La disputa entre Donald Trump y Luiz Inácio Lula da Silva escaló en los últimos días en medio de amenazas arancelarias y cruces en redes por la situación judicial del expresidente Jair Bolsonaro. La tensión quebró una nueva barrera esta semana y derivó en una pelea abierta entre dos de los principales líderes del continente, con consecuencias comerciales y diplomáticas directas. La respuesta de Brasilia no se hizo esperar y el gobierno ya analiza los pasos a seguir.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso un arancel del 50% a todas las importaciones brasileñas a partir del 1° de agosto. El magnate comunicó la decisión en una dura carta enviada a su par brasileño, en la que mezcló argumentos comerciales con críticas directas al proceso judicial que enfrenta el exmandatario Jair Bolsonaro, un aliado político del líder republicano.
Lula respondió en la red social X, donde prometió reciprocidad y convocó el jueves a una reunión con sus ministros para discutir la reacción formal. La oficina del jefe de gabinete informó que se formará un grupo de trabajo para decidir cómo proceder.
La decisión de Trump podría tener un impacto significativo en la economía estadounidense, particularmente en los precios de los alimentos. Brasil es un proveedor clave para Estados Unidos de productos como café, jugo de naranja, azúcar, carne de res y etanol. Estados Unidos es el segundo socio comercial más importante de Brasil, solo detrás de China, lo que dimensiona la magnitud del conflicto.
La reacción de los mercados fue inmediata. Las acciones de empresas y bancos brasileños que cotizan en Estados Unidos se desplomaron en las operaciones previas a la apertura del mercado. Itaú Unibanco perdió un 2,7%, Banco Santander un 2,4% y la petrolera estatal Petrobras casi un 1%.
Trump definió a Bolsonaro como víctima de una “caza de brujas”, una acusación que reiteró en su carta a Lula. “La forma en la que Brasil trató al expresidente, un líder altamente respetado en todo el mundo durante su mandato, es una vergüenza internacional. Este juicio no debería ocurrir. Es una cacería de brujas que debe terminar inmediatamente”, afirmó.
La embajada de Estados Unidos en Brasilia emitió un comunicado en apoyo a las declaraciones de Trump, lo que irritó al gobierno brasileño. Como respuesta, Itamaraty convocó al encargado de negocios de la embajada estadounidense, Gabriel Escobar, para que ofrezca explicaciones. La convocatoria de un representante diplomático es una clara señal de desagrado.
Bolsonaro, quien gobernó entre 2019 y 2022, enfrenta un proceso en el Supremo Tribunal Federal (STF) por su presunta participación en un plan para desconocer el resultado electoral de 2022 e impedir la asunción de Lula. La trama, según la fiscalía, derivó en el asalto a las sedes de los tres poderes en Brasilia el 8 de enero de 2023. El expresidente agradeció el apoyo de Trump y calificó el proceso en su contra como una “aberración jurídica” y una “clara persecución política”.
La escalada de tensión con Brasil ocurre en un contexto de mayor hostilidad de Trump hacia el bloque de los Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica). Días antes de la medida contra Brasil, mientras Lula era anfitrión de la cumbre del grupo en Río de Janeiro, el presidente norteamericano lanzó una advertencia general.
Trump amenazó con aplicar un arancel adicional del 10% a todos los países que respalden las políticas de los Brics, a las que calificó de “antiestadounidenses”. La tarifa del 50% impuesta a Brasil, uno de los miembros fundadores del bloque, funciona como una fuerte advertencia para el resto de los integrantes y para aquellos gobiernos que evalúan profundizar sus vínculos con el grupo.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.
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