ROMA.- Un convento del norte de Italia fue el escenario de una pesadilla para un grupo de monjas de clausura que decidieron huir del establecimiento y denunciar una situación «insoportable» tras la expulsión de la madre superiora en medio del luto por la muerte del papa Francisco.
Las cinco monjas cistercienses del convento de San Giacomo di Veglia en Vittorio Veneto, en la provincia de Treviso, abandonaron el convento esta semana dando un portazo para refugiarse en otro lugar secreto, debido a los acontecimientos que, en su opinión, habían minado el lugar de oración.
El monasterio donde vivían, de los Santos Gervasio y Protasio, es muy conocido por otra particularidad: las monjas son apreciadas productoras de botellas de Prosecco Doc, elaborado con uvas procedentes de los viñedos del convento.
Todo salió a la luz porque, para no crear alarmas sobre su repentina “desaparición”, las cinco se presentaron en el cuartel de Carabineros para avisar de su huida y la necesidad de “recuperarse con seguridad” en otro lugar, que prefirieron no revelar. Algo que hoy confirmaron círculos militares en Italia.
Las monjas dijeron ante la policía que debieron dejar el monasterio por “graves acontecimientos que suceden en su interior y que serán mejor denunciados y argumentados de otra manera y en otro lugar”.
Pero, ¿qué pasó en ese monasterio?
El origen de la historia está en una disputa que comenzó en enero de 2023, cuando desde el convento llegó una carta de cuatro monjas dirigida al papa Francisco, con acusaciones contra la madre abadesa, sor Aline Pereira.
Tras dos inspecciones en las que no se encontraron pruebas, “archivaron como calumnia” la denuncia de las monjas y las cuatro acusadoras fueron trasladadas a otros monasterios. Pero el caso no se cerró allí. Desde entonces, el convento recibió otras ocho “visitas canónicas”. La hermana Aline, durante este período, fue acusada de “actitudes manipuladoras” y de “incapacidad para tomar decisiones”, pero sin pruebas, según afirman las cinco monjas fugitivas, consigna una nota de Il Messaggero.
La más joven de las religiosas habló con un periódico local, el Gazzettino, y describió “tensiones insoportables” que llevaron a la destitución de Pereira.
La despedida forzada de la superiora generó una “fuerte presión psicológica” sobre las otras cinco monjas, vinculadas a la abadesa. A pesar de la confidencialidad propia de la vida conventual, no hay motivos penales o civiles graves detrás del “divorcio” del grupo de monjas de San Giacomo di Veglia.
“Tuvimos que huir”, dijo la joven monja, “porque el clima, desde que llegó la Comisión que expulsó a la Hermana Aline se volvió insoportable”.
Algunas de las monjas llevaban 25 años viviendo en el monasterio. Pero fue la más joven, que llegó hace poco más de un año, la única que encontró el coraje para hablar: “Decidimos escapar después de las últimas imposiciones y acoso que sufrimos: empezaron el lunes después de Pascua”.
En realidad, el primer hito fue el Viernes Santo, cuando el abad general de la Orden, Mauro Giuseppe Lepore, notificó al monasterio el nombramiento de un comisario. El lunes, en ausencia del Papa (fallecido ese día) y con la Diócesis vacante, llegó también al convento la psicóloga que ya había sido enviada como visitadora: “Sin consultar con los médicos ni con los psicólogos que seguían a las monjas, y sin hacerles ninguna evaluación clínica, concluyó que a las monjas les habían lavado el cerebro”.
Fue entonces cuando la hermana Aline fue destituida y reemplazada por la madre Martha Driscoll, de 81 años, una situación que puso en alerta a las monjas, quien incluso grabaron a la nueva superiora diciendo frases como “Estamos en el monasterio para sufrir” o “Yo soy la Iglesia, hablo en nombre del Papa Francisco”.
“Destruyeron una situación de paz que duraba medio siglo, nos sentíamos asfixiadas”, dijo la joven religiosa al Gazzettino. Agregó que las cinco pidieron a su Dicasterio la dispensa de los votos y el permiso para romper la clausura, pero les fue denegado.
La diócesis de Vittorio Veneto oficializó el problema, aunque no entró en el fondo del asunto.
Agencia ANSA