Una provincia ya siembra 27.000 hectáreas de un cultivo que ofrece un negocio mundial

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SAN CARLOS DE BARILOCHE.- La alfalfa se posiciona, junto con el maíz, entre los cultivos agrícolas extensivos más importantes de la provincia de Río Negro, con casi 27.000 hectáreas cultivadas en los distintos valles. Tal como indican desde el Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo, el crecimiento sostenido de esta producción se debe a condiciones agroclimáticas privilegiadas, disponibilidad de agua para riego y la incorporación de tecnología como los pivotes centrales, que han permitido transformar tierras ganaderas en zonas agrícolas de alto rendimiento.

“Su importancia radica en su alto potencial productivo, gracias a las enormes ventajas agroclimáticas que se presentan dentro del territorio provincial, entre las cuales se destacan dos recursos naturales fundamentales: suelo y agua. Otro factor clave en el crecimiento sostenido de este cultivo es la incorporación de tecnología de riego”, dijeron desde la Secretaría de Agricultura provincial.

Lo cierto es que la totalidad de los cultivos agrícolas que se desarrollan en Río Negro se realizan con aporte artificial de agua mediante el riego. En este sentido, el río que le da nombre a la provincia juega un rol fundamental, gracias al volumen de agua que aporta como a su calidad.

Presente en Valle Medio (es el lugar con mayor superficie, alberga 11.000 hectáreas), Alto Valle, Valle Inferior, Guardia Mitre, Catriel, Conesa y otras regiones, la alfalfa es clave en la cadena forrajera y en la rotación con otros cultivos como cebolla y maíz.

Río Negro cuenta con casi 27.000 hectáreas cultivadas en los distintos valles

Si bien el cultivo de alfalfa se realiza en Río Negro desde el nacimiento de los valles irrigados mediante el riego gravitacional, desde Agricultura indicaron que, en la actualidad, su crecimiento y potencialidad están relacionados con producciones desarrolladas sobre proyectos de desarrollo de nuevas áreas bajo riego sobre la costa del río.

Están por fuera de los sistemas gravitacionales, gracias a la instalación de pivotes centrales que valorizan enormemente el potencial productivo de tierras que previamente eran destinadas a la ganadería en secano.

“Es así que la superficie de alfalfa promedió las 1000 o 1500 hectáreas hasta el 2008, y a partir de allí se experimentó un crecimiento muy importante y sostenido hasta las 27.000 hectáreas que se cultivan en la actualidad, posicionándose como un líder en la producción agrícola nacional e internacional”, expresó Lucio Reinoso, secretario de Agricultura.

Asimismo, mediante estos sistemas productivos innovadores, se obtienen rendimientos promedio de alrededor de 18.000 kilos de materia seca por hectárea por año.

Por otro lado, y si bien los sistemas de producción de alfalfa para consumo directo por parte de la ganadería (como el heno) juegan un rol fundamental en la cadena de producción de carne (ya que amortiguan la escasez de pasto en los sistemas de cría de secano en épocas donde la oferta de forraje es reducida debido a las condiciones meteorológicas), existe en la actualidad un nicho de mercado muy promisorio en la exportación de megafardos hacia países árabes y a Europa.

En este sentido, la incorporación de tecnología, sumado a la alta demanda de este forraje por parte de países asiáticos y europeos, han posicionado a la provincia de Río Negro como una región exportadora, abarcando el 20% de las exportaciones totales del país.

En el Alto Valle, generalmente, se utilizan alfalfas de grupo intermedio (GR 6-7) y grupo sin reposo (GR 8-9), mientras que en el Valle Inferior de la provincia de Río Negro, del total producido, se exporta el 30% en pellets y el resto en formato de megafardos.

En el Alto Valle, generalmente, se utilizan alfalfas de grupo intermedio (GR 6-7) y grupo sin reposo (GR 8-9), mientras que en el Valle Inferior de la provincia de Río Negro, del total producido, se exporta el 30% en pellets y el resto en formato de megafardos

Además, el cultivo de alfalfa se afianza por su rol en la rotación agrícola, ya que ingresa en la rotación de cultivos como la cebolla y el maíz, diversificando la producción y optimizando el uso de recursos humanos y maquinaria.

“La alfalfa es un ejemplo de cómo se puede agregar valor, generar empleo y proyectar al mundo desde nuestras zonas rurales”, añadió Reinoso.