Trump cerró una semana en la que casi todo le salió bien, pero hay una incógnita que desvela a los expertos

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WASHINGTON.- La política exterior de Donald Trump tuvo su semana subida a una montaña rusa. El presidente pasó de concretar el bombardeo a tres instalaciones nucleares iraníes, que involucraba en forma directa a Estados Unidos en la guerra en Medio Oriente, a anunciar, menos de 48 horas después, el cese del fuego entre Israel e Irán. Tras una madrugada con ataques cruzados que parecían herir de muerte la tregua, el líder republicano, a bordo del Air Force One camino a La Haya, finalmente logró encarrilarla para anotarse su victoria más importante en lo que va del mandato… y a las pocas sumar otra en la cumbre de la OTAN.

Fue fantástico. Y me voy de acá diferente, diciendo que estos líderes realmente aman a sus países”, señaló Trump, exultante, tras el acuerdo de los integrantes de la alianza atlántica para aumentar al 5% de su PBI los gastos en defensa y seguridad, tal como quería el magnate. Como en una carrera, el presidente plasmó su victory lap que tanto buscaba en política exterior y que hasta ahora le era esquiva. Sin embargo, los expertos advierten también que la magnitud del triunfo aún mantiene incógnitas abiertas.

El presidente Donald Trump, en un evento en la Casa Blanca.BRENDAN SMIALOWSKI – AFP

“Por ahora, Trump es capaz de enmarcar la situación como una semana de ‘triunfos’, que incluyó haber ‘destruido por completo’ el plan nuclear iraní, el cese del fuego y la cumbre de la OTAN. Pero a más largo plazo hay muchos problemas sin resolver bajo la superficie que pueden manifestarse bastante pronto, especialmente en relación con Irán”, indicó a LA NACION Thomas Hanson, exdiplomático norteamericano y experto en relaciones internacionales de la Universidad de Minnesota.

Luego de varios días de debate sobre la gravedad de los daños causados por los ataques estadounidenses a tres instalaciones nucleares de Irán -Fordo, Natanz e Isfahan-, el destino de las reservas de uranio enriquecido del país aún son un misterio mayúsculo para la comunidad internacional, más allá de la insistencia de la administración Trump sobre una “destrucción total” y varias versiones cruzadas de inteligencia.

Esta imagen satelital proporcionada por Maxar Technologies muestra los daños sufridos por la planta de enriquecimiento de uranio de Fordo, en Irán, tras los ataques estadounidenses del 22 de junio de 2025. (Maxar Technologies vía AP)Maxar Technologies

Si el gobierno israelí llegara a la conclusión de que Irán pudo haber conservado centrifugadoras ocultas que podrían procesar esos presuntos 400 kilos de uranio ya enriquecido al 60%, casi apto para el uso militar, “es probable que presione para una nueva acción militar contra Teherán”, advirtió Hanson, algo que podría llevar a una fractura de la tregua.

Trump intentó este viernes, otra vez, echar por tierra esa versión. Al ser consultado por un periodista sobre posibles instalaciones secretas de Irán, afirmó que no estaba inquieto. “Están exhaustos. E Israel también está exhausto… No me preocupa en absoluto”, dijo, y sugirió que el régimen del líder supremo Ali Khamenei está más centrado en la supervivencia que en el desarrollo nuclear luego de los ataques.

Según el politólogo Ian Bremmer, presidente de la consultora de riesgo global Eurasia Group, para Trump su intervención en la crisis en Medio Oriente fue posiblemente la mayor victoria en política exterior de su segundo mandato. “El presidente puede atribuirse el mérito de haber degradado el programa nuclear iraní y de haber permitido a Israel degradar gravemente las capacidades militares y balísticas de su rival, todo ello sin repercusiones para Estados Unidos y sin verse arrastrado a una guerra más amplia”, apuntó en su sitio, Gzero Media.

Una manifestación contra Israel en la plaza Enqelab de Teherán, un día después del alto el fuego entre Israel e Irán.Stringer – TASS via ZUMA Press

Sin embargo, Bremmer también hizo foco en los riesgos latentes para Trump en una región muy volátil y que suele inflamarse con asiduidad. “El presidente apostó su reputación a que este alto el fuego se mantenga. Quiere una victoria limpia. Le importa ser visto como poderoso y en control, y que puede poner fin a las guerras manteniendo a Estados Unidos fuera de ellas. Una reanudación de los combates pondría en peligro todo eso. Por eso seguirá intentando disuadir a ambas partes de emprender acciones que puedan reanudar la guerra”, explicó.

“Hasta ahora, la apuesta parece haber dado resultado. Pero a largo plazo el alcance de la victoria sigue siendo una incógnita”, agregó.

En la misma línea, Peter Hahn, historiador de la Universidad Estatal de Ohio y experto en diplomacia norteamericana para Medio Oriente, indicó a LA NACION que “aún es demasiado pronto para saber” el impacto del triunfo que se adjudicó Trump.

“Un juicio de este tipo debe esperar al resultado final de la diplomacia del presidente. Si lograra un valioso acuerdo nuclear sin más guerras, sería una gran victoria. Pero si se viera arrastrado a una guerra interminable o si Irán emergiera con un artefacto nuclear, sus acciones se considerarían un fracaso», expresó Hahn.

El presidente norteamericano, Donald Trump.Brendan Smialowski/Pool Photo via AP

Los expertos sostienen que aunque los ataques de la operación norteamericana “Martillo de Medianoche” hayan podido ralentizar los planes nucleares iraníes por varios años, también multiplicaron la motivación del régimen teocrático para conseguir las armas atómicas. “Si estás sentado en Teherán, la lección de esta guerra es simple: estar en el umbral de ser una potencia nuclear no es suficiente para evitar ser bombardeado”, advirtió Bremmer.

Así probó EE.UU. las bombas anti-búnkers que usó contra Irán

Mientras aún está lejos de poder conseguir un alto al fuego entre Rusia y Ucrania, Trump se mostró dispuesto ahora a ir por otro de los conflictos que involucra al gobierno de su aliado Benjamin Netanyahu: la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamas en la Franja de Gaza.

Optimista, Trump dijo este viernes que creía que “dentro de la próxima semana” habría un alto el fuego en el enclave palestino, tras más de un año y medido combates.

“Estamos trabajando en Gaza e intentando que se solucione”, añadió. De concretarse una tregua en Gaza sería, sin dudas, otro gran golpe de efecto de Trump en materia internacional.

Para Trump, el viernes también fue un día de éxitos “internos”. Primero celebró lo que calificó como una “monumental victoria” en el frente judicial, por la decisión de la Corte Suprema de limitar la facultad de los jueces federales para suspender temporalmente órdenes ejecutivas del presidente.

Horas después, las buenas noticias llegaron de Wall Street: los índices S&P500 y Nasdaq quebraron nuevos récords ante la expectativa de acuerdos por los aranceles recíprocos antes de la fecha límite impuesta por el mandatario, el 9 de julio. El retroceso de los temores a una guerra comercial global desató un frenesí de compras en todo tipo de activos, desde fondos tecnológicos hasta bonos de alto rendimiento. La convicción alcista aumentó a niveles no vistos desde que Trump regresó a la Casa Blanca, impulsando un repunte que dejó a junio con la mayor ganancia mensual desde mayo de 2024.

Con el éxito aún fresco de la incipiente tregua en Medio Oriente, Trump llegó el martes a La Haya para mostrar su logro a los aliados de la OTAN, donde rubricaría otra victoria para su agenda internacional. “Felicidades y gracias por tu acción decisiva en Irán, que fue realmente extraordinaria y algo que nadie más se atrevió a hacer”, fue el mensaje que le dedicó en la previa el secretario general de la alianza, Mark Rutte, según la filtración del propio presidente en Truth Social. Fue el preludio de una cumbre que encarriló el vínculo del magnate con los líderes de la organización.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte; el presidente norteamericano, Donald Trump, y el premier británico, Keir Starmer, en la foto en la cumbre de la OTAN, en La Haya.Ben Stansall – Pool AFP

Una cumbre de la OTAN diseñada para complacerlo terminó por aprobar un ambicioso objetivo de gasto para hacer frente a la amenaza de una Rusia que se militariza, y afianzando un compromiso público que había sido esquivo para el líder estadounidense sobre la protección colectiva de la alianza.

Para 2035, los aliados se comprometieron a llevar al 5% el monto del PBI dedicado cada año a financiar las necesidades relacionadas con la defensa, «frente a las amenazas que Moscú representa a largo plazo para la seguridad euroatlántica y el terrorismo». Algunos funcionarios europeos se inquietaron en privado por lo mucho que la cumbre de este año estuvo orientada a satisfacer personalmente al líder republicano.

“El objetivo parece haber sido evitar fricciones con Trump en nombre de un impulso de relaciones públicas para la OTAN”, evaluó Hanson, que alertó por los posibles riesgos que acarrearía el anuncio. “No está claro que los votantes de muchos países europeos vayan a apoyar un cambio del gasto social al militar. Además, en la cumbre apenas se habló de Ucrania, y las críticas a Rusia fueron inusualmente suaves”, añadió, al hacer hincapié en España, cuyo presidente, el socialista Pedro Sánchez, se declaró totalmente reacio a aumentar al 5% los gastos militares de su país.

El presidente del gobierno de España, Pedro Sanchez, habla en una conferencia deprensa tras la sesión plenaria en la cumbre de la OTAN en La Haya, Holanda, el 25 de junio de 2025.Markus Schreiber – AP

La primera cumbre de la OTAN del segundo mandato de Trump dejó en claro que el mandatario y sus pares europeos llegaron por fin a un entendimiento: si los aliados pagan más por su propia defensa, Estados Unidos seguirá siendo un líder comprometido de la alianza. Este viernes, el magnate calificó su viaje a La Haya como “un éxito” y destacó que la organización se había “unido de verdad”.

Esas sentencias de Trump se dieron en el marco de otra gestión positiva para la Casa Blanca, aunque haya acaparado muchos menos flashes. La República Democrática del Congo y Ruanda firmaron en Washington un acuerdo de paz facilitado por Estados Unidos para ayudar a poner fin a décadas de combates mortíferos en el este congoleño y, al mismo tiempo, ayudar al gobierno y a las empresas norteamericanas a acceder a minerales críticos en la región.

El Departamento de Estado es en realidad el departamento de la paz. Está diseñado para unir a la gente”, se congratuló el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional interino, Marco Rubio, en la firma del acuerdo, junto a la canciller congoleña, Thérèse Kayikwamba Wagner, y el ruandés, Olivier Nduhungirehe. ¿Una suerte de guiño del jefe de la diplomacia de Estados Unidos para su jefe en medio del coqueteo de algunos republicanos para nominar el presidente al Nobel de la Paz?

Minutos después, en el Salón Oval, Trump sacó pecho por otro logro diplomático. “Este es un gran avance. En tan solo unos meses, hemos logrado la paz entre India y Pakistán, Israel e Irán, y la República Democrática del Congo y Ruanda”, enumeró.