Gabriel Romanelli, sacerdote argentino en Gaza: “Lo que está sucediendo en la Franja es deshumano”

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ROMA.- A una semana del bombardeo a la única iglesia católica de Gaza, en el que murieron tres personas y fueron heridas muchas otras, más allá de la enorme repercusión y los llamados a un cese del fuego que se levantaron desde todo el mundo, nada ha cambiado en el enclave palestino.

La situación sigue muy mal en la zona de Zeitun, los bombardeos siguen, las esquirlas siguen cayendo y a una semana del ataque, ciertamente el shock es muy grande entre nuestros casi 500 refugiados”, dice el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, el párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia, quien resultó levemente herido en ese ataque y que denuncia que lo que está sucediendo en Gaza “es deshumano”.

Fuente: Facebook Gabriel Romanelli

“Yo estoy bien, las esquirlas me han herido una pierna en el costado, sigo tomando antibióticos, estoy con una infección, pero nada de gravedad ciertamente. Lo peor ha sido la muerte de tres personas y la herida de dos jóvenes, que en principio están fuera de peligro de muerte, uno herido en un pulmón y el otro en varios órganos internos, aún internados”, afirma, en diálogo telefónico con LA NACION este sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) a quien el papa Francisco, hasta el final de sus días, llamaba “religiosamente” todas las noches a las 20 locales.

Tras el ataque de la semana pasada -que según una investigación interna del Comando Sur de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se trató de un accidente provocado por un disparo fallido durante una operación militar en la zona-, el “abuna” (padre) Romanelli, que vive en Medio Oriente hace 30 años y habla árabe perfecto, también recibió un llamado del papa León XIV.

Al interno del predio la vida continúa, es algo muy difícil de explicar, pero después de un año y diez meses de guerra, de encierro, uno se acostumbra, nuestros casi 500 refugiados y nosotros con ellos nos acostumbramos a que la vida sigue… Aunque ciertamente, una semana después del ataque, el shock es muy grande: el jueves pasado a eso de las diez de la mañana se escuchó el impacto contra el frente de la iglesia que produjo una gran abertura en esa parte que es de cemento armado y piedras, la cruz que se ve en el tímpano tiene unos dos metros de alto así que ha sido un impacto muy fuerte y las esquirlas de metal nos han herido en total a quince personas”, recuerda.

Fuente: Facebook Gabriel Romanelli

“El shock es muy grande porque acá los cristianos somos una comunidad muy unida, muy pequeña, todos son familiares, amigos y es el mismo lugar donde uno reza, donde uno vive, uno canta, donde uno está refugiado desde hace tanto tiempo… Ver que tal murió y ese tal es mi pariente, mi amigo es muy fuerte”, comenta.

“Entre los heridos más graves está un joven que quiere consagrarse a Dios, ya estaba varios años preparándose, se tendría que haber ido a Italia a seguir el seminario del IVE en 2023, pero comenzó la guerra y quedó bloqueado acá adentro. Pero él sigue firme con su vocación, es un joven muy querido, muy activo, que hace mucha obra de bien visitando los ancianos, los enfermos, dando clase de religión, música, inglés, enseñando a jugar al básquet, al fútbol. Es un flor de pibe de 19 años que fue herido muy gravemente y entonces para los jóvenes y los niños, ha sido un impacto muy fuerte”, continúa el sacerdote.

“Se ve que los chicos están más serios, por más que tratamos de que estén ocupados, pero muchas actividades no podemos hacer porque las esquirlas siguen cayendo de los bombardeos de la zona… Entonces es muy difícil que siga la vida ‘normal’. Así y todo, hay que seguir viendo de qué manera ayudar a los refugiados y a las pocas familias que han quedado en este momento en el barrio ya que muchas han evacuado”, añade Romanelli, nacido en Villa Luro hace 55 años.

Fuente: Facebook Gabriel Romanelli

El domingo pasado, durante el Angelus, el papa León XIV -que habló por teléfono con el premier israelí, Benjamin Netanyahu, y con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas,-, denunció el ataque del ejército israelí a la única iglesia católica de Gaza y pidió “el fin inmediato de la barbarie de la guerra y que se llegue a una resolución pacífica del conflicto”. Exhortó además a la comunidad internacional “a que respete el derecho humanitario y la obligación de proteger a los civiles, así como la prohibición de los castigos colectivos, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzado de la población”.

El padre Romanelli espera que este llamamiento, así como los lanzados en los últimos días por diversos países cada vez más escandalizados por la dramática situación de Gaza, puedan ser escuchados.

Fuente: Facebook Gabriel Romanelli

Esperemos que el conflicto llegue a su conclusión. Sé que no es fácil, el alto el fuego es el primer paso, el segundo tiene que ser el final de la guerra, el tercero tiene que ser la paz… Suena muy fácil, pero sé que es muy complicado y el mismo papa León XIV, que nos ha llamado, ha hablado también con el patriarca latino de Jerusalén y ha manifestado en manera muy fuerte, muy convencida, muy vehemente para un inmediato cese de la guerra. Y esperamos que su llamado sea escuchado también junto a los llamados de varios países de la UE”, sostiene, con voz preocupada.

Lo que está sucediendo en Gaza es algo verdaderamente deshumano: el número de víctimas sigue aumentando cada día, la guerra sigue su curso, los rehenes siguen sin ser liberados, toda la gente privada de la libertad alejada de su familia, más de 130.000 heridos, muchos con secuelas que van a quedar toda la vida y a la gente lo que más le angustia es que le falta comida”, destaca.

“Es complicado entender las noticias porque hay quien dice que entra comida, que distribuyen, que no distribuyen. Acá en el norte han entrado unos camiones de harina que han sido robados, pero las ayudas humanitarias de los últimos meses, que han causado la muerte de unas mil personas en sus centros de distribución, están en el sur donde hay más de un millón de personas”, puntualiza, aludiendo a la distribución de alimentos que quedó a cargo de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), puesta a punto por Israel junto a los Estados Unidos desde fin de mayo.

Fuente: Facebook Gabriel Romanelli

Hay que abrir canales de distribución masiva como había antes, manejados por instituciones internacionales, cuando llegaba la ayuda a la gente porque hay necesidad y la necesidad es acuciante”, advierte.

“Nosotros, de lo que hemos podido prever de víveres durante el alto el fuego que hubo hace cinco meses estamos distribuyéndolo, racionando todo. Ya habíamos pedido a las familias que tuvieran mucho cuidado porque nadie sabía lo que iba a pasar. La Iglesia está haciendo lo imposible y ya obtuvo permiso para hace entrar ayuda y ahora hay que ver el modo para que se concrete ese ingreso porque hay necesidades de todo punto de vista e incluso de medicinas”, subraya Romanelli, que aunque admite la alarma -palpable en su voz-, no baja los brazos.

Fuente: Facebook Gabriel Romanelli

“Nosotros seguimos pidiendo que se rece por la paz, que convenzamos al mundo de que la paz es posible tanto para Palestina, como para Israel, como para cualquier parte del mundo. Y los que quieran colaborar, la diócesis del patriarcado latino de Jerusalén es un canal validísimo: es la diócesis católica de Jerusalén que incluye Palestina, Jordania, Israel y Chipre y en su cabeza está el cardenal Pierbattista Pizzaballa, que pudo visitarnos hace poco, después del ataque, y en cuya página webse pueden hacer donaciones”, resalta.

Después de esa visita de tres días a Gaza, el cardenal Pizzaballa no dudó en definir lo que sucede allí como “algo moralmente inaceptable e injustificado”. En una conferencia de prensa que convocó junto al patriarca ortodoxo Teophilus III -que también estuvo en el enclave palestino- en la sede del patriarcado latino de Jerusalén, Piazzaballa consideró que “la ayuda humanitaria no es sólo necesaria, es una cuestión de vida o de muerte. Rechazarla no es sólo un retraso sino una condena. Cada hora sin comida, agua, medicinas y reparo causa un daño profundo. El hambre es algo inconcebible”.

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