El modelo avanza y se consolida, pero tiene puerta estrecha: los sectores que vienen impulsando el crecimiento argentino son los más productivos y, al mismo tiempo, los que menos empleo generan. Incluso si todo saliera como pretende Javier Milei, será inevitable un esfuerzo grande de la sociedad. Habrá que trabajar. O, como dice el economista Ricardo Arriazu, “atender la transición”.
Así lo expone un trabajo de Matías Rajnerman, jefe de Macroeconomía del Banco Provincia, que constata los rubros de mejor desempeño hasta el primer cuatrimestre de este año y los compara con lo que ocurría hace dos, tres y cuatro años. Encabezan el agro, el petróleo, el sector financiero, la pesca y hoteles y restaurantes, todos rubros que en ningún caso llegan a 400.000 trabajadores registrados cada uno, y quedan más rezagados o directamente retroceden la industria, la construcción y el comercio.
No debería sorprender. La muy alta competitividad del agro, el petróleo, la minería y la industria del conocimiento son propicios a generar un tipo de cambio bajo que, en general, descoloca a los que más empleo crean.
Un relevamiento de Idesa elaborado sobre datos de la Secretaría de Empleo le pone dimensión: las actividades más productivas generan sólo uno de cada diez puestos de trabajo. “Si la inversión viene, va a ser en estos sectores, los más productivos -dice Jorge Colina, economista de Idesa-. Entonces se da la paradoja que estos sectores pueden apreciar el tipo de cambio sin generar empleo urbano porque tienen baja intensidad de uso de mano de obra”.
La proyección macroeconómica para este año es hasta ahora positiva, y no sólo por la caída en la inflación. La Argentina crece. “No es cierto que el modelo excluye, por eso está tan preocupado el peronismo”, dijo el Presidente este miércoles en una entrevista con Luis Majul en radio El Observador, e hizo referencia a la baja en la pobreza.
Un informe de Esteban Domecq, de la consultora Invecq, estima que el país crecerá este año alrededor de un 5% y que, hasta ahora, el modo en que la expansión se viene repartiendo es heterogénea. Se patentaron en junio 77,8% más de autos que en el mismo mes de 2024 e incluso se fabricó 15,6% más. Pero son valores muy alentadores frente a niveles bajos, los de 2024. La producción de vehículos todavía cuesta: cayó en junio 6,9% respecto de mayo.
Esto no indica que no existan también actividades que vienen a un ritmo lento y tienen posibilidades de prosperar bastante más. El comercio, por ejemplo, que, después de una caída importante en 2024, empezó a recuperarse este año y está todavía en los mismos niveles de 2023. Es el sector con más trabajadores formales, alrededor de 1,3 millones.
La decadencia argentina viene desde hace varios años. Según el relevamiento de Rajnerman, si se contrasta la cantidad de trabajadores con el promedio de 2016 y 2017, el comercio está todavía unos 845.000 ocupados abajo. Si la comparación se hace con 2023, en cambio, al menos en el empleo, se detecta una mejora: hay 33.000 más que en el último año de Alberto Fernández.
Por eso es importante lo que pase en los próximos meses con el consumo. Los últimos números de Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) indican que viene golpeado y con bastante disparidad. Pero Rajnerman tiene algunas observaciones al respecto. En primer lugar, dice, hay un componente de e-commerce que no entra en esos registros. Y agrega que esas cámaras tienen una fuerte presencia en zonas urbanas, justamente donde seguramente habrá que esperar más para el repunte.
No es el caso de los hoteles y restaurantes, que se recuperaron más rápido. Habían crecido en 2023 empujados por las escasas posibilidades de ahorro que tenía el argentino en esos años. Lo que los economistas llaman “malas razones”: el contexto impulsaba al público a gastar el sobrante de su salario en consumos no esenciales. Las ventas de ese sector siguieron subiendo el año pasado porque sus precios lo hacían proporcionalmente a menor velocidad que la inflación, pero eso empezó a revertirse en los últimos meses como consecuencia de la apreciación cambiaria. Al primer cuatrimestre de este año, el rubro hoteles y restaurantes estaba todavía 8% por sobre los niveles de actividad de 2023 y 23% más alto que el promedio de 2021-2023. Es, sin embargo, una actividad que no emplea a más de 350.000 personas. Y tiene todavía 7000 menos trabajadores que en 2023.
La industria vive una situación ambivalente según la rama. Creció 2,2% en mayo con relación a abril, según el Indec y está, de acuerdo con un reporte de Econviews, 2,6% arriba respecto del trimestre anterior. Pero el futuro tiene múltiples incógnitas y el cambio de modelo obligará a muchos a reconvertirse. Por eso hay industriales nostálgicos de otras épocas y otros modelos: el sector fabril se mantiene todavía casi 10% abajo de los valores de 2023 y perdió desde entonces 26.000 empleados. Es un deterioro que viene de antes. Si se compara con lo que pasaba en el promedio de 2016 y 2017, la industria tiene ahora 894.000 trabajadores menos.
Para encontrar el crecimiento más vigoroso y con la mayor proyección hay que mirar, en cambio, al petróleo y a la minería, donde el repunte al primer cuatrimestre de este año, último dato disponible, llegaba al 16% en relación con el mismo lapso de 2024. Sin embargo, según el informe de Rajnerman, entre ambos no generan más que 100.000 ocupados, exactamente lo mismo que en 2023.
En el agro el contraste es mayor: está 22% arriba de los niveles de actividad de 2023, año afectado por una sequía, y 6% respecto de 2022. Pero el campo emplea a menos de 400.000 personas y sumó desde 2023 apenas 4000 ocupados.
Es una situación muy similar a la de intermediación financiera, que subió más del 10% en el último año. Los créditos al sector privado se expandieron, según Invecq, un 106% en relación con 2024. “Los bancos le prestan menos al sector público, que demanda menos por su reducción del déficit, y le prestan más al sector privado, lo que se ve en un crecimiento importante del sector financiero”, agrega Rajnerman. Pero tampoco hay ahí mano de obra intensiva: emplea a menos de 200.000 trabajadores, casi lo mismo que en 2023.
En mayo, Arriazu recomendaba atender lo que llama un proceso de “creación y destrucción”, y advertía sobre un riesgo alto: que en los próximos años lo segundo ocurriera más rápido que lo primero. Para evitar y superar ese costo social, Colina recomienda modernizar las instituciones laborales. “Para que las pymes puedan crear empleo en una economía que puede llegar a empujar, pero con un dólar bajo”, explica, y aclara que no será suficiente con reformar la ley de Contrato de Trabajo. “Hay que descentralizar los convenios colectivos, que siguen vigentes desde 1974: tienen que haber negociaciones por empresa”.
Un camino arduo: no es fácil conformar a todos.
La entrada La paradoja de la reconversión económica que impulsa Milei se publicó primero en DIARIO DIGITAL MORENO MEDIOS.