Las cadenas agrícolas quieren producir más, pero piden un gesto ante la presión tributaria

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La presión impositiva, el déficit de infraestructura, las restricciones logísticas y la falta de previsibilidad macroeconómica y la caída de los precios internacionales en algunos cultivos, fueron algunos de los puntos que convocaron a los integrantes de las cuatro principales cadenas agrícolas del país, compuesta por la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo), la Asociación Argentina de Girasol (Asagir) y la Asociación de Maíz y Sorgo Argentino (Maizar).

En la última jornada del Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que se realizó en el predio de la Rural, los representantes de estos sectoresdebatieron, además, sobre el impacto de las nuevas regulaciones internacionales, como el Reglamento de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación y la necesidad de consolidar una estrategia común que represente al sector ante el Congreso y el Poder Ejecutivo.

Estuvieron el presidente de Acsoja, Rodolfo Rossi; el presidente de Argentrigo, Martín Biscaisaque; el presidente de Asagir, Juan Martín Salas Oyarzún; y el presidente de Maizar, Federico Zerboni.

Los empresarios indicaron que la Argentina tiene uno de los sectores agroindustriales más avanzados del mundo, pero compite en desventaja frente a los conflictos geopolíticos. Señalaron que hay una alta eficiencia en el campo, pero baja la competitividad sistémica. Remarcaron que hubo un récord de producción y exportación en girasol. Agregaron que se espera una recuperación en el maíz y destacaron los avances tecnológicos en sorgo. Hicieron hincapié en la pérdida de competitividad por contexto impositivo, regulatorio y logístico, incluso, en la situación de la hidrovía.

Martín Biscaisaque, presidente de ArgentrigoExponenciar

Estamos por alrededor del 30% [por encima] de divisas generadas por el país respecto del año anterior. Crecimos en exportaciones un 30%: logramos producir algo desde el campo hasta el barco en un contexto internacional superatravesado por una situación histórica, donde el precio del aceite venía muy bien antes del conflicto de la invasión [de Rusia] a Ucrania. Veníamos a un buen precio, y eso llevó a un precio impresionante en la campaña de 2022″, dijo Salas Oyarzún.

En tanto, Zerboni destacó que para esta campaña se está haciendo una recuperación histórica en maíz y hasta ahora los números de venta de híbridos vienen bien, dado que ya se comercializó casi 80% de las previsiones para este año en agosto: “Creemos que va a ser una buena campaña de maíz. Hoy vemos que hay tecnología y que hay formas, una expresión para poder tener rendimientos que compitan y sea un cultivo más en la rotación. No es maíz o sorgo u otro cultivo, es uno más, sorgo, soja, uno más en la rotación, un efecto para el suelo y los rastrojos… Todo el propósito”.

Rossi dijo que la soja en los últimos 30 años ha tenido un crecimiento “impresionante”, pero resaltó que sigue castigada con el 26% de las retenciones, lo que la hace menos competitiva frente al maíz -que ahora paga el 9,5%-.

No obstante, aclaró que con esta baja que se produjo del 33% al 26% motiva al productor a sembrar. Además señaló que la rentabilidad está comprometida por precios internacionales “deprimidos que están marcando una alarma en Brasil”. Contó que en Mato Grosso (Brasil) ya se planea bajar la siembra de soja 3-4% porque no dan los números. “Siempre decimos que nosotros no dependemos de la soja, quienes dependen de la soja son quienes la consumen”, planteó.

Federico Zerboni, presidente de MaizarExponenciar

Brasil, el año pasado, exportó más de 100 millones de toneladas de soja, que marcó un nuevo récord. “Ellos están con 45 millones de hectáreas, nosotros estamos en 17 millones. Hay un potencial enorme. La Argentina tranquilamente puede llegar a sembrar 10 millones de hectáreas más. No las hace porque no tiene rentabilidad y no tiene horizonte. Entonces, todo el mundo habla de la oportunidad que tenemos con la soja, y está, pero mientras tengamos un sistema que castiga la soja, es muy difícil”, subrayó. Los empresarios subrayaron que la Argentina compite contra países que no tienen la misma carga impositiva, lo que la deja en una desventaja estructural frente a sus competidores.

Brasil consume casi el 50% de la producción de soja con feedlots, tambos, pollos y, además, tiene biodiésel. “Nosotros seguimos discutiendo si al biodiésel hay que ponerle un 10% o un 15% [en el gasoil]. La Argentina es el país con mayor capacidad de crushing del mundo”, observó.

Juan Martín Salas Oyarzún, presidente de Asagir Exponenciar

Según datos del Monitor Agroindustrial de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores (Ciara-CEC), la molienda de soja alcanzó en junio pasado 4,055 millones toneladas, un aumento de 171.000 toneladas versus el registro del mes anterior.

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