Un error político hizo colapsar al gobierno francés y Macron ahora tiene tres opciones para sortear la crisis

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PARIS.- Su objetivo era claro: obtener, a duras penas, el apoyo de una mayoría de diputados a favor de su plan de ahorro presupuestario. No obstante, a pesar de casi medio siglo de vida política, François Bayrou olvidó una característica esencial de la lucha por el poder en Francia: su ferocidad. Este lunes, el primer ministro perdió la votación de confianza que él mismo solicitó a la Asamblea Nacional, un hecho sin precedentes en la historia de la Quinta República, fundada por De Gaulle en 1958.

Criticado por las oposiciones por su plan presupuestario cifrado en 44.000 millones de euros de reducción del déficit público, el centrista Bayrou se remitió a los diputados este lunes. Con 364 votos en su contra, el primer ministro deberá ahora presentar al presidente de la República la dimisión del gobierno. Tras conocerse los resultados de la votación, el palacio del Elíseo hizo saber que “un nuevo primer ministro será nombrado a la brevedad”, echando así por tierra las esperanzas de muchos líderes de la oposición que reclaman desde hace días una nueva disolución de la Asamblea.

08 de septiembre de 2025, Francia, París: El primer ministro francés, François Bayrou, durante una sesión parlamentaria extraordinaria antes de la votación de confianzaStefano Lorusso – ZUMA Press Wire

La cuenta regresiva había comenzado el 25 de agosto con el anuncio sorpresa de François Bayrou de comprometer la responsabilidad del gobierno en una votación de confianza ante la Asamblea Nacional. En los días siguientes, el primer ministro multiplicó sus intervenciones para aclarar su posición y alertar sobre el estado de una Francia cuya deuda colosal puede ser, según sus palabras, asimilada a “un barco que tiene un agujero en el casco”.

“Como capitán del barco, informado de la vía de agua que se ensancha sin cesar, del flujo que inunda nuestras bodegas, digo que nuestro deber es primero, de inmediato, ¡ponernos a sellarlo! ¡Todos debemos ponernos a ello!”, alertó hoy Bayrou en su declaración, acompañado por los abucheos de una Asamblea particularmente alborotada.

El resultado de la votación de confianza sobre el presupuesto de austeridad del gobierno, en la Asamblea Nacional de París, el 8 de septiembre de 2025BERTRAND GUAY – AFP

En un discurso cargado de gravedad, el dirigente de 74 años defendió su balance en una última “prueba de verdad”.

“Lo que tratamos hoy no es una cuestión política sino una cuestión histórica, que concierne a los pueblos y las naciones […] pero también a los niños y al mundo que les construimos”, lanzó, recordando que Francia “no ha tenido un presupuesto equilibrado desde hace 51 años. Desde esa fecha, los gastos aumentan, los déficits se repiten y las deudas se acumulan”, enfatizó. Y añadió que, “paralelamente y no sin relación”, el país enfrenta“una inmensa cuestión de modelo social, desestabilizado por el sistema demográfico, la inmigración y las pensiones”.

Pero de nada sirvieron sus esfuerzos: el capitán del barco finalmente cayó este lunes, abriendo el camino a un período de turbulencias en un contexto político ya particularmente frágil. En resumen, al término de una jornada maratónica, los diputados rechazaron ampliamente el voto de confianza, por 364 votos en contra (194 a favor y 15 abstenciones). Nunca un Primer Ministro había caído después de solicitar este tipo de votación en la historia de la Quinta República. Con un poco menos de nueve meses en el poder, el gobierno de François Bayrou es el tercero consecutivo que no supera el año en el poder.

La gente celebra frente al Ayuntamiento (Hôtel de Ville) de Nantes, en el oeste de Francia, el 8 de septiembre de 2025SEBASTIEN SALOM-GOMIS – AFP

Al término de ese discurso de una hora, los presidentes de los grupos parlamentarios desfilaron en la tribuna, blandiendo sin tapujos la pancarta del rechazo. A la izquierda, los discursos fustigaron el balance de la acción gubernamental, acusada de haber debilitado la protección social y aumentado las desigualdades. Tras reconocer no ignorar “la situación económica, financiera y política de Francia”, el presidente del grupo socialista en la Asamblea, Boris Vallaud, señaló un balance que “no ha dejado de dañar al país”, la segunda economía de la zona euro está hoy contra las cuerdas.

En 2017, el déficit estaba por debajo del 3%. Hoy es superior al 5,2%. La protección social tenía superávit, ahora está en déficit y la deuda ha aumentado en un billón”, afirmó.

El primer ministro de Francia, François Bayrou, pronuncia en la Asamblea Nacional de París, el 8 de septiembre de 2025BERTRAND GUAY – AFP

A la derecha, los líderes en la Asamblea insistieron sobre todo en la necesidad de sanear las finanzas públicas. Consideran que los franceses son conscientes del esfuerzo a realizar, pero que debe basarse en verdaderos ahorros y no en nuevos impuestos. Algunos diputados, comprometidos con la estabilidad, votaron a favor de la confianza en el gobierno, subrayando la importancia de proteger a quienes trabajan y de velar para que el peso de las reformas no recaiga siempre sobre las mismas categorías. El presidente del grupo Los Republicanos (LR), Laurent Wauquiez, criticó duramente la propuesta del gobierno de suprimir dos días festivos, medida que, según él, equivaldría a pedir a los activos “trabajar más sin ser remunerados y seguir pagando impuestos y cargas”.

El primer ministro francés, François Bayrou, abandona la Asamblea Nacional tras perder una votación de confianza parlamentaria, el lunes 8 de septiembre de 2025, en ParísChristophe Ena – AP

Esos famosos “dos días feriados” que el primer ministro propuso suprimir cristalizaron la protesta popular. Y fueron utilizados como argumento por todas las oposiciones políticas del país.

Sin sorpresa, la crítica más vehemente vino de la extrema derecha, destacando “cinco décadas de gestión derrochadora” y una crisis social latente “que puede estallar en cualquier momento”. En un mundo enfrentado a una situación geopolítica histórica, la líder del Reagrupamiento Nacional (RN), Marine Le Pen, llamó a Emmanuel Macron a convocar nuevas elecciones legislativas.

¿Y ahora? La caída ya confirmada de François Bayrou y su gobierno abre el camino a una nueva etapa de la vida política francesa. Sobre la base del artículo 50 de la Constitución, el actual ocupante de Matignon (sede del gobierno) presentará al presidente de la República su dimisión y la del gobierno, tras 270 días en ejercicio.

La presidenta del grupo parlamentario de Rassemblement National, Marine Le Pen, pronuncia un discurso en la Asamblea Nacional de París, el 8 de septiembre de 2025BERTRAND GUAY – AFP

Emmanuel Macron tiene ahora tres opciones, en un contexto político marcado por la ausencia de mayoría clara en la Asamblea Nacional. El jefe del Estado podría, en primer lugar, designar a una nueva personalidad, proveniente de su propio campo o capaz de lograr consenso más allá de las divisiones políticas. Pero, ante la falta de apoyos sólidos en el Parlamento, este gobierno corre también el riesgo de paralizarse rápidamente, enfrentándose a los mismos impasses institucionales que el anterior.

Otra posibilidad: dejar que el gobierno dimisionario gestione los asuntos corrientes, mientras se espera que surja una solución política más sólida. Este escenario de transición, aunque legal, limitaría fuertemente la capacidad de acción del ejecutivo y prolongaría la inestabilidad. Se trata de una opción rara bajo la Quinta República, ocurrida solo dos veces: en 1962 tras la disolución del gobierno de George Pompidou, y en diciembre de 2024 tras la censura del gobierno Michel Barnier.

La gente celebra frente al Ayuntamiento (Hôtel de Ville) de Nantes, en el oeste de Francia, el 8 de septiembre de 2025SEBASTIEN SALOM-GOMIS – AFP

Finalmente, Emmanuel Macron podría optar por disolver la Asamblea, enviando a los diputados ante los electores, a la espera de que nuevas elecciones legislativas permitan obtener una mayoría clara. Algunas fuerzas de oposición están a favor, considerando que un regreso a las urnas es el único medio para salir de la crisis actual. Sin embargo, el presidente parece reacio a esta idea, bastante arriesgada: una disolución de la Asamblea Nacional podría, de hecho, fortalecer aún más a otros grupos en detrimento del suyo, haciendo la situación aún más difícil. Eso es lo que dejó entender este lunes por la noche el mensaje de la presidencia.

Estas tensiones políticas se inscriben además en un clima social igualmente agitado, marcado especialmente por llamados a bloquear el país el 10 de septiembre, en el marco del movimiento “Bloqueemos todo”. Más allá del voto y sus consecuencias políticas inmediatas, el país también permanece a la espera de las reacciones económicas y sindicales de este nuevo episodio nacional.

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