Cómo era Emmanuel Vilte, según el argentino que viajó con él a Ucrania: anécdotas en el frente y la muerte que lo golpeó

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“Nos conocimos de casualidad en Ezeiza o quizás por el destino. Casi no lo dejan subir por temas de permisos, nunca había salido del país. Iba un poco tímido porque no hablaba inglés, pero me contó que tenía experiencia de ocho años en el Ejército argentino”. Así recuerda Mario Alejandro Sebrie su primer encuentro con Emmanuel Vilte, a quien los voluntarios extranjeros en Ucrania —como él— llamaban “Coca”.

Sebrie, a quien le dicen “Pela”, junto a “Coca” y “Pirata”, como llaman a Sebastián Czornobaj, fueron los tres argentinos que, sin conocerse, terminarían compartiendo trincheras, combates, heridas y una amistad que terminó con la muerte de Vilte en el frente esta semana.

Emmanuel Vilte tenía 39 años, era oriundo de Comodoro Rivadavia y había llegado a Ucrania en junio de 2022, impulsado por la convocatoria del ejército ucraniano a voluntarios extranjeros. Murió el lunes a las 4 de la madrugada, cuando un dron ruso Shahed identificó su posición y lo atacó en la ciudad de Pokrovsk, una de las zonas más activas y peligrosas del frente. El conflicto, que ya supera los tres años sin señales de un alto el fuego, se cobró así la vida de otro combatiente extranjero.

“A la semana de llegar estábamos en combate. Era muy profesional. Desde la primera misión se notó que sabía lo que hacía. Estuvimos dos años batallando juntos”, recuerda Sebrie en un intercambio de mensajes de audio con LA NACION, desde una locación no especificada.

Su amigo, asegura, se adaptó rápidamente a la guerra en Ucrania, a pesar de las diferencias de idioma y cultura. Su paso por el Ejército argentino le había dado herramientas, pero lo que más lo distinguía era su actitud.

Emmanuel Vilte junto a Sebastián Czornobaj y Mario Alejandro Sebrie, sus compañeros argentinos del ejército ucraniano

“Siempre estaba sonriendo, era bromista y cariñoso. En momentos muy tensos, de los cuales hemos pasado muchos, él siempre encontraba la forma de hacer un chiste y cambiar el ambiente”, cuenta.

En el frente, donde el miedo y la muerte son parte de la rutina, Vilte se las ingeniaba para mantener viva una chispa de humanidad. “Antes de salir siempre nos decía ‘arrancá con fuerza’, por el meme televisivo, y se ponía a bailar. Tener un compañero así te cambia el día”, destaca el voluntario argentino.

Esa energía se volvía esencial en momentos límite. Una noche, recuerda Sebrie, estuvieron desplegados en una zona boscosa bajo fuego enemigo. “Tuvimos que pasar varias veces por un mismo lugar donde había un pozo. Nos caímos varias veces en ese mismo pozo y cada vez que pasábamos nos reíamos, hasta le pusimos un nombre al agujero en la tierra. Nadie entendía qué hacíamos a carcajadas en ese momento de tensión. Ese era él, risueño y bromista“, dice.

Pero el humor no lo alejaba de la realidad. Vilte era consciente del riesgo que corrían. Aun así, nunca se apartó. “Juntos hicimos muchas operaciones y salvamos muchas vidas. Siempre siguió en el frente a pesar de haber resultado herido, de haber tenido contusiones y de haber sido intervenido quirúrgicamente”, resalta su amigo. Dice que “Coca” era un valiente. Que volvía al combate no por obligación, sino por compromiso.

El parche de Emiliano «Coca» Vilte

“En este ambiente de guerra, donde uno se deshumaniza porque toda la crueldad se hace normal, se notaba que [Coca] era una persona sensible”, señala Sebrie y dice que su amigo era de los pocos que no se endurecía con la violencia. “Quedó muy golpeado por la muerte de un compañero nuestro que en una operación fue herido de bala en el cuello y no pudimos salvar”, agrega.

Durante esos dos años en Ucrania, ambos hablaron muchas veces de dejar todo, y “volver a la vida normal”, pero que sin embargo siempre decidían continuar batallando. Hasta que Vilte cayó en combate el lunes pasado, como tantos otros.

“La muerte en estos casos es normal y por eso aprendí en este último tiempo a no hacer amigos en el batallón. Pero en este caso es imposible no sentir la pérdida de ‘Coca’. Caló mucho. Nosotros hablábamos todos los días y todavía lo sigo llamando por la mañana”, dice Sebrie.

El voluntario argentino también quiere responderle a quienes juzgan desde lejos. “Seguramente hay personas que no entiendan por qué venimos a defender otro país”, dice. Pero para él —y para su amigo— la defensa de Ucrania tiene un sentido más profundo. “Lo único que quiero es que la gente entienda que lo que pasa acá es terrible, y que no dimensionan en Argentina lo que va a pasar si Ucrania queda en manos de Rusia.”

Tras la muerte de su amigo, Sebrie se comunicó con la esposa ucraniana de Vilte. El soldado tenía tres hijos en la Argentina y una en Ucrania, junto a su esposa Maria. Además, menciona que el tercer integrante de su grupo, Sebastián, elige el silencio. “Está muy dolido por todo lo que pasó y prefiere no hablar”, dice.