PARÍS.– Los 31 socios de Estados Unidos en la OTAN lanzaron suspiros de alivio. Escaldados por la imprevisibilidad de un Donald Trump que cambia de opinión como los grandes vientos suelen cambiar de dirección, los Estados miembros de la Alianza Atlántica hicieron todos los esfuerzos para que la cumbre de martes y miércoles en La Haya no se estrellara contra uno de sus desplantes.
Y funcionó. No solo porque el mandatario norteamericano pareció estar de muy buen talante, sino porque todos decidieron aceptar su exigencia principal: aumentar al 5% de su PBI los gastos en defensa y seguridad, un objetivo con horizonte en 2035, según indica la declaración final.
“Para 2035, los aliados llevarán al 5% la parte del PBI dedicada cada año a financiar las necesidades relacionadas con la defensa propiamente dicha y los gastos vinculados a la defensa y la seguridad en sentido amplio”, indica la declaración final de los Estados miembros de la OTAN, reunidos en la ciudad holandesa de La Haya. Un objetivo asignado en particular “frente a la amenaza que Rusia representa a largo plazo para la seguridad euroatlántica y a la amenaza persistente que constituye el terrorismo”, dice el texto, marcando una primera sorpresa: el ocupante de la Casa Blanca aceptó firmar esa condena explícita a la belicosidad de su amigo Vladimir Putin.
Apenas llegado a la cumbre, Donald Trump se había felicitado por el aumento previsto en los gastos militares de los aliados. Junto al secretario general de la organización con sede en Bruselas, Mark Rutte, el presidente estadounidense, que a menudo ha criticado a los “malos pagadores” europeos, había optado por un tono conciliador. Unas horas más tarde, llegó hasta a felicitarse por una cumbre “fantástica”, calificada de “gran éxito”.
El objetivo establecido del 5% del PBI se compone de dos vertientes. La declaración final prevé así que los miembros de la OTAN “aumentarán para 2035 al menos al 3,5% la parte del PBI destinada cada año a financiar las necesidades relacionadas con la defensa propiamente dicha, es decir, los gastos cubiertos por la definición de gastos de defensa aprobada por la OTAN, y a la realización de los objetivos capacitares de la OTAN”.
Por otra parte, los aliados “realizarán inversiones con el fin, entre otros, de proteger sus infraestructuras críticas, defender sus redes, asegurar la preparación del sector civil y la resiliencia, liberar el potencial de innovación y fortalecer su base industrial de defensa”. Podrán declarar cada año bajo esta segunda vertiente gastos que representen hasta el 1,5% del PBI.
Pero Trump no sería Trump si no lanzara una de habituales amenazas. Y esta vez le tocó a España. El presidente estadounidense se dirigió a España, cuyo primer ministro, Pedro Sánchez, se declaró totalmente reacio a aumentar al 5% los gastos militares de su país.
“Es el único país que se niega. Me parece terrible”, lamentó. Y amenazó: la economía de España “podría ser completamente destruida. ¿Saben?, vamos a negociar un acuerdo comercial con España. Les haremos pagar el doble”, afirmó.
En todo caso, todo estaba preparado para no contrariar al inquilino de la Casa Blanca. Desde su llegada, Mark Rutte se había esforzado en disipar las preocupaciones sobre la implicación de Estados Unidos en la OTAN.
“Para mí, está absolutamente claro que Estados Unidos apoya plenamente” las reglas de la Alianza, afirmó con énfasis. El presidente estadounidense también minimizó las inquietudes relativas a su compromiso con la defensa mutua entre aliados, prevista en el artículo 5 de la carta de la OTAN: “Estamos con ellos hasta el final”, dijo.
El martes, a bordo del Air Force One, Trump había vuelto a desconcertar a sus aliados al mantenerse evasivo sobre la actitud de Estados Unidos en caso de un ataque a uno de los miembros de la OTAN. El artículo 5 del tratado de la Alianza Atlántica puede “definirse de varias maneras”, había lanzado sobre la piedra angular de la OTAN que establece el principio de defensa mutua: si un país miembro es atacado, todos los demás acuden en su ayuda.
Para ganarse las buenas gracias del presidente estadounidense, Rutte le había enviado justo antes de la cumbre un mensaje elogioso, que Trump no dudó en difundir en sus redes sociales. ¿Los bombardeos estadounidenses en Irán? Una “acción decisiva”, “realmente extraordinaria” y que “nadie más se había atrevido a hacer”, afirmó.
Cereza sobre la crema, Donald Trump y Volodimir Zelensky volvieron a verse, pero esta vez todo parece haber sido cordial y civilizado. La “larga” reunión de casi una hora comenzó a las 15 (hora local) y fue “constructiva”, indicó el presidente ucraniano en X.
“Hablamos sobre las formas de llegar a un alto el fuego y a una verdadera paz” en Ucrania, precisó.
Mientras el mundo entero estuvo pendiente durante 12 días de la guerra entre Israel e Irán, y Vladimir Putin aprovechaba para bombardear Ucrania, Zelensky tenía razones para esperar con impaciencia la cita en La Haya. En busca de un apoyo renovado por parte de los miembros de la Alianza transatlántica, pero sobre todo de un cara a cara con Donald Trump.
Mismo tono por parte del Trump, que mencionó un “buen encuentro”. “Tuvimos momentos difíciles a veces, pero él [Zelensky] no pudo ser más agradable”, afirmó durante una conferencia de prensa. Interrogado sobre una posible discusión acerca de un alto el fuego, respondió:
“No, no. Solo quería saber cómo estaba. Fue muy amable. Lo que saqué de este encuentro es que Zelensky quiere que la guerra termine. Debo hablar con Vladimir Putin y ver si podemos ponerle fin. Es una locura que la semana pasada murieran cerca de 7000 militares ucranianos y rusos”. Durante esta misma intervención, Trump declaró que estaba considerando enviar más baterías de misiles Patriot a Ucrania, precisando que los sistemas antimisiles eran “muy difíciles de obtener”, pero que “veremos si podemos poner algunos a disposición”.
En Canadá, la reciente cumbre del G7 había estado marcada por la salida anticipada del presidente estadounidense y la ausencia de una declaración conjunta denunciando la “agresión rusa” en Ucrania. Esta vez, el cambio podría decirse que fue radical.
En la misma conferencia, Donald Trump volvió a hablar sobre la situación en Medio Oriente, donde el alto el fuego entre Irán e Israel “va muy bien”. Gracias a los ataques estadounidenses, el programa nuclear iraní ha sido retrasado varias “décadas”, concluyó.
La entrada La OTAN le dio casi todos los gustos a Trump y volvió a encarrilar su relación en una cumbre más que amistosa se publicó primero en DIARIO DIGITAL MORENO MEDIOS.