La canasta básica alimentaria (CBA) y la básica total (CBT), que se usan respectivamente para medir la indigencia y la pobreza, aumentaron 1% en agosto, un índice que se ubicó bastante por debajo del 1,9% que arrojó la inflación promedio del país ese mes. También en la medición interanual las dos canastas se incrementaron menos que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), al aumentar ambas 23,5%, contra un alza general de precios de 33,6%.
Además, según surge de lo publicado por el Indec, los precios de ambas canastas crecieron por debajo de del índice de precios al consumidor (IPC) cuando se observan los datos del acumulado del año: frente a una inflación de 19,5% en el período que abarca desde enero hasta agosto, la CBA subió 15,8% y la CBT, 13,3%.
La evolución de los precios de las canastas es mirada con atención por el Gobierno, puesto que la CBA se utiliza para establecer la línea de indigencia y, la CBT, para determinar el umbral de pobreza. Como en los últimos meses las subas fueron por debajo de la inflación, es de esperar –en principio– que tanto el número de indigentes como el de pobres disminuyan, aunque esos índices dependen también del nivel de ingresos recibidos en los hogares.
Más allá de que estas canastas se encarezcan menos que los bienes y servicios en general, la suma necesaria para no ser indigente o pobre sigue siendo difícil de alcanzar para los hogares. Según el Indec, una familia tipo (de cuatro integrantes) necesitó en agosto $1.160.780 para no caer en la pobreza y $529.520 para no ser considerada indigente.
Asimismo, en el caso de un individuo adulto, la suma necesaria para no caer por debajo de la línea de pobreza fue el mes pasado de $375.657, mientras que el monto requerido para no ser catalogado como indigente ascendió a $168.456.
El economista Mateo Borenstein, de la consultora Empiria, comentó que la variación de las canastas básicas en agosto fue 0,9 puntos porcentuales menor que la inflación. “Esto quiere decir que en términos reales, cayeron. Esa baja se genera porque en agosto los alimentos crecieron por debajo de la inflación 1,4% versus 1,9%”, analizó. Y agregó: “Es importante destacar que desde que asumió Javier Milei la canasta básica cayó aproximadamente 9% en términos reales”.
Para Borenstein, “el impacto en la baja de la pobreza es directo, porque mientras que los salarios en términos reales están iguales, la CBT cayó, lo que genera que más personas puedan comprar más de una canasta básica”.
En este sentido, los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer trimestre del año muestran que la pobreza bajó de 41,7% a 38%, y en julio (según estimaciones no oficiales) se encontraría en torno del 31%.
Por su parte, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA), expresó algunas dudas sobre la posibilidad de una reducción de la pobreza, ya que consideró que “la inflación, según cómo se están usando actualmente sus ponderadores, no refleja fehacientemente la pérdida de capacidad de consumo que están teniendo los hogares”.
Para Salvia, esa menor precisión en la forma de ponderar la caída del poder adquisitivo se hace mucho más notoria en el caso de hogares de clase media baja. “En estas familias, ha tenido gran impacto en su capacidad de consumo el hecho de que ahora deban destinar una porción más grande de sus ingresos a pagar tarifas o transporte. Incluso, en muchos casos, se observa que entran en mora con el pago de servicios”, concluyó el especialista.
Optimismo oficial
En el Gobierno, no obstante, se leyó con optimismo el dato del Indec. Felipe Núñez, economista y asesor del Ministerio de Economía, escribió en su cuenta de la red social X: “Las canasta básica y total subieron tan solo 1% mensual en agosto. La inflación general 1,9% m/m [mes contra mes] y la núcleo 2% m/m. El rubro prendas de vestir y calzado cayó -0,3% y es la tercera vez que un rubro cae durante nuestra gestión. A pesar de la suba del TC [tipo de cambio], la inflación mensual continúa por debajo del 2%”.
La CBA se determina, según explica el Indec, tomando en cuenta los requerimientos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra un mes esas necesidades (se le llama el adulto equivalente). “A su vez, se seleccionaron los alimentos y sus cantidades en función de los hábitos de consumo de la población a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo)”, especifica el instituto.
Para definir la CBT, se amplía la CBA considerando bienes y servicios no alimentarios. “La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia”, indica el informe del Indec.
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