La abrupta baja que mostraron en el último mes y medio las tasas de interés que se pagan por inversiones en pesos, en un contexto en que el índice de precios mostró una leve pero sostendida tendencia al repunte, está provocando un reacomodamiento de este tipo de colocaciones que, tras haberse volcado masivamente a los rindes fijos, ahora apuestan por las colocaciones indexadas por inflación.
Esa tendencia se profundizó luego que el Gobierno readaptara el esquema cambiario para darle más flexibilidad a las bandas (lo que facilita un despegue de su “techo”), dejando a la vista que el mercado aguarda ahora una inflación superior a la que proyectaba antes de ese anuncio, básicamente, porque cree que esa decisión le puede dar algo más de vuelo al dólar oficial.
Los rasgos del fenómeno se dejan ver en:
“Las lecaps y boncaps profundizaron las bajas esta semana, con descensos de entre 0,3% y 1,5%. En este contexto, sus rendimientos se ubican en el rango de 2% al 2,6% de tasa efectiva mensual (TEM), ensanchándose 20 bps respecto de la semana anterior. Pero los bonos ajustados por CER tuvieron un desempeño mixto: flojos en el tramo corto y largo pero con nuevas subas en la parte media. Así, los rendimientos hasta diciembre de 2026 se ubican en el rango de CER +3,1%/5,8%, mientras que el resto de la curva opera entre CER +6,5/8,8%”, detalló al respecto un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
La reacción del mercado puede considerarse lógica. “El programa resulta viable pero no está exento de riesgos: su éxito depende de que la demanda de dinero acompañe para que la emisión por compra de reservas no tenga impacto inflacionario. Pero también depende de que la cuenta financiera efectivamente aporte dólares netos y de que la acumulación de reservas sea suficiente para sostener la credibilidad y la compresión del riesgo país”, enumera el economista Nery Persichini, de GMA.
En los bancos admiten que, con este nivel de tasas pasivas, los ahorristas son más reacios a renovar plazos fijos tradicionales. “Sólo el ahorrista clásico lo renueva sin vueltas: el resto deja su dinero en cuentas remuneradas a la espera de ver si las tasas reaccionan -como lo hicieron en algunos casos en los últimos días- o, en muchos casos, migra hacia el plazo fijo UVA”, reconoció ante la consulta de LA NACION un gerente de una entidad privada líder.
“El mercado parece haber asumido que puede haber algo más de inflación, producto de darle más espacio a la banda cambiaria superior“, coincidieron en observar de la consultora Outlier ante la evolución de las variables citadas.
En el caso de las apuestas por los bonos CER, todo está vinculado a lo que en la jerga financiera se conoce como inflación breakeven, una variable que indica qué nivel de inflación haría que rinda lo mismo un bono a tasa fija que uno ajustado por la evolución que tenga el índice de precios, considerando plazos iguales o muy similares.
Si esa tasa sube, significa que el mercado espera más inflación; si baja, que espera menos. Y lo que sucedió fue lo primero: escaló del rango 20/21% anual para el año 2026 a otro que va del 25,5 al 26,5% anual en promedio, según muestran los datos del mercado.
Es un dato, coinciden en señalar desde las meses de dinero, a que le prestaron especial atención los que elaboran planillas de cálculo para evaluar posibilidades de apuesta al denominado carry trade, es decir, inversiones en pesos que ofrezcan retornos potenciales interesantes medidos en dólares.