La palabra elegida puede diferir, pero el concepto es el mismo: el plan económico del Gobierno necesitará un service una vez que pasen las elecciones legislativas de octubre. Algunos economistas hablan de “recalibrar”; otros, de “resetear” o “relanzar” el programa ante la necesidad de dar respuesta a los signos de agotamiento que muestra la estrategia del equipo económico para llegar a los comicios con el dólar y la inflación bajo control.
“Después de ver el resultado, siempre los modelos económicos van a boxes, porque es mitad de mandato y quedan dos años por delante. Después, qué pasa en boxes hay que ver. Si es cambio de motor o de piloto, si es cambiar las llantas, si es parada larga o corta, veremos”, resume Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra, con un toque de humor.
No son ya solamente los analistas a los que los libertarios se refieren despectivamente como “econochantas” los que lanzan la recomendación, sino también otros a los que respetan o al menos respetaban hasta hace poco tiempo, como Ricardo Arriazu o Domingo Cavallo.
La semana pasada fue Arriazu quien habló de los errores del Gobierno. Y si bien se mostró de acuerdo con la intervención oficial en el mercado para que no se escape el dólar, puso en duda tres “verdades” oficiales que aún hoy –en medio de la turbulencia financiera– el equipo económico sostiene a capa y espada: criticó la adopción del régimen de flotación entre bandas cambiarias, el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) y la idea de que el traslado a precios de una suba del dólar –el pass through– ya es cosa del pasado.
En la línea de Arriazu, Cavallo coincidió en que no solo el riesgo político explica el empeoramiento de la situación financiera y el deterioro de las expectativas, sino también “imprevisiones e improvisaciones” del equipo económico e instó al Gobierno a que después de las elecciones defina un nuevo sistema monetario, cambiario y financiero. El exministro calificó la ausencia de este tridente como el “problema fundamental” de la economía mileísta.
El diagnóstico oficial, en cambio, no varió a juzgar por las declaraciones de algunos colaboradores de Caputo que, desde el 10 de julio, no pueden parar de dar explicaciones sobre las medidas adoptadas en el programa semanal “Las tres anclas”, que se transmite por el canal de streaming oficialista Carajo.
Aquel día se puso fin a las LEFI y empezó la turbulencia que desembocó en suba de tasas de interés, licitaciones de deuda fuera de programa y un fuerte apretón monetario vía suba de encajes bancarios. Todo con un mismo objetivo: retirar pesos del mercado y sacarle combustible al precio del dólar que, de todas maneras, siguió subiendo.
En línea con lo que viene sosteniendo el propio Milei, los funcionarios dicen que fue un acierto haber retirado del mercado esos instrumentos con vencimiento diario, una masa que Caputo cifró en $30 billones, y que en el actual contexto de volatilidad adquiriría una dinámica explosiva. Solo los más afines coinciden.
Sigaut Gravina, en cambio, se suma Cavallo y a Arriazu y cree que habría que poner un mayor empeño en acumular reservas. “Así como el Gobierno logró encauzar el frente fiscal, a nivel del sector externo, de la escasez de divisas, sigue habiendo un problema que excede el riesgo electoral. Seguimos con reservas netas negativas y vamos a terminar el año peor que el año pasado. Hoy tenemos un tipo de cambio real que no alcanza para acumular reservas”.
Es un punto que también se subraya en el último informe del Ieral, de la Fundación Mediterránea, donde el economista Jorge Vasconcelos advierte que “después de las elecciones, para encaminar la macro es clave recrear condiciones para lograr entrada de capitales sostenida, de modo de reforzar las reservas del BCRA y complementar el ahorro interno para elevar la tasa de inversión”. Y arriesga que en la medida en que el resultado de las legislativas no desate un escenario como el de agosto de 2019 (la derrota de Macri a manos de Alberto Fernández), el Gobierno posiblemente piense en la continuidad del esquema. “Puede que con algún reseteo”, intuye.
El reseteo que propone Vasconcelos es una “fuga hacia adelante”, es decir, hacia la libre flotación sin bandas cambiarias aguantando una probable sobrerreacción inicial del tipo de cambio y sin caer en la tentación de volver atrás con la apertura del cepo a las personas.
Siguen las bandas
En las últimas 48 horas, quizás porque juzgaron que comunicar a través de un streaming en el que juegan de locales o de posteos en la red X ya era insuficiente, el director del Banco Central Federico Furiase y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aparecieron en programas de televisión más tradicionales para ratificar todo lo que vienen sosteniendo y negar cualquier cambio en el programa como el que recomiendan los economistas.
“No hay rotura del esquema cambiario ni del esquema de bandas“, afirmó Quirno al referirse a la sorpresiva decisión de intervenir en el mercado a través de operaciones del Tesoro. “Seguiremos comprando en los pisos establecidos por las bandas. Lo que cambió es que en el Tesoro participamos activamente para prevenir los periodos de falta de liquidez que generan mayor incertidumbre”. Y tampoco se movió un milímetro del relato oficial al justificar el sorpresivo giro en la política cambiaria: apuntó contra la oposición y la responsabilizó por la fuerte suba de tasas, el enfriamiento de la actividad y la incertidumbre en los mercados. Pese a todo y aunque no lo parezca, cerca de Caputo siguen creyendo que TMAP (Todo marcha acorde al plan).