A diferencia de lo que muchas personas pueden creer, los avances tecnológicos no se dan de la noche a la mañana. Llevan muchos años, incluso décadas en perfeccionarse, corregir los errores y poder aplicarse. En ocasiones, se utilizan los avances en algunas industrias para los que no fueron pensadas originalmente.
En los autos, la motorización 100% eléctrica fue vaticinada como el futuro desde hace muchos años, pero su aplicación tuvo altibajos, con mermas en las ventas de muchas compañías y su caída en detrimento de los híbridos.
Sin embargo, la investigación se mantuvo constante, con cada marca apostando por un camino y planificando su estrategia a corto, mediano y largo plazo. En el caso de Mercedes-Benz, vieron que sus modelos eléctricos del futuro necesitarían un impulso y apostaron por una nueva plataforma: la AMG.EA.
Esta nueva estructura servirá de base para varios modelos AMG totalmente eléctricos en el futuro, incluyendo una coupé de cuatro puertas, un SUV y un biplaza compacto. Además, también sirvió para este concept car que toma la posta del prototipo One-Eleven, aquel legendario deportivo con motor Wankel (o rotativo) de la década de 1960 que nunca llegó a producirse.
Si bien guarda múltiples similitudes estéticas, este modelo se basa en motores de flujo axial especialmente compactos y potentes, fabricados en la planta que tiene la compañía cerca de Berlín.
Con las nuevas configuraciones, le permite que cada motor pese menos de 25 kilogramos y desarrolla hasta 476 CV. Y en los vehículos deportivos, aquellos que necesitan más potencia para competir en un segmento cada vez más desafiante a nivel tecnológico, la marca tiene pensado combinar tres de estos motores eléctricos, lo que le permitirá una potencia total de más de 1400 CV. Se espera que este vehículo acelere de 0 a 100 km/h en unos dos segundos y que su velocidad máxima supere los 320 km/h.
Sin embargo, la gran apuesta de la marca viene por el lado de la alimentación. Para ello, proyecta una batería de 100 kWh que incorpora ánodos de silicio en reemplazo del tradicional grafito, lo que le permitiría superar los 600 kilómetros de autonomía.
Para desarrollar esta tecnología, contaron con el aporte técnico de High Performance Powertrain, la división encargada de los trenes motrices híbridos utilizados por los monoplazas de Fórmula 1 de Mercedes.
En lo que es la estética del modelo evoca permanentemente al C111. En esta nueva interpretación, el enfoque no pasa por testear la reacción de un modelo con mayor cantidad de componentes de fibra de vidrio, suspensiones de competición o un nuevo motor, sino buscar llevar al extremo las posibilidades de un futuro eléctrico.