VARSOVIA.- Polonia y sus aliados denunciaron este miércoles como una “provocación sin precedentes” la incursión de drones rusos en su espacio aéreo, un hecho que obligó a movilizar las defensas antiaéreas de la OTAN y encendió la alarma sobre una posible escalada del conflicto. El episodio ocurre en un momento de fuerte tensión regional y refuerza los temores de que la guerra en Ucrania pueda desbordar las fronteras y arrastrar directamente a la Alianza Atlántica.
Aunque desde el inicio de la guerra en Ucrania varios drones y misiles rusos atravesaron el espacio aéreo de otros países, es la primera vez que un miembro de la OTAN los derriba.
De acuerdo con las autoridades polacas, se registraron 19 violaciones durante la madrugada, cuando drones rusos atravesaron la frontera en el marco de bombardeos contra Ucrania. Varios de estos aparatos ingresaron desde Bielorrusia y alcanzaron zonas pobladas. Las caídas provocaron daños materiales en una vivienda y un automóvil. Aunque no se reportaron víctimas, el hecho generó preocupación inmediata en Varsovia y en las capitales europeas por el riesgo real que implicó para la población civil.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, informó al Parlamento que se habían identificado más de diez “objetos hostiles” y advirtió que se trataba de una “provocación a gran escala”.
Aunque Polonia ya había sufrido incursiones en su espacio aéreo desde el inicio de la invasión rusa en 2022, ninguna había alcanzado esta magnitud, ni tampoco en otros países del flanco oriental de la OTAN y la Unión Europea. Según Varsovia, se trata de la violación más grave desde que comenzó la guerra, muy por encima de episodios previos con drones aislados o misiles desviados.
Un vocero de la Alianza señaló que es la primera vez que la OTAN enfrenta una amenaza potencial dentro de su propio espacio aéreo, lo que, a juicio del gobierno polaco, eleva el nivel de riesgo y coloca a la organización ante un nuevo desafío de seguridad en su frontera oriental.
La diferencia clave radica en la escala y el nivel de riesgo del incidente. No se trató de simples fragmentos o un objeto perdido, sino de que múltiples drones atravesaron deliberadamente territorio polaco, lo que obligó a activar por primera vez las defensas aéreas aliadas en la región. El hecho elevó la alerta en toda la OTAN y generó preocupación por la posibilidad de que un error de cálculo o un fallo técnico desencadene un conflicto mayor.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, calificó el incidente de “absolutamente irresponsable y temerario” y subrayó que es la primera vez que aviones aliados enfrentan amenazas potenciales dentro del espacio aéreo de la Alianza, lo que evidencia un cambio de escala en la guerra de Ucrania y un desafío directo a la seguridad colectiva.
Para el primer ministro polaco, Donald Tusk, la situación coloca a Europa “más cerca de un conflicto abierto que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial”, y señaló que el episodio demuestra que Rusia está dispuesta a probar los límites de la OTAN y a arriesgar la estabilidad regional.
Expertos en seguridad europea advierten que estas incursiones pueden marcar un nuevo patrón de provocaciones deliberadas, que obligará a los países aliados a reforzar sus sistemas de defensa aérea y a coordinar respuestas más rápidas frente a futuras amenazas.
El primer ministro polaco anunció que Polonia invocaba el Artículo 4 del tratado fundacional de la OTAN, tras considerar que su integridad territorial, independencia política y seguridad habían sido amenazadas. La medida activa consultas entre los 32 miembros de la Alianza Atlántica para analizar el incidente y coordinar posibles respuestas, aunque no implica automáticamente una acción militar conjunta.
El Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte se trata de un mecanismo de alerta temprana que facilita la coordinación entre aliados, pero no obliga a la OTAN a emprender una acción militar colectiva.
Polonia ya había invocado el Artículo 4 en 2014, luego de la anexión rusa de Crimea, y en 2022, al inicio de la invasión a gran escala de Ucrania, lo que subraya la gravedad de la situación actual en comparación con episodios previos.
A diferencia del Artículo 4, el Artículo 5, que establece la defensa colectiva, estipula que un ataque contra un miembro se considera un ataque contra todos. Esa cláusula solo se ha activado una vez en la historia, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
La OTAN respondió de inmediato. Aviones F-35 holandeses interceptaron drones sobre Polonia, mientras que los sistemas de defensa Patriot alemanes en la zona se pusieron en máxima alerta. Italia desplegó un avión de alerta temprana y otro de reabastecimiento aéreo, en un operativo coordinado bajo el mando aliado.
Los líderes bálticos —Lituania, Letonia y Estonia— fueron los más contundentes en sus advertencias. “Rusia está expandiendo deliberadamente su agresión, representando una amenaza creciente para Europa”, alertó el presidente lituano Gitanas Nausėda. Su par estonio, Margus Tsahkna, sostuvo que lo ocurrido demuestra que Moscú no solo amenaza a Ucrania, “sino a toda Europa y a la OTAN”.
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, habló de la violación “más grave del espacio aéreo europeo desde que comenzó la guerra” y afirmó que todo indica que fue intencional. Emmanuel Macron llamó a Moscú a frenar “esta escalada imprudente”, mientras que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, expresó su “plena solidaridad con Polonia por una violación grave e inaceptable”.
Desde Alemania, el ministro de Defensa Boris Pistorius aseguró que no había indicios de un error de navegación: los drones, dijo, fueron dirigidos “deliberadamente hacia Polonia” y estaban equipados con municiones. El embajador de Estados Unidos en Varsovia reforzó el compromiso de Washington: “Defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN”.
Incluso desde Kiev llegaron advertencias. El presidente Volodimir Zelensky calificó lo ocurrido como un “precedente extremadamente peligroso” y advirtió que Rusia “siempre prueba los límites de lo posible” y escalará si no encuentra una respuesta firme.
En un primer momento, el Kremlin evitó pronunciarse. Su aliado Bielorrusia sugirió que los drones habían “perdido el rumbo” por interferencias electrónicas. Luego, el Ministerio de Defensa ruso negó que Polonia hubiera sido un blanco de sus bombardeos y tachó de “infundadas” las acusaciones.
Sin embargo, en Europa predomina la percepción de que se trató de una escalada deliberada. Varios líderes remarcaron que Moscú busca medir los reflejos de la OTAN y forzar a la Alianza a actuar en un terreno cada vez más delicado.
Aunque no hay señales de que Polonia o la OTAN quieran activar el Artículo 5, el incidente deja en evidencia la fragilidad del equilibrio en la región. El riesgo de un error de cálculo, de un accidente o de una nueva provocación que dispare una reacción más dura se ha vuelto considerablemente más alto.
Para Varsovia, la prioridad ahora es reforzar la defensa aérea y mantener la presión diplomática. Para Moscú, en cambio, la estrategia parece ser tensar al máximo la frontera oriental de la OTAN, sabiendo que cada paso multiplica el riesgo de un choque directo entre potencias nucleares.
Agencias AP, AFP y DPA