La seguridad vial debe ser un elemento innegociable para cualquier conductor y se deben tener más recaudos aún si se cuenta con la presencia de un menor de edad en el auto.
Así, menores de 10 años deben viajar con un sistema de retención en todos los trayectos, que no todos los argentinos utilizan. Según informa la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), solo 1 de cada 3 niños argentinos usan la silla y el 85% lo hace de manera equívoca.
“El 33,7% de las personas utiliza los sistemas de retención infantil y el 85% lo hace de manera incorrecta. A esto se suma que más del 40% de los siniestros viales ocurren en un radio de 40 cuadras del hogar”, explican fuentes de La Segunda Seguros, aseguradora con 90 años en el mercado.
“El uso de la silla a diario, ya sea para salir a la ruta o recorrer pocas cuadras es indispensable. La mayor siniestralidad se produce en trayectos cortos», resumió Aylén Dell Olio, líder del proyecto Mamá Seguros.
“Entre los errores más comunes que hemos visto en el punto de chequeo están: mala instalación general, cinturón de seguridad mal colocado y arneses enrollados o mal puestos“, agrefó.
En ese sentido, el Automóvil Club Argentino (ACA) compartió una guía en la que especifica cómo deben viajar los niños de manera segura dependiendo de su edad y peso. “Un error típico es sólo tomar la edad como factor determinante para elegir el Sistema de Retención Infantil (SRI) correcto”, dijeron fuentes del ACA en relación al SRI, que tienen por objetivo minimizar las lesiones graves o fatales ante un incidente vial.
Por ende, además de la edad, es importante considerar dos variables: tanto el peso como la altura del niño en cuestión. Para facilitar el proceso, se estableció internacionalmente una clasificación en cuatro grupos acorde a la talla de los niños:
Para ejemplificar, un niño de cinco años, un metro de altura y 17 kilos viajará más seguro en una silla del Grupo 2 que en una del Grupo 3.
Otro aspecto importante a la hora de elegir el SRI correcto es el de revisar que cuente con la certificación de seguridad correspondiente. En la Argentina la certificación requerida es una llamada “IRAM 3680-1 o 3680-2″ o también son aceptados aquellos sistemas que cuenten con estándares internacionales homologados en el país (como la norma de EEUU, Unión Europea, Brasil, Australia y Nueva Zelanda).
Algo que atraviesa a cualquiera de estos sistemas es la instalación de los mismos, ya que un SRI mal instalado pierde una gran parte de su efectividad. Por tanto, antes de su compra es relevante verificar que el dispositivo sea compatible con el anclaje del vehículo en el que se va a utilizar (por ejemplo, si posee ISOFIX o es compatible con el cinturón de seguridad). Ante cualquier duda siempre es recomendable leer el manual de instrucciones del SRI y del auto.
Una vez que esté correctamente colocado, el mismo debe ser cómodo también para el niño pasajero. En esa línea, se debe ajustar el arnés o cinturón de seguridad regulado al cuerpo de cada uno. También se debe revisar que las correas del cinturón no queden flojas ni retorcidas. “El arnés, bien colocado, impide que el niño se deslice por el respaldo del asiento o que salgo expulsado del asiento en un impacto“, comentaron desde el ACA.
Por último, desde el ACA afirmaron que la seguridad de los hijos no tiene precio, por ende, recomiendan tomarse el tiempo que sea necesario para investigar y comparar las opciones y, si es posible, probar el SRI antes de la compra. “Un SRI adecuado y bien instalado es la mejor inversión para la protección de nuestros niños en cada viaje”, concluyeron.