En un país donde nadie se va a dormir frustrado y la naturaleza no produce catástrofes, todos los días son iguales. Es la imagen que tengo de Bélgica y Suiza. Dejando la naturaleza de lado, los días son diferentes cuando algunos seres humanos, frustrados ayer, modifican alguna decisión hoy. Y me refiero tanto al almacenero de la esquina como al ministro de Economía. En la Argentina, de esto sabemos mucho. Lo que modifica las decisiones son las novedades, no las noticias. En la Argentina, hoy, una tasa de inflación de 1,5% mensual es una noticia; novedad sería 0,5%, o 5%.
Al respecto conversé con el norteamericano Robert Emerson Lucas (1937-2023), quien estudió en las universidades de Chicago y California (Berkeley). En Chicago, el curso dictado por Milton Friedman hizo que la economía lo entusiasmara más de lo que había imaginado. Fundamentos del análisis económico, de Paul Anthony Samuelson, lo fascinó, porque, para él, el análisis matemático es la única forma de hacer teoría económica. Enseñó en las universidades de Chicago y Carnegie-Mellon.
–En 1995 usted recibió el Premio Nobel de Economía. ¿Por qué?
–Según el Comité Nobel, “por haber desarrollado y aplicado la hipótesis de las expectativas racionales [planteada originalmente por John Fraser Muth en 1961], transformando el análisis macroeconómico y profundizado el entendimiento de la política económica”. En mis palabras, “los trabajos por los cuales me otorgaron el premio constituyen parte de un esfuerzo para entender cómo los cambios en la conducción de la política monetaria pueden influir sobre la inflación, el empleo y la producción”. Recién la crisis subprime desarrollada a partir de 2008 puso en tela de juicio su enfoque referido a la macroeconomía y la política económica.
–Sea específico.
–Al formar sus expectativas, la población no desperdicia información, por lo que puede ser sorprendida por el gobierno, pero no de manera sistemática. Consiguientemente, el margen de maniobra discrecional del funcionario público es más reducido de lo que se piensa y, bajo ciertas condiciones, inexistente. Los gobiernos tienen mucho que hacer, pero destrabando restricciones del lado de la oferta, no inflando sistemáticamente la demanda. Si John Maynard Keynes viviera hoy, estaría tan impaciente como yo con la exagerada importancia que se le presta al corto plazo.
–Importante, porque está planteando la hipótesis de las expectativas racionales en contextos de incertidumbre.
–Porque son los relevantes. Plantearla en un modelo de certeza, según el cual la población adopta sus decisiones utilizando el mismo modelo que el gobierno, por lo cual las autoridades nunca pueden sorprender a la población, sirve para introducir la cuestión en las aulas; pero la realidad siempre se plantea en condiciones de riesgos e incertidumbres.
–La hipótesis de las expectativas racionales, desde el punto de vista práctico, ¿no es una exageración?
–Prefiero que los gobiernos basen sus políticas económicas exagerando para ese lado en vez de pensar que la población puede ser estafada por la política económica, con frecuencia y sin consecuencias. Los gobiernos que subestiman sistemáticamente la formación de expectativas de la población terminan generando personas que emigran, o que al menos siguen durmiendo en su país natal, pero tienen sus ahorros fuera del alcance de las autoridades.
–Joseph Robert Barro cuenta una notable nota de color referida al Nobel.
–Cuando se enteró de la noticia llamó al número de teléfono que tenía. Lo atendió Rita Cohen, mi exmujer. Ella le preguntó si lo había ganado solo (para saber cuánto dinero recibiría). Joe respondió que sí. Luego supo que en el acuerdo de divorcio habían estipulado que yo le daría la mitad del premio si ganaba el Nobel no después de 1995. “Un acuerdo es un acuerdo”, dije, y le envié el correspondiente cheque.
–Me parece importante diferenciar entre las noticias y las novedades.
–Para cualquiera que analice una situación desde la perspectiva de los procesos decisorios, la diferencia es fundamental. Puede ser una noticia que en la Argentina la temperatura promedio de enero de cada año sea superior a la de junio, pero difícilmente constituya una novedad. La novedad podría ser que la reducción de la temperatura, en determinado junio, sea muy superior a la esperada en función de la historia; en cuyo caso, dada la novedad, aumentará la demanda de bufandas y la de medicamentos contra los resfríos.
–La distinción es fundamental, pero no siempre nítida.
–En efecto, y esta es la razón por la cual, cuando alguna novedad modifica las decisiones, aumentando el precio del dólar o disminuyendo la demanda de empanadas, a quienes preguntan cómo fue que no lo previeron siempre hay que decirles lo mismo: ¿por qué no lo dijiste ayer?, porque con el diario del lunes somos todos sabios.
–Al día siguiente de la elección PASO de 2019 aumentó de manera abrupta el precio del dólar y cayeron las cotizaciones de los títulos públicos y las acciones.
–Excelente ejemplo, porque las encuestas y los analistas políticos pronosticaban algo así como un empate, y terminó en una fulminante derrota para el gobierno presidido por Mauricio Macri. Como la decisión siempre es prospectiva, los referidos resultados no se pueden explicar por querer castigar al presidente en ejercicio (hubieran comprado dólares y vendido acciones el viernes anterior a la elección), sino por la expectativa del triunfo de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.
–Aplique este razonamiento a las próximas elecciones de medio período, que tendrán lugar el 26 de octubre próximo.
–Primero, estamos delante de un nuevo ejemplo donde la distinción entre noticia y novedad no es tan nítida, porque las intenciones de voto lucen suficientemente próximas como para tener que tomar con muchas pinzas los resultados de las encuestas y las opiniones de los analistas. Pero esto no quiere decir que toda la población se quede de brazos cruzados.
–¿Qué quiere decir?
–Que todos los días se realizan transacciones entre los tenedores de pesos, dólares, títulos y acciones, donde los optimistas les venden dólares a los pesimistas: ambos creen que obtendrán ganancias (nadie compra y vende para perder) y la historia dirá quién finalmente tuvo razón.
–¿Cómo puede ser que no toda la población espere lo mismo?
–La heterogeneidad es un aspecto de cualquier grupo humano y es precisamente por ella que se realizan transacciones. La hipótesis de las expectativas racionales no dice que todo el mundo cuenta con toda la información, sino que ningún ser humano desperdicia alguna porción de la información de que dispone para tomar decisiones.
–Don Robert, muchas gracias.