El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par ruso, Vladimir Putin, se reúnen en Alaska este viernes con el objetivo de iniciar un diálogo para un posible alto el fuego en Ucrania. El encuentro se desarrollará en una base militar de Anchorage, un escenario elegido para exhibir poderío militar y limitar protestas.
La reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin tiene un doble propósito. El objetivo principal es iniciar un diálogo para un alto el fuego en Ucrania y, a la vez, exhibir la fuerza militar estadounidense como herramienta de negociación. El propio Trump adelantó que la cumbre servirá para “averiguar dónde estamos y qué estamos haciendo” en el conflicto. El presidente estadounidense ve este cara a cara como una oportunidad para sentar las bases hacia un segundo encuentro.
DREW ANGERER – AFP
La elección de la Base Conjunta Elmendorf-Richardson (JBER) no es casual. Altos funcionarios de la Casa Blanca informaron que la ubicación en Anchorage ofrece máxima seguridad y reduce la posibilidad de protestas. La decisión también permite a Trump mostrar músculo militar frente al líder ruso.
Benjamin Jensen, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, explicó la estrategia. “Es una manera de demostrar la fuerza militar estadounidense y, al mismo tiempo, impedir intervenciones externas en lo que Trump espera que sea un diálogo productivo”, señaló.
Para Trump, el simbolismo del lugar es un mensaje político directo. Recibir a Putin en un punto neurálgico de la defensa norteamericana le permite negociar bajo la sombra del poder militar. “La ubicación significa que puede cultivar lazos con Putin mientras muestra poder militar, tratando de obtener ventaja de negociación para una segunda reunión”, agregó Jensen.
El presidente Trump confirmó que el eje central de la conversación con Putin será la situación territorial en Ucrania y las condiciones para una “paz justa y duradera”. Ya en vuelo hacia Alaska, a bordo del Air Force One, el mandatario estadounidense conversó con los medios. Aseguró que cualquier acuerdo final será negociado por Kiev.
Trump indicó que el llamado “intercambio de territorios” es una cuestión que “será discutida pero la decisión quedará en manos de Ucrania”. El presidente se refirió a la opción por la cual Rusia consolidaría su dominio sobre las regiones ucranianas que ocupa desde 2014. “Creo que tomarán una decisión correcta al respecto pero no estoy aquí para negociar por ellos”, estimó.
El mandatario estadounidense afirmó que llega al encuentro con contundentes herramientas de presión. Mencionó la amenaza de “sanciones económicas muy serias” si la cumbre no responde a sus expectativas. También se reivindicó como una figura que detuvo las ambiciones territoriales de Putin. “Si yo no fuera presidente, se habría quedado con toda Ucrania”, indicó.
Otro punto a tratar serán las “garantías de seguridad” que pide el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Sobre este tema, Trump confirmó que se contempla el despliegue de una fuerza multinacional “con Europa y otros países”. Descartó de manera sumaria que esa fuerza opere “bajo la forma de la OTAN”. “Hay cosas que nunca van a pasar”, concluyó.
La Base Conjunta Elmendorf-Richardson tiene un profundo significado histórico. La instalación fue una pieza clave en la vigilancia y disuasión contra la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Hoy, ocho décadas después de su fundación, desempeña un papel central en la defensa de Estados Unidos. La base conserva escuadrones equipados con cazas furtivas F-22 Raptor y realiza operaciones regulares de interceptación de aeronaves rusas en el Ártico.
La historia del complejo militar se remonta al ocho de junio de 1940. Su construcción comenzó como un aeródromo militar permanente en plena Segunda Guerra Mundial. En 2010 se fusionaron la Base Aérea Elmendorf y el Fuerte Richardson para formar la JBER actual.
El Kremlin también utiliza la historia a su favor. Yuri Ushakov, asesor de política internacional del Kremlin, resaltó el carácter simbólico de la ubicación. Cerca de la base se encuentra el Cementerio Nacional de Fort Richardson. Allí están enterrados once militares soviéticos y dos civiles que murieron entre 1942 y 1945.
“Es un lugar importante históricamente que recuerda la hermandad militar entre nuestros pueblos”, destacó Ushakov. Moscú subraya que la reunión se celebra en el 80º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi y el Japón imperial.
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