La marcha de la CGT terminó con una cumbre con Kicillof, el gran rival de Cristina

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“Hagan lío, salgan afuera”. Con esa famosa frase de Francisco, propalada por un altoparlante ubicado frente a una gigantografía del fallecido Papa, la CGT marchó en forma multitudinaria en la antesala del festejo del Día del Trabajador, en una movilización que combinó reclamos contra el Gobierno por el “modelo de ajuste” en marcha y por la “homologación de las paritarias” pero también adoptó una clara postura frente a la interna que registra el peronismo.

Es que la marcha hacia el Monumento al Trabajo, en Independencia y Paseo Colón, no solo colapsó el bajo porteño tornando estéril el mentado protocolo anti-piquetes del ministerio de Seguridad sino que incluyó una sorpresiva reunión del consejo directivo de la central obrera con el gobernador Axel Kicillof en la sede gremial de calle Azopardo, ubicada a poco más de una cuadra del epicentro de la protesta.

Tomados de una bandera, que destacaba el rol de los gremios -“no hay trabajadores libres sin sindicatos”, jefes sindicales como Hugo Moyano, Héctor Daer, Andrés Rodríguez, Rodolfo Daer, Julio Piumato, Gerardo Martínez Juan Pablo Brey, entre otros, pero también Hugo Yasky y “Cachorro” Godoy, de las dos CTA-, intentaron mostrar un gesto de unidad para confrontar contra la administración libertaria.

Previamente, la centra obrera había difundido un comunicado, titulado “El trabajo es sagrado”, en el que manifestó estar “preocupados y alertas ante un Gobierno Nacional que no atiende reclamos, no escucha y no dialoga, a la par que implementa un grave ajuste, cuyo costo lo están pagando las y los trabajadores activos y pasivos con el deterioro de sus ingresos”.

También se mostró en contra de la privatización del Banco Nación, Aerolíneas y el cierre de otras dependencias públicas. Algunas de esas consignas fueron replicadas por los altoparlantes ubicados en el bajo porteño junto con frases de los discursos de Francisco.

Las columnas de los gremios se apostaron pasadas las 13.30 en Lima e Independencia y desde allí fueron desplegándose, de a poco, hasta el Monumento al Trabajo.

Las más numerosas fueron las de la UOM, UPCN y Luz y Fuerza, esta última se apostó en la esquina de Defensa. También hubo nutridos grupos de Comercio -en cuya bandera estaba el histórico Armando Cavalieri, de la CATT, (gremios del Transporte), de la Fraternidad, de los portuarios de Fempinra, Aeronavegantes y La Bancaria. “El que no salta voto a Milei”, fue uno de los cantos “de cancha” que entonaban los manifestantes.

La izquierda, representada por el MST y el Polo Obrero, desplegó sus banderas rojas pasadas las 15. No hubo operativo policial y, si bien se garantizó el tránsito por la 9 de Julio, quedaron bloqueadas las avenidas Independencia, Paseo Colón -con el corte del Metrobús- y varias calles de San Telmo.

Oficinistas y turistas tuvieron que sortear los bloqueos. Pero algunos visitantes extranjeros bien temprano aprovecharon a degustar un choripán. Es que el grueso de la marcha se hizo esperar y recién pasadas las 15 comenzó a tomar color y los puesteros, que ahora ofrecen sus sánguches por transferencia bancarias (con alias), tenían poca actividad.

Mientras se encontraba a metros de la gigantografía del Papa, Andrés Rodríguez (UPCN) explicó a Clarín los motivos de la marcha: “Estamos en contra de esta política del gobierno que sume al pueblo en la miseria, destruyendo los salarios, con el Estado echando gente por todos lados. Cada vez se siente más la falta de actividad y la caída en el consumo”. A su lado, Héctor Daer, co-secretario cegetista, aseguró que no hubo contacto con el Ejecutivo tras el último paro general. “No es que no hay interlocutores. Presentamos un documento y una agenda y queda clara nuestra petición. Ahora depende del gobierno la respuesta”, expresó.

Los integrantes del consejo directivo desembocaron en las oficinas de la sede gremial a las 15.30 junto a los referentes de las CTA. Mientras, siguieron desfilando columnas de distintos gremios y agrupaciones de izquierda por la avenida Independencia.

Dentro de la sede sindical de calle Azopardo se registró una reunión de tono político, esta vez, un tanto alejada de la confrontación del movimiento obrero con la Casa Rosada. Es que los jefes gremiales recibieron a Axel Kicillof, a la vicegobernadora, Verónica Magario, al ministro de Trabajo provincial y sindicalista del cuero, Walter Correa y a intendente Fernando Espinoza (La Matanza). Fue, a la postre, un respaldo tácito al gobernador bonaerense en el enfrentamiento que mantiene con el kirchnerismo tras decidir desdoblar las elecciones provinciales el 11 de septiembre.

La demostración de fuerza cegetista también se produjo en pleno debate interno para lo que será la renovación de la conducción en octubre próximo.

El secretario de Juventud de la central obrera, Sebastián Maturano, lo resumió de esta forma: “Dicen que habrá renovación pero antes de analizar si habrá nuevas caras hay que decidir qué es lo que necesita esta CGT, si esta cualidad de moderados y dialoguistas o es el momento en el que hay que estar y ser combativos, que es lo que prefiero”, concluyó.