La impactante realidad de un fenómeno que tiene en jaque al campo en Tierra del Fuego

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EL CALAFATE, Santa Cruz.— La foto de una oveja que se desangra, la de un guanaco que huye desgarrado, la de vacas con las patas mordidas, son solo algunas de las imágenes sensibles que se viralizaron a través de las redes sociales y que sorprenden a todos, menos a los fueguinos. El autor es Emiliano Arona, biólogo y fotógrafo, que ha encontrado en las redes sociales un canal de impacto para un tema que atraviesa Tierra del Fuego desde hace por lo menos tres décadas. Casi el 70% del área destinada a la producción en la isla pasó a estar con presencia de estos animales. Muchos establecimientos ovinos dejaron la actividad y pasaron a la ganadería vacuna. Se estima que el 55% de los productores lo hizo. En los últimos cinco años en el corazón de la isla aumentó 1000% el avistamiento con cámaras de perros asilvestrados.

La publicación de fotos y videos de Arona en sus redes sociales — que acumulan miles de vistas y reproducciones en la cuenta @emiaronaph — es apenas una muestra de un trabajo de investigación que lleva adelante desde 2018 como estudiante y desde 2021 ya como becario doctoral del Conicet en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vida Silvestre del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic-Conicet), en Ushuaia.

Jauria de perros asilvestrados.mp4

Las manadas de miles de perros asilvestrados que pueblan en forma creciente el ecotono — zona de transición ecológica entre el bosque subantártico y la estepa fueguina — han modificado incluso el tipo de producción en los campos. Esta es una de las conclusiones a las que arribó Arona en su recorrido de investigación doctoral, dirigido por Adrián Schiavini, pionero en abordar el tema en la isla y el primero en entrevistar a los productores y relevar cómo la producción ovina fue cambiando ante el flagelo que hoy representan los perros asilvestrados.

“El área afectada por la presencia de perros asilvestrados en la superficie de Tierra del Fuego destinada a producción animal se ha incrementado sostenidamente, de un 2,5% en 1990 a un 69,3% en 2012-2013”, detalla el biólogo a LA NACION.

El área afectada por la presencia de perros asilvestrados en la superficie de Tierra del Fuego destinada a producción animal se ha incrementado sostenidamente, de un 2,5% de en 1990 a un 69,3% en el 2012-2013. Imagen de la tesis doctoral de Emiliano Arona, bajo la dirección Adrián Schiavini, de Cadic-Conicet

Según el artículo publicado en la revista de divulgación científica La Lupa, en la que Arona es uno de los autores, junto a Sebastián Cabeza y Paula Rodríguez, los perros asilvestrados “recorren decenas de kilómetros en grupos numerosos, causando un daño desordenado y en exceso a muchos animales, sin el objetivo directo de obtener alimento. Finalmente se alimentan como carroñeros oportunistas sobre guanacos o ganado muerto que no ha sido retirado del campo, e incluso animales muertos a la vera de la ruta”.

En Tierra del Fuego, a diferencia de la Patagonia continental, los perros han logrado establecerse en zonas rurales y naturales, reproduciéndose con éxito. El artículo advierte que “la presión sobre la ganadería ovina ha sido tal que en muchas zonas del ecotono se ha abandonado esta actividad, reemplazándola por ganadería bovina”. Este cambio productivo responde a la vulnerabilidad de las ovejas frente a los ataques de jaurías y a la idea de que el ganado bovino no sería atacado por su mayor tamaño.

Cría de guanaco atacada por perros asilvestrado. Imágenes de la tesis doctoral de Emiliano AronaCámaras trampa

“A lo largo de los 24 años que van desde 1990 a 2014, el área de afectación se ha ido incrementando hasta abarcar prácticamente la mayor parte del ecotono y el sur de la estepa fueguina. El impacto del perro asilvestrado ha forzado a la mayoría de los establecimientos del ecotono a reconvertir la actividad ganadera de ovinos a bovinos y la reconversión al bovino se intensificó entre los años 2006 y 2015”, explica Arona.

Ataque Perros En Tierra Del Fuego
Ataque Perros En Tierra Del Fuego

Las primeras cámaras trampa se instalaron en 2018 en la estancia Guazú Cué, propiedad de la familia Cabeza, ubicada en el centro de la isla. Allí se realizaron monitoreos en la búsqueda por entender el fenómeno que se desarrolló a partir del crecimiento exponencial de las tres localidades de la isla: Ushuaia, Río Grande y Tolhuin. Con los años, el fenómeno de los perros asilvestrados se replicó al lado chileno de la isla.

El biólogo Emiliano Arona en sus salidas de campo en Tierra del Fuego

A partir de la beca doctoral de Arona, en 2021 se amplió el espacio de estudio desde el campo Guazú Cué, abarcando cinco estancias repartidas en 40.000 hectáreas, donde se instalaron 50 cámaras trampa en postes de alambrado y lugares de tránsito habitual, justo donde se dan las persecuciones de los asilvestrados a la fauna salvaje y al ganado.

“Durante estos siete años de trabajo se identificaron más de 200 perros adultos asilvestrados, además de cachorros que no se contabilizan en el estudio porque es difícil reconocerlos cuando crecen”, indica el biólogo. Aclara que aún no pueden arriesgar cuál es el número total de perros asilvestrados en toda el área norte de la isla, pero sí pueden asegurar que desde 2021 hasta hoy el crecimiento en el área de estudio ha sido del 1000%.

Este gráfico muestra el número de avistamientos de perros asilvestrados con cámaras trampa, desde 2018 hasta 2023. Se ve un aumento de once veces en los cinco años, lo que representa un aumento en el número de avistamientos del 1000%. Gráfico de la de tesis doctoral de Emiliano Arona

“En las entrevistas realizadas a los productores por Schiavini y la Asociación Rural de Tierra del Fuego surge el dato de que los productores podrían volver a criar ovejas si ya no existiera la presencia de los perros asilvestrados. Aquí, la disminución de la producción está atada a los perros, y es un punto importante para destacar”, dice el biólogo.

En Tierra del Fuego, el perro asilvestrado se ubicó en la cima de la pirámide como predador. Al no existir pumas, ha desplazado a otros predadores como el zorro colorado — cuya especie está en peligro y se presume que fue desplazada por la presencia de los perros — o el zorro gris. Los guanacos y los cauquenes que anidan en el suelo también son atacados por las jaurías, que ya cuentan con generaciones de perros nacidos y criados lejos del contacto humano.

“Es un problema que estaba en aumento hace muchísimo tiempo, y también era un tema desconocido. Había mucha información que faltaba: se sabía que había perros atacando ovejas y que los productores estaban complicados, pero no se sabía más nada: dónde andan, cuántos son, cómo es la dinámica, si están generando otros impactos… Eso me generó curiosidad y me inicié en este trabajo”, indica.

En 2017, en Tierra del Fuego se dictó la ley 1146, que declaró al perro asilvestrado o cimarrón como una especie exótica e invasora. A partir de allí se creó el Comité de Seguimiento del Plan de Control de Poblaciones de Perros, integrado por funcionarios de áreas específicas, científicos y productores.

A lo largo de los 24 años que van desde 1990 a 2014 el área de afectación se ha ido incrementando hasta abarcar prácticamente a la mayor parte del ecotono y el sur de la estepa fueguina

“Entre 2014 y 2024, la expansión territorial de los perros no avanzó sobre la estepa, y los establecimientos de esa zona continúan produciendo ovinos. Sin embargo, el retiro de las ovejas del ecotono no hizo disminuir la población de perros. Por el contrario, mediciones realizadas a partir de la instalación de cámaras trampa entre 2018 y 2023 denotan un fuerte aumento de la población canina en el bosque. Esto permite inferir que el bosque de ñire resulta un ambiente fundamental para sustentar a las poblaciones de perros”, detalla el artículo.

Desde una perspectiva biológica, el texto científico señala que “el perro es un comensal del humano desde hace más de 15 mil años”, y que su domesticidad depende de un vínculo temprano con personas. En ausencia de ese vínculo, “se convierte en un animal asilvestrado o cimarrón”, con comportamientos propios de predadores oportunistas.

Ternero atacado por perros asilvestrados en Tierra del FuegoSebastian Cabeza

El comportamiento de los perros asilvestrados se caracteriza por la persecución de animales sin consumo posterior, en tanto que se alimentan como carroñeros y recorren grandes distancias, lo que dificulta su control.

Sin embargo, los perros no llegaron solos al ecotono ni a las áreas protegidas: su origen está en las tres ciudades de la isla. Un relevamiento finalizado este año por Arona y Schiavini, con colaboración de los tres municipios y el gobierno provincial, registró que en Ushuaia, Río Grande y Tolhuin hay por lo menos 25.500 perros sin supervisión, conocidos como perros sueltos o callejeros.

En Ushuaia se estimó una población de 8484 perros no supervisados, con una densidad de 24,5 perros por kilómetro. En Tolhuin, la cantidad estimada fue de 2888 perros, con una densidad de 18,2 por kilómetro. En Río Grande se estimó una población de 14.361 perros no supervisados, con una densidad de 29,5 por kilómetro.

Guanaco herido por ataque de perros.MOV
Guanaco herido por ataque de perros.MOV

De forma general, el estudio demostró que la cantidad de perros no supervisados en las tres ciudades analizadas varía significativamente según la ubicación y las condiciones locales. En conclusión, este relevamiento representa un esfuerzo coordinado y técnicamente riguroso para entender y manejar mejor la problemática de los perros de vida libre en Tierra del Fuego.

En la Patagonia continental, las pérdidas de animales provocadas por perros sueltos son frecuentes en las áreas periurbanas, como el caso ocurrido este año en una estancia ubicada a 30 km de Río Gallegos. En este contexto, los perros suelen mantener un patrón de movimiento de ida y vuelta entre zonas urbanas y rurales. Pero en Tierra del Fuego la situación es diferente. Aquí, el perro se ha extendido más allá de los espacios periurbanos, logrando establecerse y reproducirse exitosamente en áreas rurales y naturales. Un depredador de gran tamaño, numeroso e inexperto. Un combo letal para la naturaleza y la producción fueguina.