El FMI estampó un aprobado en la revisión del plan económico pero, advirtió fuerte sobre las reservas del BCRA

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No fueron aplausos cerrados por una simple razón: uno de los actos de la obra quedó en deuda. Así se podría resumir el extenso reporte que los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) presentaron al directorio como soporte profesional para argumentar a favor de la primera revisión de metas del acuerdo firmado en abril pasado. El detalle consignado en el llamado staff report no fue menor: las metas de acumulación de reservas no llegaron a cumplirse.

“Las reservas internacionales netas (RIN, de acuerdo a la denominación técnica) alcanzaron los -US$4700 millones (al tipo de cambio actual) al 13 de junio, fecha de prueba, muy por debajo del límite mínimo del programa de -US$1100 millones”, dice uno de los párrafos del informe más importantes en los que se menciona el asunto.

Entre las explicaciones, el FMI dice que es verdad que hubo un descenso imprevisto de las reservas en las semanas previas a la aprobación de alrededor de US$1500 millones, provocado por la mayor incertidumbre a nivel mundial y nacional. Se reseña, además, que el Gobierno implementó medidas correctivas para impulsar las reservas: “La emisión de bonos y la compra de divisas en bloque han incrementado las RIN en aproximadamente US$2000 millones desde principios de junio, y se proyecta que se fortalezcan aun más hasta finales de julio y durante el resto del año”.

En otro párrafo se destaca; “La acumulación también se verá respaldada por la privatización y la venta de activos y concesiones, así como por el apoyo continuo de otros acreedores oficiales”.

El nuevo régimen

En el documento surge un pedido realizado por los negociadores argentinos y aceptado por el FMI. Se trata de una modificación de los objetivos cuantitativos para las reservas para 2025-2026.

Para fin de año, se proyecta que las reservas aumenten en aproximadamente US$5500 millones en relación con el inicio del programa, para pasar de alrededor de -US$8200 millones a -US$2600 millones). “La acumulación de reservas se acelerará aún más a partir de 2026 y se espera que alcance los objetivos originales del programa para finales de 2027″, dice el documento oficial.

Pero, como se dijo, no hay grandes aplazos, apenas alguna modificación de metas. A pesar del asterisco, el FMI rescata que desde la aprobación del programa, las reservas aumentaron en alrededor de US$2000 millones entre el 11 de abril y el 31 de julio, ya que pasaron de un negativo de US$8200 millones a US$6400 millones, también negativos, a pesar de los pagos de divisas a los tenedores de bonos.“Es importante destacar que la acumulación de reservas sigue siendo una prioridad clave para Argentina, esencial para gestionar mejor los choques y acceder de forma duradera a los mercados internacionales de capital en términos más favorables», analiza el punto.

Claro que hubo aplausos para el resto de la obra. El organismo destaca los otros puntos del programa y allí sí estampó un aprobado con grandes calificaciones. Por caso, dice que la transición al nuevo régimen cambiario ha sido fluida. “Tras un breve repunte inicial, el tipo de cambio oficial ha fluctuado en torno a la mitad de la banda cambiaria y la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo prácticamente ha desaparecido, gracias a políticas monetarias y fiscales adecuadamente restrictivas”, se lee.

Rescata que el BCRA se haya abstenido de intervenir en el mercado cambiario al contado y admite que “se han producido compras de divisas del Tesoro relacionadas con operaciones de emisión de deuda y compras en bloque para financiar sus propias obligaciones de servicio de la deuda cambiaria”.

Un dato respecto del mercado de dólares. El FMI sostiene que ha aumentado fuerte la demanda de dólares y lo atribuye al “desplazamiento de las transacciones del mercado paralelo al oficial tras la reducción de las brechas cambiarias”. Y admite que ese blanqueo del mercado fue abastecido por las fuertes liquidaciones estacionales de granos.

El diagnóstico sobre la economía real, por caso, tiene amplia coincidencia con lo que da cuenta la gran mayoría de los economistas locales. Se trata de la recuperación desigual de los sectores, algo así como las diferentes velocidades. “La actividad económica se mantiene resiliente, aunque hay indicios de cierta moderación. La economía se expandió un 5,8 % interanual en el primer trimestre de 2025, impulsada por una recuperación de la demanda interna mayor de lo previsto y a pesar de una breve caída en marzo”.

Y finalmente, la coincidencia con los colegas argentinos: “Los niveles de PBI real se encuentran actualmente cerca de máximos históricos, con una utilización de la capacidad productiva cercana al 60%, aunque esta recuperación ha sido desigual: la agricultura, la energía y la minería siguen liderando, mientras que la construcción y la manufactura se encuentran rezagadas”.

A su vez, las metas del programa afianzan el camino de desinflación que se ha trazado el Gobierno. De acuerdo a las tablas anexadas al documento, la proyección prevista para finales de este año arrojaría una cifra entre 20% y 25%. Y en 2026, entre 7% y 12%. La previsión de crecimiento se mantuvo: 5,5%.

Pero más allá de los números, el documento del FMI menciona tres elementos relevantes en el horizonte de corto plazo del Gobierno. Uno de ellos son las elecciones. Se refiere a ellas como un factor de riesgo que puede provocar “intensificación” del gasto.

A propósito de la conducta fiscal, el Fondo reforzó la meta de superávit que se había trazado el presidente, Javier Milei. Remarcó la necesidad de terminar el año con una marca positiva del 1,6%. Pero no sólo eso. Sostiene que el Gobierno debe presentar un proyecto de Presupuesto 2026 con una meta fiscal “todavía más ambiciosa”. No especifica si eso debiera ser alcanzado por un aumento de ingresos o un fortalecimiento del ajuste.

Y la tercera tarea que aparece en la agenda es la reforma impositiva. El Fondo volcó en su escrito que debe ser presentada en diciembre para entrar en vigencia el año próximo. Sobre su contenido, aclara que tendría que redundar en mejoras de la competitividad, es decir, bajar el costo argentino (reducir impuestos) y simplificar tributos para trabajadores autónomos.