NUEVA YORK.- Había pasado poco menos dos horas de su histórico triunfo para la alcaldía de Nueva York cuando el demócrata socialista Zohran Mamdani, con tono desafiante desde un escenario en Brooklyn, dio vuelta la página de la campaña y empezó a enfocarse en su siguiente batalla política, una de la que todo Estados Unidos habla desde el martes pasado y que tiene a la mayor ciudad del país en el centro del ring: la disputa de alto voltaje con Donald Trump.
En Nueva York -un enjambre de barrios cosmopolitas, de clase trabajadora, hipsters, afroamericanos, judíos, latinos y de clases más acomodadas-, ni los seguidores más fieles de Mamdani ni los más escépticos de sus controvertidos planes de gobierno escapan a los temores de que “La Gran Manzana” quede el año próximo atrapada en una guerra política que promete escalar.
“Confiamos en que Mamdani hará todo lo posible por cumplir sus promesas, pero si Trump plasmara las amenazas que está haciendo de recortar fondos [federales], se le pondrá difícil. Tocará resistir, porque Nueva York tiene que cambiar», señaló a LA NACION Khan Adak, un migrante de Bangladesh que desde hace 21 años vive en el barrio de Prospect Heights, en Brooklyn. “Por supuesto que voté por él”, dijo. Allí, Mamdani logró más del 82% de apoyo en las urnas.
En las últimas semanas, el presidente norteamericano eligió como estrategia desacreditar en duros términos a Mamdani, de 34 años y que desde el 1 de enero será el primer alcalde musulmán de Nueva York. Lo calificó de “comunista” y “un peligro” para Nueva York, y amenazó con recortar fondos federales a la ciudad más poblada del país, con 8,5 millones de habitantes, en caso de un triunfo del dirigente nacido en Uganda.
“Sin dudas la disputa entre Mamdani y Trump afectará los planes de gobierno del alcalde electo. La presión presupuestaria que la Casa Blanca ejercerá sobre Nueva York al recortarle fondos obligará a Mamdani a centrar su atención en esas cuestiones, a jugar a la defensiva y a hacer frente a las consecuencias fiscales, en lugar de a sus iniciativas más importantes“, indicó a LA NACION Julian Zelizer, profesor de historia en la Universidad de Princeton y columnista de Foreign Policy.
“Los riesgos son para todos los residentes de la ciudad, cuyo hogar se convertiría en el centro de esta guerra política“, amplió.
Mamdani, de meteórico ascenso, construyó su candidatura con una campaña enfocada en lograr que Nueva York sea un lugar más asequible para vivir. Defiende ideas como el transporte público gratuito, supermercados de alimentos gestionados por la ciudad y guardería universal, y prometió aumentar los impuestos a los residentes más ricos para solventar los planes sociales.
En el Upper East Side, un elegante barrio en Manhattan lindante con el Central Park, que mezcla casas de ladrillo clásicas y refinados edificios y tiendas de diseño, Angela Leopold, una emprendedora de 28 años, no dudó en apoyar en las elecciones al exgobernador Andrew Cuomo -se presentó como independiente- a pesar de que recibió el respaldo del presidente.
“Detesto a Trump, estoy registrada como demócrata y nunca lo hubiera votado [a Cuomo]. Pero Mamdani es un lunático, sus ideas de gobierno son absurdas“, dijo a LA NACION. “Y su triunfo nos dejó ahora a todos en Nueva York en el medio de una guerra con Trump que nadie sabe hasta dónde puede llegar”, lamentó.
El politólogo Chris Edelson, experto en temas de gobierno de la American University, en Washington, sostiene que Trump está “dolido y enojado” por lo que sucedió el martes pasado, no solo con Mamdani, sino también en elecciones en Virginia, Nueva Jersey y otros estados donde los demócratas lograron imponerse.
“El presidente tiene herramientas para arremeter contra Mamdani, y eso es peligroso para Nueva York y para el país. Hasta ahora no se sabe con certeza qué hará. Recortar fondos federales sería ilegal. No puede castigar a una ciudad porque no le gusta su alcalde», explicó a LA NACION. “Si lo hiciera, debería haber una respuesta en los tribunales”, añadió.
Los principales medios norteamericanos apuntan a que la pelea se intensificará en 2026, con un presidente que ya eligió a Mamdani como blanco para catalogar como “extremista” al Partido Demócrata.
Incluso los asesores y aliados de Trump reconocen que Mamdani y Nueva York probablemente serán los próximos objetivos de los ataques del gobierno, si bien algunos advierten que el presiente -que es neoyorquino- tiene un interés personal en el éxito financiero de la ciudad debido a sus numerosas propiedades inmobiliarias, señaló The New York Times.
La ciudad de Nueva York recibe decenas de fondos federales, incluyendo dinero para salud, transporte y seguridad pública, y si el gobierno retuviera el dinero previsto, lo más probable es que se inicie una batalla legal. El año pasado, los fondos federales ascendieron a unos 8500 millones de dólares, el 7% del presupuesto total de la ciudad.
Mamdani parece estar preparado para esa batalla, y en su discurso de victoria desafió directamente a Trump, prometiendo luchar contra los intentos federales de injerencia en Nueva York. La pelea, sin dudas, concentrará la atención del Partido Demócrata, que aún se debate qué rumbo interno tomar para enfrentar a los republicanos en las cruciales elecciones del año próximo.
“Si Mamdani se convirtiera en un problema para los demócratas a nivel nacional de cara a las elecciones de medio término del año próximo, incluida la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, podría verse presionada por su propio partido para que tome distancia de algunos de los planes del alcalde electo», advirtió Zelizer. La mandataria se enfrenta a una dura campaña de reelección el año próximo.
Aunque demoraron, figuras del Partido Demócrata como la propia Hochul y el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, finalmente respaldaron a Mamdani meses después de que ganara la nominación para la alcaldía, en junio.
El sitio Politico reveló que Hochul, alarmada por las posibles acciones de Trump tras el triunfo de Mamdani, creó una virtual “sala de guerra” y organizó una serie de conversaciones con representantes de las fuerzas de seguridad, empresarios y grupos activistas para detener o, al menos, mitigar cualquier intervención federal. Se están programando más reuniones, incluso con los principales líderes religiosos y grupos de veteranos de Nueva York, añadió el medio.
La actual disputa dialéctica podría ser solo el comienzo. Las autoridades de la ciudad temen un escenario en el que el aumento de las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en ingles) en Nueva York provoque protestas, a las que Trump podría responder con un despliegue de la Guardia Nacional, como ya lo hizo en Chicago y Los Ángeles.
“Nueva York se enfrenta a un posible apocalipsis”, alertó Doug Schoen, analista político y exasesor de los Clinton, a The Wall Street Journal.
Más allá de su entusiasmo y el triunfo en las urnas -obtuvo el 50,4% de los votos, casi 17 puntos menos que el actual alcalde, Eric Adams, en 2021-, Mamdani se enfrentará desde enero a múltiples desafíos, no solo el de Trump.
Hasta ahora asambleísta estatal y sin experiencia ejecutiva -será el alcalde neoyorquino más joven desde 1892-, tendrá que administrar una ciudad que muchos analistas califican de “casi ingobernable”, dada su vasta complejidad demográfica y económica.
Mamdani sugirió que podría recaudar 10.000 millones de dólares en ingresos al aumentar los impuestos a las grandes corporaciones y al uno por ciento de los neoyorquinos con mayores ingresos, pero esto requeriría la aprobación de la gobernadora. “El plan fiscal del alcalde electo nos deja con más preguntas que respuestas”, advirtió Nathan Goldman, experto impositivo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
También existe el temor de que ciudadanos de altos ingresos se marchen de la ciudad si Mamdani subiera drásticamente los impuestos. El propio Trump, en su presentación en el America Business Forum el miércoles, en Miami, sugirió que “los demócratas son tan extremistas” que la ciudad del sur de Florida “pronto se convertirá en el refugio para aquellos que huyen del comunismo” en Nueva York.
Apenas dos días después de ganar la alcaldía, Mamdani viajó a Puerto Rico, donde se juntó con muchos de los principales demócratas de Nueva York, incluida Hochul, para su conferencia anual. La prioridad del joven dirigente pasó por persuadir a las autoridades del estado para que encuentren la manera de financiar sus propuestas.
Hochul dejó en evidencia la magnitud del desafío cuando, al hablar ante partidarios en San Juan, fue interrumpida con gritos de “¡Impuestos a los ricos!”.
“Los escucho”, respondió la gobernadora, que de todas formas a continuación dejó una advertencia. “Soy del tipo de persona que, cuanto más me presionen, menos haré lo que ustedes quieren”, dijo, un tiro por elevación a uno de los múltiples desafíos que enfrentará Mandami.