Ucrania se cansa de esperar y apuesta por su industria de armas local

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PARÍS.– Emmanuel Macron lo ratificó esta semana para que no quedaran dudas: “Alrededor del 60% de las armas que utiliza hoy Ucrania en su guerra contra Rusia son producidas en Ucrania”. Con ayuda de los aliados, Ucrania se ha convertido en un poderoso fabricante de armas. Las más novedosas están diezmando las plantas petroleras rusas, aunque se hallen ubicadas muy lejos de la línea de frente.

El 31 de agosto, Ucrania utilizó por primera vez su misil de largo alcance FP-5, apodado “Flamingo” y hecho en casa, para atacar un objetivo en Crimea. Una salva de tres de esos misiles habría alcanzado y destruido parcialmente un edificio utilizado por el FSB, el servicio de inteligencia ruso,en la península que Rusia anexó por la fuerza en 2014. También habrían dañado varios aerodeslizadores usados por los servicios de inteligencia rusos para patrullar en el Mar Negro, según la agencia de noticias ucraniana RBC-Ucrania.

Observadores del conflicto en Ucrania identificaron misiles FP-5 en los videos de los ataques que circularon en las redes sociales, pero las autoridades ucranianas no confirmaron oficialmente haber recurrido a esta arma completamente nueva, revelada en agosto.

Según los especialistas, estas nuevas armas serían capaces de cambiar el ritmo de la despiadada guerra que Rusia libra a su vecino, pues se supone que pueden atacar cualquier objetivo en un radio de 3000 km, es decir, más allá de los Urales, al interior de territorio ruso.

La elección de Crimea para la primera demostración de estas capacidades destructivas puede sorprender. El objetivo, ubicado en un pueblo en la frontera norte de Crimea, está a solo 400 km de la región de Odessa, desde donde se supone que los ucranianos lanzaron los Flamingo. En otras palabras, “está al nivel de los misiles Scalp, suministrados por el Reino Unido y Francia a Ucrania, o incluso de los misiles de alcance medio Neptune, fabricados en Ucrania”, asegura Xavier Tytelman, exaviador y director de la revista Air et Cosmos.

Entonces, ¿por qué, si Ucrania apenas ha comenzado a fabricar esas armas, desperdiciarlas en un ataque en Crimea?

“Los ucranianos querían estar lo más seguros posible de alcanzar su objetivo, y para ello, lo más eficaz era lanzar los Flamingo en paralelo con otros misiles y drones cuya misión consistía en distraer las defensas aéreas rusas. Por lo tanto, se necesitaban objetivos al alcance de estas otras armas”, explica Tytelman.

Un misil Flamingo en una fábrica secreta de Fire Point en Ucrania Efrem Lukatsky – AP

De esta manera, el Ejército ucraniano podía comprobar si estos misiles funcionaban como se esperaba. Una prueba importante para el fabricante Fire Point, que actualmente asegura construir un misil Flamingo por día y apunta a una capacidad de producción anual de 2500 a partir de 2026.

Ucrania apuesta mucho en estos sistemas de armas. Las autoridades orquestaron una amplia operación de comunicación alrededor de los FP-5 a mediados de agosto cuando se hizo pública su existencia. Empezando por toda la mitología en torno al nombre, que se debería a un error de fabricación que hizo que los primeros prototipos fueran en parte color rosa.

Pero para el Ejército, lo que importa en el caso de los FP-5 es que Ucrania “no disponía hasta ahora de nada similar”, señala el coronel Michel Goya. Los misiles suministrados por Europa o los Atacms estadounidenses tienen un alcance mucho menor y apuestan más por la precisión del impacto que por la carga explosiva que pueden transportar.

Los Atacms transportan, por ejemplo, bombas de un peso de hasta poco más de 500 kg, mientras que el Flamingo ucraniano puede transportar ojivas de 1150 kg.

“Son artefactos masivos que pueden llegar más lejos y transportar más explosivos que la mayoría de los otros sistemas de misiles en el mundo”, resume Goya.

La contrapartida es que su tamaño y peso los condenan a cierta lentitud —alrededor de 1000 km/h según el fabricante—, “aunque siguen siendo una solución más rápida que otros sistemas de largo alcance del arsenal ucraniano”,principalmente ciertos drones, señala Tytelman.

Estos misiles tampoco están cargados con tecnología de punta, como las soluciones occidentales o incluso el misil de alcance medio ucraniano Neptune. El FP-5 probablemente será menos preciso y más vulnerable a ciertas medidas defensivas como el bloqueo del sistema GPS embarcado.

Esa modestia tecnológica relativa hace del Flamingo un “arma más fácil y barata de producir que, por ejemplo, el Neptune ucraniano”, asegura Goya.

“No son las mismas lógicas. El Neptune, diseñado antes de la guerra de invasión, se benefició de materiales y opciones más avanzadas que le permiten, por ejemplo, ser más sigiloso.Pero sobre todo era un arma producida para ser exportada”, añade el experto.

El recién llegado al arsenal balístico ucraniano fue pensado para las necesidades inmediatas de la guerra contra Rusia.Su alcance y su carga explosiva se supone que “permiten a Ucrania atacar si es necesario las instalaciones militares que Rusia sigue desplazando cada vez más hacia el este, para ponerse a salvo de misiles de menor alcance”, explica Tytelman.

Los sistemas estadounidenses de artillería Himars. Debido a la reticencia de Trump de entregar más armas, Ucrania comenzó su propia producción.

Además, en el contexto actual, “las defensas antiaéreas rusas ya tienen dificultades para cubrir la mayor parte del territorio nacional y no va a mejorar”, asegura Goya.

La guerra de desgaste en curso también drena los recursos rusos para proteger sus sitios contra los ataques ucranianos en territorio ruso. Y además, la llegada de misiles que pueden volar 3000 km no significa que Rusia simplemente retroceda sus defensas. Hay que añadir una nueva línea de defensa antiaérea, explican los expertos consultados.

Pero los Flamingo solo serán realmente útiles si Ucrania logra producirlos en serie a gran escala. De ahí el objetivo anunciado por Fire Point de fabricar 2500 por año.

El principal desafío para lograrlo reside en el turborreactor de doble flujo. Es el motor del misil, y no está claro que la empresa ucraniana que lo fabrica,Motor Sich, pueda aumentar su producción para cumplir con estos objetivos.

Si Ucrania lo logra, el Flamingo podría cambiar el curso de la guerra. Primero a corto plazo, reduciendo la dependencia ucraniana de los suministros de armas occidentales, sujetas a los caprichos de dirigentes como Donald Trump. Pero también a largo plazo: disponer de un stock considerable de tales misiles representa “la mejor solución posible a disposición de Ucrania para disuadir cualquier futura intención de agresión rusa sin depender de otro país”, concluye Goya.

Pero el Flamingo no es un episodio aislado en los esfuerzos que hace Ucrania para hacer frente a su enemigo, paliar la falta de ayuda por parte de Washington y las dificultades de los europeos a suplantar esa carencia. En plena guerra, Kiev ha intensificado considerablemente su producción nacional de armamento. En julio, anunció su intención de aumentar su producción de armas nacionales, estableciendo la meta de fabricar el 50% de sus propias armas en seis meses.

Tropas ucranianas a bordo de un tanque cerca de la frontera con Rusia (Archivo) DAVID GUTTENFELDER – NYTNS

El año pasado, Ukrainian Armor, una empresa privada que opera una fábrica de vehículos blindados en ese país, duplicó su producción en comparación con el año anterior, según su CEO, Vladislav Belbas. “Pero no es suficiente. Debemos producir más”, declara Belbas.

Su visión refleja una creciente toma de conciencia en Ucrania tras tres años y medio de guerra. El respaldo vacilante de Donald Trump alimentó las dudas sobre la sostenibilidad del apoyo militar de su principal proveedor de armas. La administración norteamericana incluso llegó a suspender envíos antes de rectificar, optando por vender armamento a aliados europeos que, a través de la OTAN, lo transferirán a Kiev.

Pero incluso si estas entregas de armas occidentales están aseguradas, su volumen sigue siendo muy inferior a las necesidades de Ucrania para resistir a la invasión rusa. Esta realidad ha provocado un cambio fundamental en las demandas de Ucrania a sus aliados occidentales. En lugar de reclamar ante todo entregas de armas, como al inicio de la guerra, Kiev pide cada vez más los fondos necesarios para fabricar su propio armamento.

Este esfuerzo moviliza a una amplia gama de empresas, tanto privadas como públicas, especializadas en la fabricación de vehículos, motores, electrónica, armas y municiones. Al comienzo de la guerra, en 2022, Ucrania dependía principalmente de la artillería, los proyectiles y las ametralladoras suministradas por sus socios occidentales. Hoy produce aproximadamente el 60 % del armamento utilizado en el frente, según Volodimir Zelensky, y aspira a aumentar considerablemente esta proporción.

Prueba de esa energía, esta semana el Ejército ucraniano reveló oficialmente las características técnicas del dron “Palianytsia”. Con un alcance de más de 650 kilómetros, ahora podría alcanzar una veintena de aeródromos rusos situados lejos de la línea del frente.

Y eso no es todo. Porque Kiev también fue capaz de imaginar la forma de sortear la amenaza constante de ver sus fábricas destruidas por los drones y misiles rusos. Para ello, decidió instalar varias de sus empresas de defensa en países de la OTAN. Así lo confirmó el 3 de septiembre el ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, al anunciar que la empresa ucraniana Fire Point abrirá una fábrica en Vojens, una ciudad en el sur del país que ya alberga una base aérea danesa, incluyendo la flota nacional de cazas F-16.

Poulsen calificó la iniciativa como “una mano amiga para la lucha de Ucrania por la seguridad”. Es, en todo caso, la primera vez que una empresa ucraniana de armas traslada sus operaciones a un país de la OTAN.

Un trabajador inspecciona un dron de combate en una fábrica secreta de Fire Point en UcraniaEfrem Lukatsky – AP

Fire Point fabrica drones de combate y misiles de crucero, incluido el Flamingo FP-5. Su instalación danesa producirá principalmente combustible para cohetes y se espera que abra en diciembre.

Poulsen anunció la medida en una reunión de líderes nórdicos y bálticos a la que asistió el presidente Zelensky, señalando que, este año, su país espera invertir alrededor de 1400 millones de euros en la industria de defensa ucraniana, después de destinar aproximadamente 600 millones el año pasado.

Pocos días antes, fue el turno de ministro de Defensa esloveno, Borut Sajovic, quien, hablando en una reunión informal en Copenhague evocó la posibilidad de cooperación con Ucrania en el campo de la industria de defensa. Según declaró el Ministerio de Defensa esloveno, las discusiones sobre la cuestión ya están en marcha.

Para la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, que asistió a esa reunión, una de las opciones sobre cómo la Unión Europea (UE) podría contribuir a las garantías de seguridad para Ucrania tras un posible acuerdo de paz con Moscú es invertir en la industria de defensa ucraniana. Kallas instó a los Estados miembros a aumentar las inversiones en la industria de defensa ucraniana, permitiendo, justamente, que Kiev abra sus líneas de producción en países de la UE.

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