Un escenario financiero más optimista para el país, con bonos en alza, riesgo país estable y dólar en calma, un flujo de dólares que se amplió, con colocaciones recientes de empresas y gobiernos provinciales y abultados vencimientos de deuda en moneda extranjera que llegan en enero son factores que impulsaron a Luis Caputo a volver a hacer algo en lo que es experto: emitir deuda.
Así lo confirmó hoy el ministro de Economía, que anunció que el plan del Gobierno es emitir un nuevo bono a cuatro años (vence en noviembre de 2029), a una tasa de interés anual del 6,5%. El objetivo es tomar esos fondos para cancelar “parcialmente” los vencimientos que el Tesoro tiene que enfrentar el 9 de enero de 2026, y suman alrededor de US$4100 millones.
Se trata de un paso hacia la regularización del acceso al financiamiento internacional para el Tesoro, luego de las recientes colocaciones de deuda que hicieron las administraciones de Santa Fe, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires, además de varios casos de empresas privadas (Vista, YPF, Tecpetrol, Pluspetrol, Pampa Energía, entre otras).
No obstante, si bien el ministro Caputo celebró la “reapertura de los mercados de deuda en moneda extranjera”, este nuevo bono a 2029 estará emitido bajo ley local. Es decir, ante cualquier episodio de incumplimiento o anormalidad, los acreedores deberán acudir a la justicia argentina, que desde la perspectiva del mercado financiero aporta menos garantías que los tribunales extranjeros, bajo los cuales se suelen cubrir emisiones de deuda (corporativa o soberana).
“El Gobierno vuelve a emitir de largo plazo, pero al ser ley local, no sé cuánto van a terminar levantando. Incluso hablan de juntar fondos para ‘cancelar parcialmente’ los próximos vencimientos, como si quisieran a priori levantar poco”, comenta Matías Rajnerman, quien fue economista jefe de la consultora Ecolatina y ahora se desempeña como jefe de Macroeconomía en el Banco Provincia.
En el mercado, no obstante, destacan esta nueva emisión informada por Caputo como una ‘buena señal’ hacia la regularización de la deuda local para un país que tiene el acceso al mercado cerrado hace casi ocho años. Hoy, el riesgo país argentino es de 634 puntos, lejos de indicadores de países vecinos como Uruguay (70), Chile (92), Perú (121) y Brasil (192). En el mercado estimaban que, para volver a los mercados internacionales, el riesgo país argentino debería comprimir entre 100 y 150 puntos básicos adicionales.
Más allá de este indicador, la comparación con los países de la región muestra que el interés que está dispuesto a pagar el Tesoro argentino por estos nuevos bonos es mayor al de sus vecinos. Bonos con vencimiento en el primer semestre de 2029 en Chile y Brasil rinden 4,4% y 4,8% anual, respectivamente. Para Uruguay, sus bonos a junio de 2031 pagan un 5,2% anual, mientras que los de Perú (junio de 2030) y México (mayo de 2030) pagan 4,9% y 5%, respectivamente, según datos recopilados por el área de Macroeconomía de Banco Provincia.
La última colocación internacional del Tesoro argentino fue en enero de 2018, con Mauricio Macri como presidente y Caputo como ministro de Finanzas. Luego, el país entró en crisis financiera, con corrida cambiaria, salida de capitales y corte al financiamiento, que derivó en los dos paquetes de asistencia financiera del FMI.
Esa administración luego continuó emitiendo letras en dólares (Letes) a corto plazo y bajo legislación local, que finalmente fueron ‘reperfilados’ sobre el final de esa gestión. Ya tras el cambio de gobierno y el default (el noveno en la historia), se concretó el canje de deuda, del cual surgieron nuevos bonos (Bonares y Globales), que forman parte del abultado vencimiento de enero.
Esta administración, además de las periódicas colocaciones de deuda en pesos, hizo una operación previa que involucró dólares. En mayo de este año, lanzó el Bonte 2030, un instrumento a tasa fija que al vencimiento se cancela en pesos (a cinco años, con opción a extenderlo por otros cinco años) y se orientó a inversores del exterior. El diferencial era que se podía suscribir con dólares. Tras dos colocaciones (US$1000 millones en mayo y US$500 en junio), la suba en las tasas de interés local frenó estas operaciones.
En el Gobierno celebran la colocación de este nuevo instrumento de deuda anunciado por Caputo, aunque también insisten en que “no aumenta la deuda”. “Es para pagar bonos que amortizan”, detalló el viceministro de Economía, José Luis Daza. En concreto, los bonos AL29 y AL30 representan US$1187 millones en amortizaciones. La mayoría corresponde a tenedores del sector privado en el país, aunque también hay parte de acreedores en el exterior y una porción menor en manos del FGS de Anses.