El agro podría traer US$60.000 millones al país, según una importante proyección

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La Argentina podría exportar productos agroindustriales por US$60.000 millones hacia 2030, US$22.500 millones más versus el registro de 2023, impulsada por el comercio de granos, carnes y lácteos, según una proyección de la Fundación Producir Conservando, que hizo un seminario ayer en la sede de Banco Galicia.

Esta proyección se apoya en un escenario de fuerte crecimiento del consumo global para la próxima década, pero también plantea serios desafíos para el país. El salto dependerá de mejoras en la productividad y la demanda global, sin considerar condiciones macroeconómicas nacionales. La Argentina, además, enfrenta un duro competidor: Brasil, que planea incorporar 28 millones de hectáreas agrícolas que podrían llevar su producción de soja de 170 a 250 millones de toneladas.

Según datos de la FAO, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), a nivel global se espera un aumento del consumo del 10 al 12% en granos, y del 12 al 15% en derivados.

Gustavo López, presidente de Agritrend SA, señaló que Brasil planea sumar 28 millones de hectáreas a su área agrícola en los próximos años, lo que podría llevar su producción de soja de los actuales 170 millones a 250 millones de toneladas. “Este crecimiento permitiría a los brasileños aumentar su molienda, generando excedentes de harina que competirán directamente con las exportaciones argentinas. En ese escenario, Argentina podría conservar su liderazgo en aceite, mientras pierde terreno en harina”, sintetizó el experto en el seminario.

En una sala a la que asistieron 50 empresarios del agro, agregó que Vietnam es el principal destino de la harina de soja argentina, con el 17% de participación y el sudeste asiático representa el 25% del total exportado. “En el caso del aceite, India concentra el 50% de las exportaciones argentinas. Actualmente, India compra 22 millones de toneladas de aceite [de todo el mundo], mientras antes compraban solo 10 millones», dijo. Esta alta dependencia geográfica implica riesgos, dado que cualquier cambio en las políticas comerciales, como los recientes movimientos de EE.UU. para desviar compras hacia Asia podría excluir a la Argentina del mercado, según explicó.

Gustavo López, consultor de AgritrendLA NACION

Sostuvo que “la producción [argentina] está estancada”: desde el pico de 142 millones de toneladas en 2018/2019 cayó a 130-135 millones. “Para alcanzar los 170 millones proyectados [volumen total que podría alcanzar el país], sería necesario modificar parámetros clave como las retenciones. El último salto del 26 al 33% implicó una baja de 25 dólares en el precio de la soja”, afirmó.

Mientras tanto, sostuvo, Estados Unidos, también reconfigura el tablero: transforma soja en aceite para consumo y biocombustibles, y vierte harina excedente al mercado, lo que deprime precios y achica la participación argentina. Con precios internacionales sin perspectivas de suba real en el caso de la soja, las proyecciones en “dólares corrientes” no contemplan inflación, “los márgenes hoy de los productores se achican”.

Además del crecimiento del consumo de aceites y biocombustibles (como el HVO), los cambios demográficos y de hábitos de consumo en Asia y África también impulsan la demanda, pero con una concentración de mercados y competencia cada vez más agresiva. “El panorama es prometedor, pero el gran desafío es cómo sostener el lugar que todavía ocupamos”, planteó.

Gustavo Oliverio, asesor y coordinador de la Fundación Producir Conservando, remarcó que el incremento será puramente por volumen, sin mejoras sustanciales en los precios internacionales ni otros factores políticos como retenciones. La Fundación proyectó que la Argentina podría alcanzar un volumen de US$60.000 millones en exportaciones agroindustriales a 2030, por un crecimiento en granos, carnes, lácteos y otros productos de la agroindustria. Esto es sin contar las economías regionales.

Gustavo Oliverio, asesor y coordinador de la Fundación Producir ConservandoLA NACION

El cálculo se construye sobre la base de los US$37.500 millones exportados en 2023, a los que se sumarían US$22.500 millones adicionales para ese año, “si el país logra acompañar el crecimiento global de la demanda con mejoras de productividad y condiciones macroeconómicas estables”.

Oliverio señaló que la demanda global de carnes está en alza y desmintió el presunto retroceso de los discursos ambientalistas. El experto observó que la carne bovina muestra una proyección de crecimiento en las importaciones globales de 13 millones a 14 millones de toneladas hacia 2034, con un quiebre en la curva estancada que se mantenía desde 2015.

Además, dijo, en el plano local, las exportaciones de carne bovina podrían alcanzar el millón de toneladas para 2030, aunque Oliverio advirtió que “la ganadería requiere previsibilidad y un horizonte de negocios claro, cosa que hoy no existe”. La capacidad de recuperación del stock bovino es clave, y hoy está limitada por la falta de novillos y señales estables desde la política.

En el caso de la carne aviar, completó Oliverio, la Argentina exporta US$400 millones, pero tras el golpe de la gripe aviar, las ventas cayeron a US$196 millones. Sin embargo, destacó que “el sector prevé alcanzar los 900 millones de dólares anuales hacia 2030, si se mantiene la tendencia de recuperación».

La soja muestra hoy una tendencia negativa en ArgentinaArchivo

En porcinos, el potencial es todavía mayor: la Federación Porcina Argentina estima que las exportaciones podrían pasar a generar US$1700 millones en ventas al exterior, si se sostienen los ritmos actuales de crecimiento y mejora de eficiencia.

Mientras tanto, «la producción de leche en Argentina permanece congelada desde el 2000, oscilando entre 9000 y 10.000 millones de litros anuales», sin lograr superar esa barrera. Oliverio estimó que, “con una tasa de crecimiento del 4% anual, se podría alcanzar una producción de 14.000 millones de litros hacia 2030″, lo que abriría una nueva ventana para el comercio exterior.

En el plano agrícola, remarcó que la soja muestra hoy una tendencia negativa en Argentina, a contramano de Brasil y EE.UU., que continúan creciendo. Un punto central es el atraso en rendimientos: Argentina está 6 quintales por debajo del promedio de los últimos cinco años frente a sus competidores. La Fundación proyectó que, con mejoras tecnológicas y cambios en la normativa de propiedad intelectual, la producción de soja podría alcanzar 68 millones de toneladas hacia 2030.

Por último destacó: “Mientras todos hablan de Vaca Muerta soñando con US$30.000 millones, el campo ya está aportando cerca de US$40.000 millones y puede llegar a US$60.000 millones con inversiones mucho menores».