el trabajo en la Red de Cultivos de Servicio durante la campaña 2024/25.
En lo que fue un año con buen caudal hídrico, el especialista observó que la superficie de este tipo de cultivos se ha vuelto a incrementar -tras la caída observada por la sequía en 2022 y 2023- y enfatizó en la necesidad de atender al manejo para aprovechar las campañas invernales y devolver al suelo nutrientes y cobertura.
Con niveles muy favorables de biomasa, y con diferencias muy positivas de rendimiento en las campañas estivales, Piñeiro remarcó que “los beneficios de los cultivos de servicios son claros”.
Algunas cifras arrojadas por la Red que el investigador coordina lo respaldan: La producción de biomasa promedió entre 4000 y 5000 kilos en gramíneas (sobre todo centeno), leguminosas y crucíferas (como carinata y rábano) y se registraron aumentos en los rindes de más de 800 kilos en el caso de la soja y hasta de 4000 kilos en el caso del maíz cuando se hicieron cultivos de servicio como antecesores.
En ese sentido, remarcó que “el talón de Aquiles de los cultivos de servicio es el agua” y advirtió que, contrario a lo que se cree comúnmente, “el barbecho largo no es una caja de ahorro, sino que también consume mucho”.
Por su parte, el ingeniero agrónomo, doctor en ciencias agrarias e investigador de UNR y Conicet Santiago Álvarez Prado, abordó el caso particular del maíz tardío y el impacto que tiene la elección del cultivo de servicio antecesor, los híbridos, la nutrición y el manejo de enfermedades sobre el rendimiento de ese grano.
La conclusión a la que arribaron desde la Red es que, para aprovechar los beneficios que le dan al suelo y dejar un buen stock hídrico para la próxima campaña hay que optar por los cultivos de servicios, pero “terminar a tiempo”, incluso a riesgo de obtener menor producción de biomasa.
En el panel “Decisiones que rinden; estrategias de manejo para maíz tardío en Zona Núcleo”, el académico Joel Spinozzi aseguró que es muy importante la evaluación previa antes de elegir un determinado híbrido, fertilizar o aplicar fungicidas.
“El mensaje es ‘evitemos las recetas’”, afirmó, y, en línea con lo expresado por Piñeiro en su ponencia destacó los beneficios que tienen los cultivos de servicio para mejorar el balance de nutrientes y ahorrar costos en fertilización.
“En la mayor parte de la zona núcleo hay margen para aumentar el rendimiento a partir de nitrógeno. Fertilizar más tiene un costo que tal vez nadie quiera encarar, y manejar el cultivo antecesor tal vez sea una alternativa”, explicó el especialista, y destacó que, además de aportar nutrientes, también es un buen método para aplacar malezas y ahorrar en aplicaciones.