Milei se abraza al dogma, el mercado cruje y prometen un Big Bang para empresas

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Cerca del Javier Milei desconfían de quienes se acercan al Presidente para pedirle que abandone su dogmatismo y se vuelva un político. Para Milei sería cambiar de piel para avalar, en última instancia, una suba del gasto público. “La única forma de que renuncie a este esquema es que me maten”, les escucharon decir en Casa Rosada sobre su programa económico y sobre lo que ratificará el lunes en cadena nacional: el equilibrio fiscal no se negocia.

“No habrá lugar para los violentos que no quieren pagar la deuda”, dicen que repite el Presidente. “Si intentan llevarme puesto, la crisis va a ser enorme”, se envalentona frente a sus colaboradores cercanos.

Esta semana, Milei volvió a abrazarse con fuerza a Ludwig von Mises, su faro en la teoría económica. Para el Presidente y también para el equipo que lidera el ministro de Economía, Luis Caputo, no hubo errores económicos, pese a los que marcaron –por citar a algunos liberales– Ricardo Arriazu o Domingo Cavallo, entre otros. De hecho, se ratificó varias veces el rumbo. El desastroso resultado en la provincia de Buenos Aires tuvo sólo causas políticas. Por eso, habrá un paso atrás en la batalla cultural: se pactará con la “casta”, la política. Es algo que reclamaba el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en el Congreso, y Santiago Caputo, cuando pedía fortalecer alianzas en las provincias, y no competirles a los gobernadores en sus distritos. La mesa de decisión política licúa la influencia de Karina Milei y los Menem; y la federal sienta con los mandatarios provinciales a Luis Caputo, el hombre que maneja los esquivos fondos públicos. Los vetos de esta semana en temas sensibles son declarativos: no será fácil negociar por dinero.

Javier Milei en el despacho presidencial, este martes junto a Karina, Francos, Menem, Bullrich, Adorni y Caputo

“La política cambiaria no se modifica de ninguna manera”, dijo el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, el jueves por la noche en el streaming oficialista Carajo. Estaba Caputo, el viceministro, José Luis Daza, y todos los funcionarios del equipo económico. Tras la elección, el tono de los monólogos distó esta vez de ser autocelebratorio. Por prudencia, no hubo “masterclass”.

Horas después, el mercado se revolucionó. El dólar se recalentó y auscultó el techo de la banda cambiaria por primera vez desde que se cerró el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI); el riesgo país subió tras un desplome de los bonos, mientras que las acciones volvían a verse en rojo carmesí. Tras 72 horas de relativa calma hubo un puente al lunes negro.

En aquel impasse, los libertarios creyeron que la bilardista autocrítica de Milei del domingo, la sensación de que el Presidente tomaba el toro político por las astas y la ratificación del rumbo económico (apoyada por el FMI) era suficiente para relanzar la trayectoria a octubre.

Aún hay muchas dudas. Un hombre que conoce de cerca el mercado cree que el “riesgo político” aumentó y que no hubo, de parte del Gobierno, un giro más que “cosmético” en política. Sin resolución, esa incertidumbre en el mercado agregó puntos al riesgo país. La vuelta a los mercados voluntarios para refinanciar los vencimientos de capital en 2026 toma así más distancia. Es lo que comenzó a verse en los bonos y contagió al tipo de cambio. Es el default al que Milei cree que quieren llevarlo.

En pos de la necesidad política que tienen los libertarios tras las elecciones del domingo pasado, muchos escucharán el tono –amable o agresivo– que tendrá la presentación del presupuesto el lunes. Difícil creer en un cambio de mood, si Milei cree que lo torpedean desde comienzo de año en el Congreso.

Pese a que hay fundamentos sólidos en la economía, el mismo experto se pregunta si, para acumular reservas, será ahora necesario un tipo de cambio más alto. Es lo que empieza a poner en precio el mercado cuando mira el futuro.

“Me preocupa más el movimiento de los bonos que el tipo de cambio. El mercado empezó a hacer cuentas”, explicó un hombre que conoce el BCRA. “¿Cuentas de qué?”, preguntó este medio. “De cuánto tiene que juntar para pagar si no consiguen acceso a mercado”, contestó.

Las preguntas así se multiplican: ¿el modelo de “equilibrio inestable” es en realidad un “modelo frágil” que puede romperse después de octubre porque el mercado ya ve un equilibrio por encima de la banda, que arrancó con un tipo de cambio “atrasado” y solo se actualiza 1% mensual? Un país con un Tesoro y un BCRA que intervienen sobre el dólar, al que le votan en contra en el Congreso y con un riesgo país por encima de 1000 puntos, ¿puede pagar la deuda en 2026? “La banda murió el 7 de septiembre”, cuestionó un economista en off the record.

Ya quedaron atrás otras preguntas sobre el desarme de las LEFI o la definición política de no comprar reservas dentro de la banda en plena cosecha y precios más bajos del dólar. O si una actividad que no crece desde comienzo de año o un ingreso disponible por debajo aún de noviembre de 2023 no afectó el humor de los votantes también. De hecho, Mora Jozami, de Casa Tres, registró que la baja de la inflación –la bandera de los libertarios en elecciones– es la política más aplaudida aún por la gente. Sin embargo, hoy está en el puesto 14 de las preocupaciones de la gente. “Hay un acostumbramiento”, reconoció Daza en el streaming dando lugar a la idea a que la baja de la inflación se convierte de a poco en derecho adquirido. Algo blanqueó el diputado provincial electo por La Libertad Avanza, Maximiliano Bondarenko cuando dijo días después de perder las elecciones: “Mi mamá es jubilada y no llega a fin de mes”.

El ministro de Economía, Luis Caputo, en CarajoCaptura

“El dólar vuelve a subir y se acerca al techo de la banda. Esto es una clara señal de que el Banco Central disminuyó la tasa de interés a un nivel que el ahorrista considera que no compensa el riego argentino actual. No hay margen para más bajas. Urgente, debe anunciar que tiene unos US$6000 millones propios para defender el valor del peso en el techo de la banda”, escribió el economista Aldo Abram en X. Elípticamente, aludiendo a la munición del Gobierno, le contestó el director de BCRA, Federico Furiase: “Hola Aldo. ¿Por qué deberíamos anunciar que hay US$6000 millones si ya anunciamos que en el techo de la banda hay US$22.000 millones? Que algunos no lo crean no es algo que dependa de nosotros. Solo lo comprobarán si lo testean”.

Furiase es quien había dicho en Carajo que el BCRA no había “forzado” una baja en las tasas de interés, pese a que la entidad monetaria bajó entre martes y miércoles del 45% al 35% la tasa que ofrece por tomar pesos del mercado mediante operaciones de repo. Para el encuadre teórico de Milei, en el que la tasa de interés no es el costo del dinero, sino un mecanismo de coordinación intertemporal que sirve para dar información sobre el riesgo (“Kuka”, en este caso), que Bausili y Furiase intervengan sería como si Von Mises apagara la alarma en medio de un incendio. Blasfemia.

En Las Tres Anclas, Caputo repitió a Milei: “No va a cambiar nada en lo económico”, aseguró. “Necesitamos gobernabilidad”, repitió, aunque buscó, tras la derrota, bajarle el tono a los resultados de octubre. Tras reconocer que se vendieron más de US$500 la semana pasada para ampliar la liquidez en un mercado poco profundo, dijo que no se había intervenido en esta. Bausili aseguró que el “apretón monetario” fue necesario para evitar riesgos mayores, pese a haber “ahogado” a la actividad y en pos de lo que el Presidente le pide al equipo: derrumbar la inflación. Dijo que la posición con los bancos –los encajes– seguirá siendo “muy cautelosa” o “apretada”. Evidentemente, pese cierta baja de las tasas esta semana, el Gobierno sigue viendo riesgos que probablemente se acrecentarán en los días previos al 26 de octubre.

Milei no cambiará su dogma. Basta ver el video que posteó esta semana de 45 minutos en el que se explica cómo Von Mises “domó” intelectualmente a John Maynard Keynes. Para criticar la “religión estatal” de Keynes, cuestiona el efecto multiplicador del gasto público (la plata sale de más impuesto a privados, inflación o el crédito que debía ser para las empresas), la baja artificial de la tasa de interés (“trampa de liquidez”) para hacer circular más dinero (no crear valor) y las distorsiones que conlleva pensar en estimular la demanda agregada, una entidad en la que Von Mises no cree. Para este teórico austríaco –podría pensarse que también para Milei– las crisis responden a inversiones “mal orientadas en el pasado” por el Estado y terminan en “recesiones necesarias”. Caputo, en su streaming, dijo que las empresas que hayan sobrevivido producto de las “distorsiones” del pasado son las que sufrirán en el actual esquema.

Daza pidió entonces no perder la sensibilidad –la oposición tildó en campaña a los libertarios de “crueles”– por sectores que no ven los beneficios del esquema macro liberartario y prometió un “Big Bang” de reformas para el sector privado a fin de año. “Son espectaculares. Lo que la gente pide”, describió Caputo. Ambos recalcaron que para que se materialicen se necesita “gobernabilidad”. Es lo que mercado descuenta que el peronismo, luego de oler sangre, no dará camino a octubre.