La fábrica marplatense Textilana -propiedad de la familia Todisco y conocida por su marca Mauro Sergio- avanza en un proceso de reestructuración interna, que implicó una baja del 18% en sus niveles de producción. La decisión está atada a un combo complejo: caída del consumo, pérdida del poder adquisitivo y una fuerte competencia de productos importados.
“Las ventas bajaron no solo por las importaciones, sino también por la caída en el poder adquisitivo de la población, el cual impacta especialmente en el rubro textil. Esto nos obligó a hacer una reestructuración y bajar los niveles productivos un 18% por la falta de demanda. Hoy la planta continúa operando, enfocada en sostener los niveles de producción”, aseguraron a LA NACION fuentes cercanas a la compañía.
Y añadieron: “Ahora hubo un cierre de temporada, que como todos los años implica ciertos ajustes, y también una readecuación del equipo en función de los niveles actuales de producción, que este año fueron más bajos por la caída general de la demanda. Fue un proceso necesario para poder seguir trabajando con foco en la sostenibilidad de la empresa”.
Actualmente, la empresa emplea a 350 personas, contra las 400 que tenía a comienzos de 2024. Hoy fabrican cerca de 4800 prendas por día, que representan en torno del 80% de su capacidad productiva. Fuentes cercanas tanto a la empresa como al gremio negaron los despidos masivos que circularon en otros medios.
Fundada en la década de 1970 por Mauro Sergio Todisco, la empresa comenzó con una máquina de tejer manual y se encargaba de trabajos a “fasón”, es decir, de la manufacturación del hilado para terceros. Con el paso del tiempo, la empresa se expandió y montó dos talleres productivos, además de un primer local de venta directa al público en Mar del Plata. Y a esto le siguió la creación de dos naves productivas: una dedicada a la producción de hilado y la otra, a la de sweaters.
Para quienes conocen bien la compañía, en esa integración radica su fortaleza: “Somos una empresa vertical: hilamos, tejemos y confeccionamos nuestros productos, lo que nos permite ser competitivos”. Tras el fallecimiento de su fundador en 2016, hoy es gestionada por sus hijos y nietos.
El caso de Textilana se suma a una larga lista de empresas textiles que atraviesan un escenario crítico. Según Hugo Benítez, secretario general de la Asociación Obrera Textil, “la industria está operando al 40% de su capacidad, con despidos por goteo y sin horas extras”.
“El panorama de la industria textil es bastante complicado y no vemos que pueda mejorar. La política económica actual deterioró el poder adquisitivo, y eso impacta directamente en la demanda de ropa. A las personas, el dinero apenas les alcanza para los alimentos; en lo que menos piensan es en salir a hacer compras. Aún así, tenemos que firmar paritarias a la baja. Los precios van por el ascensor y los salarios por la escalera”, advirtió el dirigente gremial, que señaló a las provincias de Tucumán, Catamarca y La Rioja como las más afectadas.
A esto le sumó el impacto de las importaciones: “Ya hemos vivido épocas anteriores, en las que la industria textil fue la más complicada. La importación hace desastres en todo sentido, no solo en la industria textil”, enfatizó.
Entre los principales competidores figuran dos e-commerce chinos. Por un lado, Temu, que armó una agresiva campaña de publicidad para llegar a las redes sociales de los argentinos. La tienda ofrece desde cupones de descuento hasta envío gratis y, mediante un acuerdo con Andreani, entrega cerca de 300.000 pedidos mensuales en el país. Por otro lado, también figura Shein, que en los últimos días activó una campaña de la mano de influencers y ofrece productos y envíos a cero costo para quienes utilicen la plataforma por primera vez.
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