WASHINGTON.- Apestosas capas de algas en descomposición ya comienzan a acumularse en las playas del Caribe.
Estas megafloraciones de algas pardas viscosas llamadas sargazo antes eran raras, pero el cambio climático y la contaminación del agua las han convertido en una plaga anual para el Caribe, el Golfo de México y la costa este de Florida. A medida que los montículos de algas cubren las costas, alejan a los turistas, molestan a los pescadores y contaminan el aire con gases nocivos que calientan el planeta y causan problemas respiratorios.
Retirar las algas de las playas y desecharlas cuesta a los países millones de dólares al año y ocupa cada vez menos espacio en los vertederos. Pero las autoridades de Granada, una nación insular de más de 100.000 habitantes ubicada en el extremo sur del archipiélago caribeño, afirman tener una idea mejor: cosechar el sargazo antes de que llegue a las playas y convertirlo en una fuente renovable de combustible, fertilizantes y otros productos.
“No deberíamos ver el sargazo solo como una amenaza, sino como una oportunidad”, declaró Jerry Enoe, encargado especial de Granada para los océanos.
En octubre, Granada albergó una conferencia sobre el sargazo entre las naciones caribeñas y la Unión Europea, que se comprometió a apoyar los esfuerzos del Caribe para convertir su problema, alimentado por el cambio climático, en una industria verde. En la conferencia, el primer ministro granadino, Dickon Mitchell, prometió que su país transformaría 10.000 toneladas de sargazo en productos útiles para 2026.
Hasta el momento, 33 empresas han presentado ideas al gobierno granadino, que seleccionará algunas para financiarlas este verano, según Enoe.
Al mismo tiempo, científicos y empresas emergentes en todo el Caribe, México y universidades internacionales trabajan para convertir el sargazo en ladrillos, productos farmacéuticos, biocombustible, combustible para automóviles y más.
Desarrollar una industria local para recolectar y utilizar el sargazo podría ayudar a los países afectados por las algas marinas a limpiar sus playas y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la generación de electricidad, la importación de fertilizantes y la descomposición del sargazo, que libera metano, según los expertos.
Pero advierten que no será fácil: países en desarrollo como Granada no cuentan con grandes presupuestos para invertir en nuevas infraestructuras, y las empresas tendrán que encontrar la manera de construir un negocio estable en torno a las impredecibles floraciones de sargazo.
“No se sabe cuánto va a llegar ni cuándo”, afirmó Anne Desrochers, consultora que escribió una extensa reseña sobre los usos del sargazo. “La solución no es tan sencilla”.
Granada se ha enfrentado a ataques anuales de algas desde 2011, después de que las corrientes que normalmente atrapan el sargazo en una pequeña zona del océano Atlántico conocida como el Mar de los Sargazos se rompieran y permitieran que las algas escaparan. Se extendieron desde África Occidental hasta la península de Yucatán, y han regresado cada verano en floraciones masivas impulsadas por aguas inusualmente cálidas y la contaminación por fertilizantes.
En mar abierto, el sargazo es inofensivo. Las esteras de algas actúan como un bosque flotante, proporcionando alimento y refugio a peces jóvenes, tortugas y crustáceos. Menos del 10 % de las algas llegan a la costa, afirmó Desrochers. Pero cuando esto sucede, se convierte en un problema.
“Cuando llega en tal cantidad, incluso dificulta la salida de los pescadores”, dijo Enoe, y agregó: “Si un turista lee el periódico y ve que hay una afluencia de sargazo en Granada, no va a reservar un billete a Granada para ir a una playa cubierta de sargazo y podrida, con sulfuro de hidrógeno en la cara todo el día”.
En los días malos, las algas se acumulan por toneladas. Debido a que la maquinaria pesada puede erosionar las frágiles playas, los trabajadores y voluntarios granadinos cargan con palas todo lo que pueden en carretillas y lo cargan en camiones. En la cercana isla de Barbados, Desrochers afirmó que se pueden acumular hasta 1600 camiones de algas en la costa este y sureste en un día.
“Como pequeña nación insular, no tenemos los recursos para limpiar cada bahía con regularidad”, afirmó Aria St. Louis, directora de la División de Medio Ambiente del Ministerio de Resiliencia Climática, Medio Ambiente y Energía Renovable de Granada. “Cuando te enfrentas a un tsunami de sargazo, esta pala es como un palillo en comparación”.
Pero si las empresas privadas invirtieran en el uso del sargazo, podrían financiar más trabajos de limpieza, lo que, según ella, beneficiaría al turismo, la pesca y a las personas que viven cerca de las costas.
Una empresa que desea utilizar el sargazo granadino es SarGas, una startup fundada en 2023 para convertir las algas en biocombustible. La empresa ha instalado una pequeña máquina, llamada “digestor”, que utiliza bacterias para devorar el sargazo y liberar metano, el principal componente del gas natural.
En lugar de dejar que el metano se escape y caliente el planeta, como ocurriría si el sargazo se pudriera en la costa o en un vertedero, SarGas recoge el gas y lo utiliza para alimentar el horno de una panadería local. Ahora, la startup está solicitando un permiso para construir un digestor más grande que alimentaría un generador de biogás para generar electricidad para la red eléctrica de Granada.
Generar electricidad de esta manera sería más económico y limpio que lo habitual, afirmó Benjamin Nestorovic, director ejecutivo de SarGas. Casi toda la electricidad de Granada se produce con generadores que funcionan con diésel importado, lo cual contamina y obliga a los granadinos a pagar algunas de las tarifas eléctricas más altas del mundo.
Esto está empezando a cambiar a medida que Granada instala paneles solares, pero Nestorovic afirmó que el biogás se complementa bien con la energía solar, ya que el combustible a base de sargazo puede generar electricidad durante la noche. “Nos complementamos”, afirmó.
El primer generador de SarGas planificado utilizaría entre 5000 y 8000 toneladas de sargazo al año, mezcladas con residuos alimentarios y estiércol de cerdo para crear una dieta equilibrada para las bacterias. Podría generar 160 kilovatios de energía, lo que representa aproximadamente el 0,5 % de la demanda máxima de Granada. Al ahorrar diésel y evitar las emisiones de metano en el vertedero, Nestorovic afirma que se evitarían las emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a las de unos 2000 automóviles.
Las naciones caribeñas nunca generarán toda su electricidad de esta manera, según Saeid Baroutian, profesor de ingeniería química de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), quien colaboró con científicos de Barbados para desarrollar formas más eficientes de producir energía y fertilizantes a partir de algas marinas.
“Pero si los países pueden reemplazar el 10 % de su combustible fósil importado con bioenergía a base de sargazo producida localmente, esto representa una gran mejora”, afirmó.
Para mejorar la recolección de sargazo, Granada busca financiar empresas que puedan rastrear las floraciones de sargazo y pronosticar cuándo y dónde llegarán las algas a la costa. Además, está considerando apoyar a empresas que fabriquen barreras flotantes u otros dispositivos que puedan atrapar el sargazo antes de que llegue a las playas, explicó Enoe.
Además de generar energía, destacan otros dos usos potenciales para el sargazo, según Jane Nurse, consultora de sostenibilidad que trabaja para el gobierno granadino para diseñar el futuro de la industria del sargazo.
Las empresas podrían convertir las algas en fertilizantes, lo cual es un poco más complejo de lo que parece. Las algas son saladas. El sargazo, en particular, tiende a absorber metales tóxicos como el arsénico y a concentrarlos en su composición. Por lo tanto, antes de que pueda aplicarse en los campos, es necesario eliminar la sal y los metales pesados del fertilizante de sargazo. Aun así, Nurse afirmó que la fertilización es el objetivo más realista a corto plazo para el aprovechamiento del sargazo.
Proyectos energéticos como el SarGas también pueden generar fertilizantes como subproducto a partir de los residuos que quedan en los digestores, afirmó Nurse. Fabricar combustible y fertilizantes es “una solución muy elegante, pero requiere una inversión inicial y un desarrollo de infraestructura mucho mayores” que simplemente producir fertilizantes, añadió.
La otra opción es tratar químicamente el sargazo para extraer ingredientes útiles para la industria cosmética, farmacéutica y otras. En México, por ejemplo, la empresa CarbonWave utiliza el sargazo para fabricar productos para el cuidado de la piel y aditivos para el suelo, y otra empresa, Origin by Ocean, ha propuesto a Granada la idea de establecer una “biorrefinería” en la isla para fabricar cosméticos y otros materiales.
Este es un objetivo a largo plazo, explicó Nurse, porque las instalaciones son costosas y las empresas probablemente tendrían que exportar sus productos a nivel internacional. “Los costos involucrados son bastante elevados para una pequeña nación insular”, concluyó.
Por Nicolás Rivero