El dólar subió 13% en julio y cambió el escenario económico argentino. Luego de semanas de debate en torno a la apreciación del peso, el tipo de cambio oficial, tras el salto del mes pasado, corrigió el desequilibrio mínimo sobre el que había advertido el FMI en abril.
“Al que le parezca que está barato… Agarrá los pesos y comprá. ¡No te lo pierdas campeón!”, decía el ministro Luis Caputo, a comienzos del mes, pese a las advertencias de economistas, bancos de inversión y empresas, por la fragilidad del sector externo y el déficit de cuenta corriente. Ese día, el dólar valía $1228.
La postura del Gobierno, que minimizaba los efectos de ese nivel del dólar, era contraria incluso a las conclusiones del FMI. Mientras Caputo elogiaba a Kristalina Georgieva (“Somos el mejor alumno”, repetía), un documento oficial del organismo ya había señalado la presunta inconsistencia de la política cambiaria, que el salto de julio corrigió.
A mediados de abril, el staff report del organismo, publicado en el momento de la firma del último acuerdo de facilidades extendidas, indicaba que el tipo de cambio mostraba un atraso de “entre un 15% y un 25%”. En su evaluación, los técnicos del FMI analizaban el nivel cambiario y el déficit de cuenta corriente, que según los números del Indec llegó a US$5191 millones en el primer trimestre y se profundizó en los meses posteriores.
El movimiento hacia arriba del dólar en julio (llegó a $1380) cerró, al menos en el mínimo, la brecha planteada por el FMI. Según estimaciones de la consultora Equilibra, un ajuste del 25% en los términos planteados por el Fondo, implicaría un valor del dólar hoy de alrededor de $1480 (por encima del techo de la zona de no intervención que definió el acuerdo).

La corrección cambiaria también se observa en el tipo de cambio real multilateral, un indicador que elabora el Banco Central (BCRA) y coteja la evolución del peso frente a una canasta ponderada de monedas de los principales socios comerciales del país, y tiene como referencia (100 puntos) al valor del 17 de diciembre de 2015.
El mínimo en la gestión de Milei fue en abril de 2025, cuando tocó los 78 puntos, días antes de la firma del acuerdo con el FMI, la flexibilización del cepo y la implementación de la flotación cambiaria. El promedio mensual en abril fue de 82, y a fin de julio había subido a 97,9 puntos. Este valor es similar al de abril de 2024.
“Hace tiempo venimos sosteniendo que el sector externo y el atraso cambiario son el talón de Aquiles de este plan. Y ese acuerdo con el FMI sacó al Gobierno de una encerrona compleja. El crawling al 1% mensual implementado en febrero iba en dirección de colisión”, dice Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra, al advertir por la salida de divisas y la incapacidad de sumar reservas.
Ese fue otro de los puntos críticos sobre los que también advirtió el FMI, que en la primera revisión del acuerdo cambió el esquema de acumulación de reservas anterior, que el Gobierno incumplió. De hecho, en el marco de una misión del organismo, el Tesoro comenzó su esquema de compra de divisas (fueron US$1500 desde entonces, según afirma el ministro Caputo).
En ese documento, publicado la semana pasada, el equipo técnico del Fondo se refirió al ajuste del tipo de cambio y la “depreciación de alrededor del 15% del peso desde mediados de abril”. “Hay signos de una moderación de importaciones desde mayo, lo cual refleja una debilidad de la demanda doméstica y una ligera baja del tipo de cambio real”, dice el staff report.
En ese escenario, el FMI consideró que el déficit de cuenta corriente acumulado en el primer semestre fue de US$8000 millones. Así lo consignó en el documento, donde empeoró su proyección del rojo anualizado del 0,4% del PBI inicial al 1,7% actual.
Según Matías Surt, el nivel actual del dólar es “más adecuado” para el funcionamiento de la economía. “No sé si es un nivel cómodo, quizás un poco más alto sería necesario, pero me parece que el Gobierno va a intentar, con distintos métodos, particularmente con su intervención en futuros, cambios en los encajes y las tasas de interés, que el dólar no toque el techo de la banda, o que lo haga más cerca de las elecciones”, dice el economista de Invecq.
En ese sentido, el analista también advierte por “cierta inconsistencia” en la definición de la banda de flotación, cuyo techo sube al 1% mensual. “La banda está por debajo de lo que fue la inflación. Cuando uno analizaba, en el momento en que se definió el esquema de flotación, ese mismo informe del FMI con sus cálculos decía que un tipo de cambio más cómodo era en la zona de $1400, es decir, la banda superior. Entonces, si eso era correcto hace tres meses y la inflación fue superior al ritmo al que se ajusta ese techo, hay cierta inconsistencia, concluye.
Por otra parte, la cotización actual del dólar, según estimaciones de Equilibra, está también por debajo del promedio histórico desde 1970 hasta hoy, que a precios actuales implicaría una cotización de $1647.
“Es una referencia nomás, porque nunca estás en el promedio. Pero para la economía argentina, con bajo nivel de reservas, altos vencimientos en dólares por venir, es relevante tomarlo como métrica”, dice Sigaut Gravina, quien advierte por el posible impacto de la suba del dólar en la inflación a partir de agosto y su efecto sobre el tipo de cambio real.
Al analizar el nivel cambiario actual, tras la suba de julio, el economista agrega: “Este es un valor que, para que alcance, el Gobierno necesita que todo se alinee: buenas elecciones, que se logren pasar las reformas estructurales en el Congreso, y si las buenas perspectivas políticas se mantienen y hay pronósticos de reelección, se adelanten los ingresos de inversión extranjera directa, que por ahora viene siendo nada”.
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