La ciudad de Los Ángeles se convirtió este domingo en el epicentro de una batalla campal tras el despliegue de la Guardia Nacional, ordenado por el presidente Donald Trump, para contener las intensas protestas contra sus políticas de redadas migratorias. La jornada estuvo marcada por un clima de creciente tensión y un duro cruce de acusaciones entre la administración federal y las autoridades demócratas de California.
Este domingo, unos 300 de los 2000 miembros de la Guardia Nacional que Trump ordenó enviar a Los Ángeles fueron desplegados para dispersar las protestas contra las redadas migratorias. La medida se tomó en abierto desafío al gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. Las manifestaciones continuaron y, durante la jornada, se registraron al menos siete nuevos detenidos y dos oficiales de la policía heridos.
El epicentro de la tensión fue el Centro de Detención Metropolitano en el corazón de Los Ángeles, donde cientos de personas se congregaron. Los enviados de la Guardia Nacional, protegidos por escudos antidisturbios, se enfrentaron a manifestantes que les gritaron insultos como “¡váyanse a casa!”. La situación escaló cuando agentes uniformados dispararon cartuchos de gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Dos individuos en motos intentaron incluso cruzar una línea de contención en la intersección de Alameda y Temple y atropellaron a dos oficiales que resultaron heridos. Ambos fueron detenidos. En la autopista 101, agentes de la Patrulla de Autopistas de California y del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) retiraron esposados a cinco manifestantes, por lo que fueron abucheados.
Donald Trump defendió su decisión y no descartó enviar tropas adicionales. “Vamos a tener tropas en todas partes. No vamos a permitir que esto le ocurra a nuestro país”, declaró, para enfatizar que el criterio sería su percepción del peligro: “Si vemos un peligro para nuestro país y para nuestros ciudadanos, será algo muy, muy contundente en términos de ley y orden. Se trata de ley y orden.”
En su red social, Truth Social, Trump calificó a Los Ángeles como “una ciudad estadounidense que alguna vez fue grandiosa” y que ahora está “invadida y ocupada por inmigrantes ilegales y criminales”. Aseguró que las protestas son actos de “turbas violentas e insurreccionales” y que los disturbios “solo fortalecen nuestra determinación”. Anunció haber ordenado a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, al secretario de Defensa, Pete Hegseth, y a la fiscal general, Pam Bondi, tomar “todas las acciones necesarias para liberar Los Ángeles de la invasión de migrantes”.
El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó el despliegue como un “espectáculo” y una medida “intencionadamente incendiaria” que “erosionará la confianza pública”. En sus redes, afirmó: “Trump está enviando 2000 efectivos de la Guardia Nacional al condado de Los Angeles, no para satisfacer una necesidad insatisfecha, sino para crear una crisis. Espera que se desate el caos para justificar más represión, más miedo y más control”.
La ex vicepresidenta Kamala Harris, en la red social X, sostuvo que las redadas forman parte de “la cruel y calculada agenda para expandir el pánico y la división de la administración Trump”. Y añadió: “Estas acciones no están relacionadas con la seguridad pública, sino con almacenar miedo”.
El senador Bernie Sanders advirtió que la orden refleja “un presidente moviendo rápidamente a este país hacia el autoritarismo”. La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) calificó el despliegue como una “clara represalia” contra California y “equivale a una declaración de guerra” contra sus habitantes.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.