TEHERÁN.- La última semana del año se volvió una pesadilla para el régimen iraní, sometido desde hace tres días a protestas en las calles por el alza del costo de vida, mientras el presidente pidió a sus funcionarios escuchar las “demandas legítimas” de los manifestantes.
Las protestas iniciadas por los comerciantes contra el alto costo de la vida y la hiperinflación sumaron este martes la adhesión de los estudiantes de diez universidades del país, que se incorporaron a este movimiento en un país golpeado por severas sanciones occidentales.
Siete de las universidades están situadas en Teherán y figuran entre las más prestigiosas del país. Otros centros se vieron afectados en Isfahán (centro), Yazd (centro) y Zanyán (noroeste). Fuerzas de seguridad y policías antidisturbios fueron desplegadas en las principales calles de Teherán y en los alrededores de algunas universidades.
La República Islámica sufre desde hace años un encarecimiento desenfrenado de los productos básicos y una crónica devaluación de su moneda.
Según el centro de estadísticas estatal, la tasa de inflación en diciembre aumentó a 42,2% en comparación con el mismo período del año pasado, y es 1,8% más alta que en noviembre. Los precios de los alimentos subieron 72% y los artículos de salud y médicos se incrementaron 50% desde diciembre del año pasado. Muchos críticos ven la tasa como un signo de una hiperinflación inminente.
Los informes en los medios oficiales de que el gobierno planea aumentar los impuestos en el nuevo año iraní que comienza el 21 de marzo han causado más preocupación.
Esta movilización espontánea comenzó el domingo en el mayor mercado de teléfonos móviles de Teherán, antes de extenderse y cobrar fuerza al día siguiente.
Las protestas del lunes fueron las más grandes desde 2022, cuando la muerte bajo custodia policial de Mahsa Jina Amini, una joven de 22 años, desencadenó manifestaciones a nivel nacional. Amini fue arrestada por la policía de la moral por supuestamente no llevar bien puesto el hijab.
Imágenes de la agencia de noticias estatal Fars mostraron que las fuerzas de seguridad usaron gases lacrimógenos para dispersar las protestas del lunes.
Y mientras aumentaba la presencia policial, por otro lado el gobierno ensayó una suerte de mea culpa para ayudar a descomprimir. “Pedí al ministro del Interior que escuche las demandas legítimas de los manifestantes” para que el gobierno “pueda actuar con todas sus fuerzas para resolver los problemas y hacerlo de manera responsable”, dijo el presidente Masud Pezeshkian en la red social X.
Este martes la mayoría de las tiendas y cafeterías estaban abiertas como de costumbre en la avenida Vali-asr, que atraviesa la capital de norte a sur a lo largo de 18 kilómetros. Policías antidisturbios vigilaban las principales plazas del centro de la ciudad.
Para este miércoles, las autoridades decretaron el cierre de escuelas, bancos y establecimientos públicos en Teherán y otras partes del país, según indicó la prensa estatal, que sin embargo atribuyó la decisión al frío y para ahorrar energía y no la vinculó con las protestas.
El presidente del Parlamento, Mohamad Bagher Ghalibaf, instó a los diputados y políticos a tomar las “medidas necesarias para aumentar el poder adquisitivo de la población”. Pero a la vez alertó contra lo que dijo ser el riesgo de instrumentalización de estas protestas para sembrar “el caos”.
El rial iraní alcanzó el domingo un nuevo mínimo histórico frente al dólar, a más de 1,4 millones de riales por dólar (frente a los 820.000 de hace un año). El lunes, la divisa se recuperó ligeramente. Esta depreciación crónica ha conducido a una alta inflación y a una fuerte volatilidad, situación que paraliza las ventas de algunos productos importados, ya que tanto vendedores como compradores prefieren posponer cualquier transacción.
“Ningún dirigente nos ha apoyado ni ha tratado de averiguar cómo afecta el tipo de cambio del dólar a nuestras vidas», lamentó un manifestante citado por el diario Etemad. “Tuvimos que manifestar nuestro descontento”, añadió este vendedor a condición de anonimato.
“Muchos comerciantes han preferido suspender sus transacciones para evitar posibles pérdidas», explicó la agencia oficial de noticias Irna, al añadir que los manifestantes habían “coreado consignas”.
La economía iraní, ya debilitada por décadas de sanciones occidentales, sufre además por el restablecimiento a finales de septiembre por parte de la ONU de las penalizaciones internacionales relacionadas con su programa nuclear, que habían sido levantadas hace diez años.
En medio de la crisis, el gobierno anunció el reemplazo del gobernador del Banco Central por Abdolnasser Hemmati, quien ya ocupó este cargo entre 2018 y 2021.
Hemmati, exministro de Economía, vuelve a la escena después de ser destituido en marzo por el Parlamento, también a causa de la fuerte depreciación del rial.
Agencias AFP y AP